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Apuntes 67, segundo semestre 2010 / McMillan y Zoido
ostensiblemente fraudulenta que había galvanizado a la oposición y provocado manifestaciones
en las calles.
La naturaleza de las videocintas era un factor adicional. Los peruanos venían sospechando
por mucho tiempo que su gobierno era deshonesto. Anteriormente los periódicos independientes
ya habían presentado cargos de corrupción. Sin embargo, el público encontraba
difícil discernir la verdad sobre la base de acusaciones impresas. Montesinos enturbiaba
las aguas, negando las acusaciones y haciendo contraacusaciones. Por el contrario, las
videocintas constituían una prueba irrefutable. Es más convincente ver el pago de un
soborno que leer sobre él. No solo una imagen vale más que mil palabras; la imagen presenta
información que la palabra no puede trasmitir.
Si bien los gobiernos no siempre son derribados después de haber sido expuestos como
corruptos, el respeto de Montesinos al poder de los medios de noticias estaba bien fundado,
como lo evidencia el tamaño de los sobornos.
EL EL VIRUS VIRUS MONTESINOS
MONTESINOS
Los controles y contrapesos en el Perú, aunque suspendidos por la administración Fujimori,
en última instancia funcionaron. El gobierno fue derribado por un levantamiento popular,
provocado por la difusión de una cinta incriminatoria obtenida por políticos de oposición.
Fujimori y Montesinos terminaron siendo acusados por el Ministerio Público.
Sobre la base de los sobornos que pagaba Montesinos, los medios de noticias, y en particular
la televisión, representaban para el gobierno una restricción mucho más fuerte que los
poderes legislativo y judicial. Entre los controles y contrapesos, la televisión es el más caro
de erosionar por dos razones. En primer lugar, los propietarios de televisión tienen un
mayor poder de negociación que los jueces y los políticos. Además, los otros controles y
contrapesos obtienen su fuerza principalmente de la amenaza de acusación frente a la
ciudadanía y la televisión proporciona la más amplia exposición.
El objetivo de la propaganda de Montesinos era el peruano común. De acuerdo con sus
propias declaraciones en los vladivideos, veía a la televisión, con su audiencia de millones,
como una mayor amenaza que los periódicos, con sus decenas de miles de lectores. Controlaba
en detalle el contenido de los tabloides leídos por los poco instruidos, pero decía
que no le preocupaba lo que escribían los diarios de gran formato leídos por la clase
educada. No era la élite a lo que temía Montesinos, sino a las masas.