Illich Ivan - La sociedad desescolarizada.rtf - Mundo Libertario
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visuales", o "centrado en temas".<br />
El resultado del proceso de producción de un currículum se asemeja a cualquier otro artículo<br />
moderno de primera necesidad. Es un paquete de significados planificados, una mercancía cuyo<br />
"atractivo equilibrado" la hace comercializable para una clientela lo bastante grande como para<br />
justificar su elevado coste de producción. A los consumidores-alumnos se les enseña a ajustar<br />
sus deseos a valores comercializables. De modo que se les hace sentirse culpables si no se<br />
comportan de conformidad con las predicciones de la investigación sobre consumidores mediante<br />
la consecución de grados y diplomas que les colocará en la categoría laboral que se les ha<br />
inducido a esperar.<br />
Los educadores pueden justificar unos currícula más costosos fundándose en lo que han<br />
observado, a saber, que las dificultades de aprendizaje se elevan en proporción con el costo del<br />
currículum. Ésta es una aplicación de aquella ley de Parkinson que dice que una labor se expande<br />
junto con los recursos disponibles para ejecutarla. Esta ley puede verificarse en todos los niveles<br />
de la escuela: por ejemplo, las dificultades de lectura han sido un tema principal de debate en que<br />
los gastos per capita en ellas se han aproximado a los niveles estadunidenses de 1950 -año en el<br />
cual las dificultades para aprender a leer llegaron a ser tema de importancia en las escuelas de los<br />
Estados Unidos.<br />
De hecho, los estadunidenses saludables rodoblan su resistencia a la enseñanza conforme se ven<br />
más cabalmente manipulados. Su resistencia no se debe al estilo autoritario de una escuela pública<br />
o al estilo seductor de algunas escuelas libres, sino al planteamiento fundamental común a todas<br />
las escuelas -la idea de que el juicio de una persona debiera determinar qué y cuándo debe<br />
aprender otra persona.<br />
[63]<br />
El mito del progreso que se perpetúa a sí mismo<br />
Los crecientes costes per capita de la instrucción, aun cuando vayan acompañados por réditos de<br />
aprendizaje decrecientes, aumentan paradójicamente el valor del alumno o alumna ante sus<br />
propios ojos y su valor en el mercado. <strong>La</strong> escuela, casi al coste que sea, iza a empellones al<br />
alumno hasta el nivel del consumo curricular competitivo, hasta meterlo en el progreso hacia unos<br />
niveles cada vez más elevados. Los gastos que motivan al alumno a permanecer en la escuela se<br />
desbocan conforme asciende la pirámide. En niveles más altos adoptan el disfraz de nuevos<br />
estadios de fúlbol, capillas, o programas llamados de Educación Internacional. Aunque no enseña<br />
ninguna otra cosa, la escuela enseña al menos el valor de la escalada: el valor de la manera<br />
estadunidense de hacer las cosas.<br />
<strong>La</strong> guerra de Vietnam se ajusta a la lógica prevaleciente. Su éxito se ha medido por el número de<br />
personas afectivamente tratadas con balas baratas descargadas a un coste inmenso, y a este<br />
cálculo salvaje se le llama desvergonzadamente "recuento de cuerpos".4 Así como los negocios<br />
son los negocios, la acumulación inacabable de dinero, así la guerra es el matar, la acumulación<br />
inacabable de cuerpos muertos. De manera semejante, la educación es escolarización, y este<br />
proceso sin término se cuenta en alumnos-hora. Los diferentes procesos son irreversibles y se<br />
justifican por sí mismos. Según las normas económicas, el país se hace cada vez más rico. Según<br />
las normas de la contabilidad mortal, la nación continúa ganando perennemente sus guerras. Y<br />
conforme a las normas escolares, la población se va haciendo cada vez más educada.<br />
El programa escolar está hambriento de un bocado cada vez mayor de instrucción, pero aun<br />
cuando esta hambre conduzca a una absorción sostenida, nunca da el gozo de que uno sepa algo<br />
a su satisfacción. Cada tema llega envasado con la instrucción de continuar consumiendo una<br />
"oferta" tras otra, y el envase del año anterior es siempre anticuado para el consumidor del año en<br />
curso. El fraudulento negocio de los libros de texto está construido sobre esta demanda. Los<br />
reformadores educacionales prometen a cada generación lo último y lo mejor, y el público es<br />
escolarizado para pedir lo que ellos ofrecen. Tanto el desertor, a quien se le hace recordar a<br />
perpetuidad lo que se perdió, como el graduado a quien se le hace sentir inferior a la nueva casta<br />
de estudiantes, saben exactamente dónde están situados en el ritual de engaños crecientes, y<br />
continúan apoyando una <strong>sociedad</strong> que para denominar a la brecha cada vez más ancha de