Descargar PDF - Fondo Editorial del Caribe / Anzoátegui

guaiquerí apetitosa Juaniquilla la caderuda la pasito pasito por entre los
retamales de El Valle Petrica la ojitos de azabache entre los datileros de
San Joan Martinilla senos flácidos tabaco hacia adentro alumbrándose
ese corazón marchito
Tanto miedo Fray Iñigo de los humos amarillentos del tabaco y del
guatacare encendido por las noches en las cumbres del cerro del Piache
cueva de indios indecentes y brujos matadores de misioneros con sus
malas artes El pueblo se ha quedado sin pastor de almas estos salvajes
con sus malas mañas han alejado a todo cristiano todo castellano de
valor por eso las tierras se van quedando solas con la soledad de Cubagua
en los ojos ciegos en las manos abiertas los corales en la boca
sin labios de tanta sal de tanta pudrición bajo el agua con el acecho de
los grandes chuchos amenazantes peces del mismísimo carajo que todo
lo quieren devorar hasta la campana que tañe bajo el agua después de
cuatrocientos años
La campana suena bajo el agua cuando se acercan los días de sed los
días de angustias los días de la desesperación Las campanas sumergidas
que repican cuando María Luisa levanta los ojos para ver el paso de la
gente por las calles antes olvidadas las que se van llenando de fantasmas
sin voz propia pronunciando palabras de otros escritas sobre las aceras
sobre las casas sobre los cielos que han perdido sus interrogaciones de
tijeretas y gaviotas y los puntos y aparte de los alcatraces precipitándose
en la espuma para después echarse a dormir con un ojo cerrado y
otro abierto divisando la costa divisando los barcos que parecen volver
la «Palmira» la “Telemina” la “Firma de Dios” la “Carmen Felicia” desafiando
los arrecifes de Punda ondeando sus banderas en esa línea de
costa a puro foque entrando a ese puerto con su faro sin luz con la luz
de los ojos de los caleteros esperando los barcos los soberbios barcos
que regresan con sus olores de brea de balatá de palo recién cortado
de estopa de macilla de mano abierta para tomar el timón a babor la
virazón a barlovento calma chicha Luz de luceros sobre el amanecer del
puerto Luz de ron encendiendo las gargantas cortando la fría escarcha
de la madrugada sobre la piel de los bomboteros Luz de mangos luz de
nísperos luz de pomalacas
Crepúsculos para amanecer viéndoles los ojos a los pescados el iris
del corocoro la espada del tajalí el sapo con su cara de senador secre-
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