Descargar PDF - Fondo Editorial del Caribe / Anzoátegui
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cia de niña todo tu candor toda tu saliva endurecida sobre el retrato <strong>del</strong><br />
general Fernández<br />
Ay doña Esuseba mujer macha usted que va desnuda sobre ese burro<br />
arrastrando la hoja de papel de sucio papel donde están escritas sus<br />
faltas a la dignidad <strong>del</strong> rey Ay doña Esuseba que ni lágrima tiene ya de<br />
tanta vergüenza<br />
Desde donde comienza la Villa viene usted doña Esuseba arrastrando<br />
ese papel con los ojos hacia a<strong>del</strong>ante y el pueblo que la mira y escapa<br />
la mirada de sus ojos ojos que ya no le pertenecen y atrás la soldadesca<br />
y el comandante Cobián muerto de la risa humillándola azotándola haciéndola<br />
caer <strong>del</strong> burro haciéndola correr desnuda y usted muy macha<br />
doña Esuseba muera ese rey <strong>del</strong> carajo viva la libertad<br />
Doña Esuseba con su cuerpo desnudo con sus ojos secos con su odio<br />
clavado en el pecho con la patria crecida en su alma Doña Esuseba allí<br />
viene el comandante Cobián vestido de mujer haciéndose pasar por mujer<br />
mujer todo él mujer de la soldadesca envalentonado Comandante Cobián<br />
corriendo a esconderte entre los datileros de la Villa cuando oiste los<br />
primeros disparos corriendo por el camino de la Tagua corriendo y detrás<br />
de ti doña Esuseba hecha pedernal fuego nuevo comandante Cobián<br />
Benjamín sobre el bauprés de la “Firma de Dios” hay nidos de guanaguaremas<br />
que van cantando mar afuera que van anunciando días<br />
sin tempestades cielos claros noches casi días de tanta luz fuegos de<br />
santelmo sobre el palo mayor para descubrir islas remotas islas minúsculas<br />
como isla <strong>Caribe</strong> isla Lobos para recalar despiertos y abrir surcos<br />
y volver a andar caminos de aguas caminos de cielos azules casi blancos<br />
de tanta luz caminos de mar aguamarina<br />
Los guanaguaremas Benjamín vuelan sobre nubes remotas y regresan<br />
a la “Firma de Dios” entonces el abuelo navegante comienza a llenar con<br />
banderitas sus viejos papeles amarillos El Malagueño escucha detrás<br />
<strong>del</strong> toldo de popa y se pone a reír y sigue riendo toda la tarde cuando<br />
cae el día y comienza el día de la noche de tu dientico de oro Benjamín<br />
iluminando los rostros de los marinos jugando a las cartas jugando a los<br />
dados a chanzas nada más y con la chocarrería El Malagueño derrama sus<br />
vinos en sus cálices y comienza a contar historias de moros de mujeres<br />
de ojos negros penetrantes de cabellos ensortijados sus labios de higo<br />
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