A LA ESCUCHA DE LA MUJER DE HOY - Teléfono de la Esperanza

nº 219 I SEPTIEMBRE - OCTUBRE 2007 I A FONDO
no se han fundido sino que los primeros se han
extendido al conjunto de los individuos...
Ama de casa que trabaja
La mujer liberada, modelo para otras mujeres, no
es otra cosa que “el ama de casa que trabaja”. Así
es como los jóvenes -chicos y chicas- definen hoy
a la mujer profesional.
Nadie quiere reconocerse hoy en la función de ama
de casa o de “sus labores”. La mujer emancipada
no se siente a gusto en esta identidad dual y
mestiza (mujer-mujer y buena profesional), y el
hombre se siente cada vez más insatisfecho en
su cada vez más débil identidad masculina.
Ante todo esto, algunos jóvenes encuentran
como modelo una “identidad flotante” que, por
su indefinición, no mueve a actuar en ningún
sentido, sino a reaccionar con la indiferencia.
La auténtica condición humana,
modelo para la mujer
Para llevar una vida activa o, lo que es lo mismo,
para poder ser uno mismo y tener iniciativas
creadoras, se requiere, gozar de autonomía. Eso
hará también posible la emancipación total de
la mujer. Para ello habrá que redefinir los tres
valores ilustrados y modernos que forman parte
de nuestra herencia política, cultural, religiosa
y social: la libertad, la igualdad y la solidaridad.
Libertad
No se trata sólo de que nadie, en especial los
poderes públicos, interfiera en la vida de las
personas, sino en la ausencia de leyes. La
mujer ha visto desaparecer muchas leyes que
le impedían casarse, viajar, estudiar, tener
propiedades sin el consentimiento del marido.
Sin embargo, sigue perdurando la discriminación
laboral, la doble carga doméstica o la no paridad
democrática. Es necesario acudir a las raíces
de esta dominación oculta, que a veces acaba
expresándose de forma muy violenta.
La igualdad
El estado de bienestar ha hecho más real el valor
de la igualdad garantizando los derechos sociales.
Pero las políticas de bienestar que tenemos son claramente
insuficientes. “La mujer necesita más que
nadie un estado social fuerte, que descargue a la
familia de las tareas de asistencia social. Es otra
forma de dominación, del estado y del hombre, la
que lleva a perpetuar unos modelos tradicionales
que sólo acentúan la desigualdad y la discriminación
cargando sobre la mujer tareas que no tienen
por qué ser exclusivamente de su género”.
La solidaridad
La emancipación de la mujer ha puesto de manifiesto
que no puede haber igualdad profesional o política si
persiste la desigualdad privada. La preponderancia
de los modelos masculinos no se compagina bien con
la necesidad de seguir sosteniendo una mínima vida
familiar. El mal llamado “problema de la mujer” revela
la dificultad para construir un mundo común, esto es,
un mundo amable para todos, hombres y mujeres. Y
éste es un problema de toda la sociedad.
La preponderancia de los
modelos masculinos no
se compagina bien con la
necesidad de seguir sosteniendo
una mínima vida familiar