A LA ESCUCHA DE LA MUJER DE HOY - Teléfono de la Esperanza

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A LA ESCUCHA DE LA MUJER DE HOY
Mujeres en la pantalla x
10 Tipologías femeninas cinematográficas
Por Norberto Alcover
CINE
Recuerdo que en 1967 y en Roma, asistía a la realización de Guilietta de los Es-
píritus, del maestro Fellini. En el plató, un apuesto José Luis de Villalonga, alto y
seductor, intentaba fascinar a la joven Giulietta un tanto hastiada de su vida matri-
monial. En un juego de colores del todo veneciano, que tanto gustaba al hombre de
Amarcord, desarrollaba toda su capacidad de “macho ibérico” como torero de moda
y ella, mientras se maquillaba, le contemplaba desde el espejo y sonreían como si
fuera una campesina entregada a la alquimia erótica del príncipe de turno. El se-
ductor solamente desplegaba la capa de torear frente al objetivo, una y otra vez,
para envolver a la mujer algo recatada e indecisa. Pero ella no cedía a los embates
del feroz tentador, hembra del sur donde las hubiere, tal vez un punto de religiosi-
dad en su corazón. Giulietta llevaba demasiados espíritus en su espíritu como para
deshacerse de ellos. Aunque el demonio de turno fuera José Luis de Villalonga, en-
tonces hombre de moda en Europa.
La historia del cine, en su conjunto y en lo que respecta a la mujer en cuanto tal, permite
percibir una situación semejante, aunque pueda engañarnos con la parafernalia propia del
espectáculo: porque por sofisticada y agresiva que resulte (y tantas veces resulta así), la
mujer cinematográfica siempre está referida a un hombre que, en fin, la tienta de amor,
de afecto y de fantasía, de todo lo que, en una determinada circunstancia, le permitirá
acceder a nuevas experiencias existenciales, más o menos intensas y perdurables. Es un
esquema que nunca falla, si bien podamos juzgarlo fracasado cuando nos enfrentamos a
películas míticas como El cartero siempre llama dos veces (1981), de Bob Rafelson, con
la tremenda Jessica Lange enfrentada a un desbordado Nicholson, o a la incitante Niágara
(1953) del siempre recordado Henry Hathaway, con una jovencísima Marilyn Monroe y un
sólido Joseph Cotten. Por cierto, dos películas a recuperar en este contexto.