esta improbable - Zoo de Barcelona

Los momentos que siguen al nacimiento, son
cruciales para la vida de los pequeños marniferos.
El paso de la respiración fetal a la respiracron
aérea supone un esfuerzo para la cría, y la
madre les ayuda mediante un masaje que estimula
los movimientos respiratorios.
Las marsopas y los hipopótamos nacen debajo
del agua y los progenitores los levantan en
alto, fuera del agua, para que inicien la respiración
aérea.
Los especiales lazos entre la rnadre y el hijo
quedan patentizados en el acto de amamantar
a los hijos y en la forma de transportarlos y
protegerlos.
Las tiernas escenas en las que una mona
rhesus abraza a su cría, y a la vez la cría sentada
en su regazo se mantiene pegada al pecho
materno, es todo un símbolo de exaltación del
amor materno y de que en la vida del hijo, la
figura de la madre ocupa el lugar principal.
Conocer la trascendencia de la presencia de
la madre en la conducta futura del hijo, es un
tema que apasiona, no sólo por el gran interés
que despiertan los animales, sino porque rnuchos
modeles de la conducta de los primates
jóvenes son semejantes a la del hornbre y pueden
servir para orientar el conocimiento de las
pautas del comportamiento humano. Uno de los
métodos para conocer y analizar los factores
que determinan los lazos de unión entre la madre
y el hijo es privar a las jóvenes crías del
contacto materno o sustituir la madre natural
por una madre artificial. Los resultados de este
experimento nos dirán qué es lo que realmente
refuerza esta relación y al rnisrno tiernpo los
aspectos negativos que ocasionan en el hijo la
privación del contacto materno. Esto que puede
practicarse en los primates, sería inaplicable para
la especie humana y de aquí la gran importancia
e interés que despiertan estos estudios.
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Apuntes de Nuria Ribot. Profesora de la Escuela Massana de Barcelona.
El Dr. Harry Harlow, del Regional Primate
Research Center de la Universidad de Wisconsin,
en Estados Unidos, estudió los efectos de sustituir
las rnadres verdaderas, en la crianza de
los jóvenes monos, por rnadres artificiales. Estas
últirnas consistían en cilindros de alarnbre rematades
por unas cabezas toscas e irreales.
Unas de ellas estaban cubiertas totalmente por
una tela afelpada y los otros rnostraban el alambre
y mantenían sujeto un biberón.
En una habitación donde habían los dos tipos
de madres artificiales, soltó varias crías
de macacos. Haciendo la prueba con series de
rnás de cien individuos, resultaba que las crias,
sin excepción, se situaban en el cilindro afelpado
y allí permanecían todo el tiernpo, agarrados
a los hilos lanosos de la felpa. Sólo se separaban
de ella para succionar la leche de las madres
de alambre, luego, rápidamente, regresaban
a la madre de trapo. Cuando se asustaban
por la presencia de algún objeto extraño corrían
Dos secuencias de las relaciones madre e
htjo del hrpopótamo y su cría en el Parque
Zooló qrco de Barcelona.
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