naturaleza dominicana - Grupo Leon Jimenes
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FÉLIX SERVIO DUCOUDRAY<br />
con la creencia de que está situado en el confín<br />
más oriental de nuestra isla.<br />
Pero no.<br />
«Punta Águila le sobresale»<br />
Eso pudo verse a simple vista en un alto de la<br />
marcha ordenado por Marcano para que observáramos<br />
la diferencia personalmente, y no nos<br />
dejemos llevar de «me dijeron»: su manera predilecta<br />
de enseñar. Pasado el cabo Engaño —faro y<br />
puesto de guardias— empieza una zona de dunas<br />
playeras: arena que saca de sus fondos el mar, la<br />
vuelve playa y luego el viento la sube y amontona.<br />
La pared alta que lleva la carretera del lado del<br />
mar es el borde interior de la duna, ya muy poblada<br />
—y a veces difícil de identificar— por la vegetación<br />
que le ha crecido encima. Y así a lo largo de kilómetros<br />
y kilómetros: unos treinta quizás.<br />
Con esto más: a trechos, por el lado interno de<br />
la carretera, la enmarañada raigambre del manglar<br />
detrás de unos cocales. Por los bajíos de playa, el<br />
mar se mete debajo del terraplén de tránsito, y así<br />
alcanza el lugar donde, apozándose, forma lagunas<br />
salobres casi permanentes, que a veces quedan en<br />
suelo pantanoso y los pies se hunden.<br />
Nadie ha visto jamás contingentes más numerosos<br />
de mosquitos en ningún otro sitio, a la hora<br />
del atardecer. Y era manglar erizado de impedimentos<br />
de entrada, pero no tanto por el insecto<br />
cuanto por los muchos neumatóforos. Oída esta<br />
palabrita técnica, pedí la explicación que aquí<br />
traslado de boca de Marcano:<br />
—Los neumatóforos son raíces que crecen en<br />
sentido contrario a las raíces normales, es decir,<br />
hacia arriba; y tienen un tejido esponjoso que permite<br />
la circulación del aire. Así llevan oxígeno hasta<br />
la parte sumergida de los mangles en los pantanos.<br />
16<br />
Casi al final de la zona de dunas, Marcano, en<br />
una pausa de su red de recogedor de insectos, me<br />
señaló otra planta a la orilla del camino:<br />
—Morinda citrifolia. Es oriunda de Asia y fue<br />
traída para obtener el tinte rojo de la corteza. Los<br />
frutos, que son grandes, no tienen mayor utilidad.<br />
Sólo algunos animales los comen. También crece<br />
aquí un pariente cercano de este arbusto: Morinda<br />
royoc, que tiene usos iguales pero es enredadera.<br />
Añadió esta característica: «Subespontáneas»<br />
(como la Corchorus que se mentó antes y que habíamos<br />
encontrado cerca).<br />
Pedí también la clave para descifrar la palabrita:<br />
—Subespontánea es planta que se trajo y pasó<br />
al monte. Como si se dijera: se soltó.<br />
Cuando acabado el viaje —ya de regreso, con el<br />
Higüey-ciudad dejado atrás ya sin techos de cana<br />
y sin abuelo— nos paramos en Bejucalito a comprar<br />
dulce de naranja con melao, Marcano miraba con<br />
detenimiento, entre los fuegos del ocaso, la alta falla<br />
vertical por donde asoma el tajo de mármol en la<br />
montaña: allí encontró hace años, primera vez,<br />
sobre la cima, otro fuego. El de la Tillandsia capitata,<br />
bromelia de hojas rojas, que en México y en Cuba<br />
crece en iguales condiciones que la nuestra: coronando<br />
fallas de roca caliza. Ese día andaba con él<br />
don Luis Ariza Julia, el orquideólogo de Puerto<br />
Plata que además atesora la más completa colección<br />
de bromeliáceas del país y gran parte de las<br />
extranjeras.<br />
Y para llenar estos últimos tramos nocturnos de<br />
la carretera, en que ya no se ve nada, estos apuntes<br />
rezagados:<br />
En el bosque de Verón crece profusamente la<br />
Aechmea nudicaulis, una de las bromeliáceas epífitas<br />
(esto es, que vive sobre los árboles sin alimentarse