naturaleza dominicana - Grupo Leon Jimenes
naturaleza dominicana - Grupo Leon Jimenes
naturaleza dominicana - Grupo Leon Jimenes
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
FÉLIX SERVIO DUCOUDRAY<br />
caoba (Swietenia mahagoni), del bosque húmedo; y<br />
en el de la baitoa (Phyllostylon brasiliense), de am-<br />
bientes secos.<br />
Arboles índices, esto es, que únicamente crecen<br />
en el ecosistema que identifican, y en ningún otro.<br />
Los guías se sabían ese bosque de memoria por<br />
haberlo recorrido de arriba abajo. Aun así Marcano<br />
anotó mentalmente los datos ofrecidos por ellos<br />
hasta que más adelante (típico del rigor de certidumbre<br />
que exige en su trabajo) pudiera confirmar<br />
por sí mismo —como efectivamente ocurrió— la<br />
presencia de caobas, y saber, al finalizar la caminata<br />
sin haberlas visto, que no había baitoas.<br />
Estábamos, pues, en un ecosistema de bosque<br />
húmedo, a pesar del Capparis y de la Comocladia.<br />
Después me dijo: «Esas plantas llamaron mi<br />
atención porque predominan en los bosques secos<br />
y de transición; y aunque aparecen a veces en el<br />
húmedo, son raras en él».<br />
Obsérvese, pues: no son plantas índices, porque<br />
aunque se dan con mayor frecuencia en los ambientes<br />
secos, como el de la Línea Noroeste, pueden<br />
vivir en varios ecosistemas.<br />
Y en éste del Parque del Este, por donde anduvimos,<br />
el árbol que vi predominante era el guayacancillo,<br />
o guayacán vera o vera solamente. Tres nombres<br />
comunes y uno en el latín de ciencia: Guaiacum<br />
sanctum. Árbol de flor azul, al igual que el verdadero<br />
guayacán, de fruto anaranjado en cápsula<br />
angulosa, de tronco muy erguido y blanquecino,<br />
mientras que el otro es un tanto inclinado y de color<br />
verdoso. Coinciden en las zonas de vida que prefieren:<br />
del bosque seco al bosque húmedo.<br />
Lo que abundaba en el sotobosque era la<br />
guáyiga (Zamia debilis); y daba la impresión de que<br />
esta planta se había juntado con el guayacán vera<br />
24<br />
para fundar un bosque y formaron entre los dos el<br />
bosque del Parque del Este. Uno arriba; la otra<br />
abajo. Los otros árboles —digo, es un decir— eran<br />
los invitados a quienes la cosa les agradó o les<br />
convino y decidieron quedarse.<br />
Los árboles que seguían al guayacán vera en la<br />
frecuencia con que los veíamos eran el guaraguao,<br />
también llamado gri-gri (Bucida buceras) y varios<br />
de los arrayanes (Eugenia sp.), que no son —dicho<br />
sea de paso acerca de estos últimos— los que se<br />
usan para hacer el famoso vino de arrayán (o en<br />
lengua de cocolos, guavaberry). Y en los conucos<br />
abandonados, la planta más abundante en la repoblación<br />
secundaria del botado era la Fagara spinifex<br />
o uña de gato, nombre que se le da a este arbolito<br />
de fruticos negros, por sus espinas rectas.<br />
(Otra planta que vimos en el bosque tiene, pero<br />
traducido al latín, el mismo nombre gatuno de esa<br />
Fagara espinosa, y por lo mismo: el pegapalo, al que<br />
la ciencia le puso Doxantha ungis-cati. Sólo que ésta<br />
es trepadora. La veíamos enredada en los troncos,<br />
a los que se pegaba con sus uñitas de gato; por lo<br />
cual la llaman también abrazapalo).<br />
Y ahora permítanme que les presente algunos<br />
de estos personajes que he mentado.<br />
El guaraguao abunda cerca de la playa a la cual<br />
da el nombre; y el profesor Marcano me contó que<br />
al árbol lo llamaron así por el porte majestuoso<br />
de su tronco, probablemente comparado con el<br />
vuelo del ave —ahora tan escasa—, que, además,<br />
lo prefería para anidar. Crece en terrenos bajos<br />
próximos a la costa, y da una madera incorruptible.<br />
En él ocurre una de las cosas raras o extrañas<br />
de este bosque y, por tanto, de la <strong>naturaleza</strong>: la<br />
deformación del fruto por el insecto que lo habita.