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Montevideo Antiguo - Libros III y IV (Tomo II reedición 1957)

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MONTEVIDEO ANTIGUO<br />

por remedar a los grandes con e! cigarriro, en capear<br />

al roro, en bailar en la cuerda floja como los pruebísras,<br />

en darle al taco, o en soltar ajos y cebollas, no<br />

hay que hablar, como si el remedo fuese un mal endémico<br />

heredado, Y más si el ejemplo viene de fuera,<br />

de París, Londres, Berlín, Milán, o de! gran Mogol.<br />

y no digamos que el espíritu de imitación es enfermedad<br />

de las mujeres con las modas, porque las<br />

pobres por copia hayan usado en un tiempo los treo<br />

pamuleques, los bucles, los buches, e! ralle alto, la<br />

cola, el escote, el turbante, la polka y la mantilla, y<br />

en otros e! peiner6n, el ralle bajo, e! mirilíaque, y<br />

el polizón de bulto y compromiso por seguir la moda,<br />

porque e! sexo fuerte, desde e! capore, e! calzón<br />

corto, la colera empolvada, la chaquera y la cola de<br />

paro, hasra el chaqué, el paletó, el corbatín, la coro<br />

bara, la galera, el bigote y la pera, le han dado tres<br />

rayas.<br />

Por fin, aquella imiración de los muelles era de<br />

otra clase, nada tenía de malo, ni ridículo, y al seguir<br />

el ejemplo de Gowland, se hacía acreedora de aplauso.<br />

¡Ah si todas se le pareciesen!<br />

Desgraciadamente, soplaron malísimos vientos por<br />

entonces, con e! cometa de! 43, que todos vimos aparecer<br />

al oeste, y le salió la cuenta errada a nuestro<br />

Gowland con su muelle, que al fin y al cabo vino<br />

a dejarnos e! cuento. ¡Y qué bonito era! ¡Lástima<br />

que no hubiese VIvido ranto tiempo como el del 24!<br />

Después de la tremenda época, que a tantos dejó<br />

tocando tableras, y gracias si con e! pellejo sano, sopiaron<br />

vientos más bonancibles, y nació el muelle jefe<br />

de la nueva Aduana, eclipsando al veterano de madera<br />

del alío 24, cuyos vestigios aún pueden verse,<br />

pero sin preguntarles los misterios de su fin, ni

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