Colección de documentos inéditos papa la historia de España

impeduniento alguno; y
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lu niisino lia sido si alguna de
las criadas se ha querido confesar; antes este testigo lia
oido muchas veces ai dielio don Alonso decir lo que de-
sea que su Señoría y sus criadas ordinariamente se con-
fesasen más á menudo y pidiesen confesor, ofreciendo
siempre le dará con toda libertad y quietud; y que lue-
go como se pusieron las rejas, estuvo aquí un fraile,
guardián de los Descalzos de Auñon, y envió una carta
para que cuando querían que viniese á confesar; y aun-
quel dicho don Alonso mandó dar y se dio la dicha car-
ta del dicho confesor, y dijo abriría la dicha puerta pa-
ra ello como otras veces, ni la dicha señora Princesa
ni otra para de allá dentro, no quisieron responder á
ella, y el que la trajo se fué sin respuesta. E queste
testigo se halló ayer con su Merced, y vio como el ca-
nónigo Guerta entró á confesar á su Señoría con toda
libertad, sin ruido ni impedimiento ninguno, y de que
hubo confesado, le dio el Santísimo Sacramento, y este
testigo se halló presente y entró en el aposento déla di-
cha señora Princesa con una hacha á acompañarle, todo
con la decencia, quietud y sosiego que se puede imagi-
nar; y que ayer de mañana Mari-Gomez, criada de su Se-
ñoría, tratando de la respuesta que la dicha señora Prin-
cesa había dado de que no le habia consentido hacer tes-
ta mentó y confesar porque moriese abintestato, dijo este
testigo; mal testigo tendrá Y. m. en mí y en mi compañe-
ro, que nunca hemos oido tal recado. Dijo la dicha Ma-
ría Gómez: "no tenga pena, que la señora Princesa dice
que no fué recaudo con ninguno del torno, sino con bi-
llete;" y este testigo dijo: "y ese billete ¿quién le llevó?.
Dijo la dicha María Gómez que no sabia, y esto pasó con
la dicha María Gómez: pero queste testigo nunca jama.*