libro hombre inconcluso.pdf - Cintras
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propiedad explican, a su vez, su desigual distribución entre las clases sociales<br />
de una sociedad dada.<br />
La importancia decisiva que tiene la sociedad humana en el desarrollo<br />
del individuo, no descarta, ni mucho menos, el papel de la herencia biológica,<br />
aunque su aporte cobra ahora una significación distinta.<br />
Los hallazgos más recientes de la paleontropología nos enseñan que hasta<br />
la aparición de los australopitecos (+ 2.000.000 a.C.) los ancestros del <strong>hombre</strong><br />
evolucionaron siguiendo estrictamente las leyes biológicas igual que el<br />
resto del reino animal: aquellas mutaciones morfológicas y funcionales, transmitidas<br />
por vía genética a la descendencia, que se mostraban ventajosas para<br />
una mejor adaptación con el medio ambiente -la naturaleza- eran luego filtradas<br />
y retenidas por el mecanismo de la selección natural, lo que hacía que los<br />
portadores de esos cambios favorables, pocos al comienzo, fueran prevaleciendo<br />
hasta constituir una nueva especie.<br />
Con los australopitecos, simios erectos que vivían en manadas, carnívoros<br />
-lo que trajo importantes cambios en la dentadura, mandíbula y la capacidad<br />
craneana, más todo lo que significaba el aporte de proteína animal al<br />
metabolismo del sistema nervioso- y con habilidad manual suficiente para<br />
fabricar herramientas rudimentarias, se inaugura la línea de los hominídeos<br />
que, a través de sucesivas especies de transición, va a desembocar, un millón<br />
y medio de años más tarde, en el Homo sapiens. De los australopitecos al<br />
<strong>hombre</strong>, pasando por el pitecantropus, el sinantropus y otras especies, se asiste<br />
a un progresivo perfeccionamiento en la fabricación de utensilios y herramientas<br />
que -como se ha visto- exigía de nuevas destrezas y conocimientos<br />
para manejarlos. El medio ambiente deja de ser pura naturaleza y se empieza<br />
a poblar de objetos producidos por el trabajo colectivo. La mayor presión<br />
para adaptarse a este nuevo ambiente, en parte natural y en parte artificial, se<br />
inscribirán en el cuerpo (especialmente mano y lóbulo frontal), en progresivos<br />
cambios morfológicos y funcionales que podrán transmitirse a las nuevas<br />
generaciones siguiendo siempre las leyes biológicas de la herencia. Debemos<br />
concluir, entonces, que en esa etapa de transición las nuevas generaciones<br />
recibirán las adquisiciones de la especie, acumuladas a lo largo de milenios,<br />
por un lado como cambios corporales que heredaban por vía genética y, por<br />
otro, apropiándose los objetos producidos por el trabajo colectivo.<br />
Se llega así al Homo sapiens, un producto terminado desde el punto de<br />
vista biológico, a partir del cual ya no hay cambios corporales de significación.<br />
Las nuevas adquisiciones de la especie se darán ahora sólo como incremento<br />
del patrimonio cultural y la transmisión de esas adquisiciones no se<br />
hará por los mecanismos de la herencia biológica, codificada en el equipo<br />
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