El Pescador nº22 - Real Asociación Asturiana de Pesca Fluvial > Inicio

¡Y dale con el oso!
Coto Rubena (Cares)
Delfín Puente, Presidente de la Real
Asociación Asturiana de Pesca Fluvial
La información del diario LA NUEVA ESPAÑA, publicada el pasado día 22 de septiembre del 2006,
mediante la cual se daba a conocer el encargo realizado por Red Eléctrica de España (REE)
a una de las muchas organizaciones ecologistas radicada en Asturias,
ha vuelto a poner en evidencia la diferencia de trato que se les dispensa
a determinadas especies de la fauna salvaje del Principado de Asturias
frente a otras que le reportan muchos más beneficios económicos,
como son, por ejemplo, el salmón, la trucha y el reo, circunstancia
que a una buena parte de asturianos nos llena de sorpresa y estupor,
por no decir otras cosas
Foto: Miguel Aguilar
Para que los lectores sepan a
qué nos estamos refiriendo, les
diremos que la empresa que se
ocupa del transporte de la energía
eléctrica por todo el territorio nacional
español, ha encargado un estudio
medioambiental para “acometer
el desmonte del antiguo trazado de
la línea Lada-Velilla, paralizado por
decisión de la Unión Europea”, que
está dirigido a financiar programas
de recuperación del urogallo y el oso
-¡y dale con el oso!-; en definitiva a
garantizar el sustento económico de
quienes han convertido en profesión
las actividades relacionadas con la
protección y conservación de dichas
especies y a los que nunca les hemos
escuchado decir ni una sola palabra
sobre el salmón atlántico.
Salvo que se vuelva a autorizar su
aprovechamiento cinegético, actualmente
proscrito por las presiones
de los ecologistas, lo cual es de nula
probabilidad, ambas especies son absolutamente
estériles para Asturias,
porque no han producido ni producirán
ningún beneficio económico para
la comunidad autónoma, sino todo lo
contrario, es decir, gastos en forma
de jugosas subvenciones que siempre
van a parar a la caja de las mismas organizaciones.
Y a esto se suman ahora
quienes no han sido capaces de
defender el mantenimiento y puesta
en servicio de un trazado eléctrico
clave para el desarrollo económico
de la región.
La cosa es preocupante porque, que
nosotros sepamos, no existe ningún
dato objetivo que permita conocer
el número de osos y urogallos que
han desaparecido en el Principado de
Asturias a causa de una línea aérea de
transporte de energía eléctrica que
no ha entrado en servicio y que, lógicamente,
nunca entrará puesto que
se está proyectando el desmontaje
de sus torres de sustentación. Sí sabemos,
sin embargo, que en Asturias
han muerto osos y urogallos por la
contumaz intervención antrópica de
quienes, con inusitado descaro, denominan
“gestión de los recursos naturales”
a este tipo de actuaciones.
¿Saben, por el contrario, los lectores
cuántos salmones han dejado de
retornar a los ríos del Principado de
Asturias desde la entrada en servicio
de las centrales hidroeléctricas de
Arbón en el Navia y de Calabazos en
el Narcea, generadoras de una pequeñísima
parte del flujo eléctrico que
transporta REE? Pues bien, desde el
año 1949 al 1964, el número medio
de salmones pescados por temporada
en el Navia fue de 479; este valor
disminuye a 69 (694 por ciento) en
el periodo comprendido entre 1965 y
2006. Por tanto, la merma de retornos
a dicho río ha sido, como mínimo, de
17.220 salmones. El caso de Narcea,
sin ser despreciable, ya es sin embargo
menos grave, porque en los mismos
periodos analizados, la disminución
ha sido de sólo 1.344 salmones
(104 por ciento). La diferencia estriba
en que el Narcea dispone de treinta
kilómetros de cauce pescables y de
dos afluentes, Pigüeña y Lleiroso, en
los que pueden desovar los salmones;
mientras que la presa de Arbón está
más o menos a unos diez kilómetros
de la desembocadura -¿a quién se le
habrá ocurrido semejante despropósito?-
y los pocos salmones que le
entran sólo pueden desovar a duras
penas en el propio río. Ello, por sí
solo, ya justifica la renegociación del
caudal mínimo a liberar diariamente
por la presa de Calabazos y la de-
Opinión
molición de una presa prácticamente
inservible (Arbón) y su sustitución por
otra instalación de distinta naturaleza,
más potente, eficiente y social, en lo
que todos, Administración, empresas
y organizaciones ciudadanas sin
ánimo de lucro, deberíamos poner
especial énfasis y sensibilidad.
Dejémonos, pues, de demagogias y
aprendamos a discernir qué es más
importante para la economía asturiana:
si poder sacar los gigawatios eléctricos
que se generan y que necesitan
los españoles, o seguir a vueltas con
osos y urogallos. Seamos medianamente
sensatos y realistas y empecemos
a diferenciar claramente cuáles
son las prioridades de conservación
faunística salvaje en esta región. La
Real Asociación Asturiana de Pesca
Fluvial y North Atlantic Salmon Fund
(NASF) lo tienen absolutamente claro:
primero, el salmón atlántico, especie
salvaje donde las haya; y luego, los
demás. Esperemos que Red Eléctrica
de España y los que generan dicha
energía se hagan eco de ello. Los ríos
Eo, Narcea y Cares-Deva precisan
con suma urgencia de la construcción
de laboratorios ictiogénicos para
salmón en sus respectivas cabeceras,
para ayudarlos a mantener las poblaciones
de estos peces en sus aguas.
¿A ver quién se atreve a financiarlas?
¿Será acaso REE? ■
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