Cedillo Cobos Marco Vinicio.pdf - Universidad Técnica Particular de ...

El modelo agrario conservado y desarrollado históricamente por agricultores
campesinos constituiría la ruptura del paradigma de la Revolución Verde, y garantizaría
la soberanía alimentaria para las poblaciones. Ese es el gran salto que debe dar el
Estado y sus instituciones: las universidades, los consumidores, la sociedad entera.
Partir de ese reconocimiento posibilitaría cambiar los hábitos y patrones de consumo
alimenticio que favorezcan a esa agricultura de orientación agroecológica.
2.1.1 Condiciones para lograr el cambio de modelo productivo y de consumo.
Sobre el cambio de modelo agrario y de la matriz tecnológica vigente hay muy pocas
señales de avance; muchas propuestas se han quedado a nivel discursivo: ciertamente,
se escucha hablar de soberanía alimentaria, de agroecología; sin embargo, en la
definición y aplicación de políticas públicas para concretarlas no hay visos de avances,
aunque el Estado sea el responsable de promoverlas.
En este escenario, las organizaciones sociales están llamadas a recuperar la capacidad
de movilización y de propuesta, pero se evidencia un debilitamiento de la capacidad de
incidencia por parte de los movimientos sociales, las organizaciones indígenas y
campesinas y de los consumidores urbanos. Más bien, se constata un fortalecimiento y
expansión de la economía real de los grupos de control monopólico y el gran capital
agroindustrial, incluso en mejores condiciones (como sucede con la industria
camaronera que una vez legalizada se ha convertido en una de las principales
causantes de la pérdida de soberanía alimentaria y destrucción de los pueblos del
manglar).
Al interior del Gobierno nacional existen fuerzas políticas que defienden el estatus quo.
El Ministerio de Agricultura sigue controlado por gente alineada con estos poderosos
grupos corporativos. Al parecer, no existen condiciones reales para que los avances
constitucionales y legales se ejecuten en la práctica, pues los ejes fundamentales,
como la redistribución de la tierra y del agua (base fundamental para garantizar la
soberanía alimentaria), no se han dado en lo mínimo.
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