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UNIDAD 5 LECTURA Nº 27 CAPÍTULO XXI 448 (a). Sabemos ya ...

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TEORÍA GRAMATICAL IV<br />

Profs. Carmen Acquarone – Alicia Gil<br />

percibir, entre el bajarse y el notar, entre el debilitarse y el observar pero el percibir, el notar y el observar<br />

son ahora pos-pretéritos, porque significan acciones futuras respecto del decir, que con respecto al momento<br />

en que se habla es cosa pasada. Luego los co-pretéritos de indicativo tienen aquí el valor de pos-pretéritos.<br />

674 (c). He cantado, ante-futuro. «Con este bálsamo no hay que temer a la muerte; y así cuando vieres<br />

que en alguna batalla me han partido por medio del cuerpo» etc. (Cervantes). Han partido no es aquí un<br />

ante-presente respecto del momento en que se habla, sino respecto de la visión de Sancho, la cual en la mente<br />

del que habla es cosa futura; de que se sigue que el ante-presente de indicativo tiene aquí el valor de antefuturo.<br />

675 (d). Había cantado, ante-pos-pretérito. Hagamos que el ejemplo anterior dependa de un verbo en<br />

pretérito: «Prevínole que cuando viese que en alguna batalla le habían partido por medio del cuerpo» etc.<br />

Habían partido conserva la misma relación que antes con la visión de Sancho, y como ésta es un pospretérito,<br />

pues significa cosa futura respecto del prevenir, es evidente que el ante-co-pretérito de indicativo<br />

tiene aquí el valor de ante-pos-pretérito.<br />

[...]<br />

SIGNIFICADO METAFÓRICO DE LOS TIEMPOS<br />

685 (313). La relación de coexistencia tiene sobre las otras la ventaja de hacer más vivas las<br />

representaciones mentales: ella está asociada con las percepciones actuales, mientras que los pretéritos y los<br />

futuros lo están con los actos de la memoria, que ve de lejos y como entre sombras lo pasado, o del<br />

raciocinio, que vislumbra dudosamente el porvenir.<br />

686. Si sustituimos, pues, la relación de coexistencia a la de anterioridad, expresaremos con más viveza<br />

los recuerdos, y daremos más animación y energía a las narraciones, como lo vemos a menudo en el lenguaje<br />

de los historiadores, novelistas y poetas. Entonces el pretérito y co-pretérito se traspondrán al presente, el<br />

pos-pretérito al futuro, el ante pretérito y el ante-co-pretérito al ante-presente, y el ante-pos-pretérito al antefuturo.<br />

«Quitóse Robinson la máscara que traía puesta, y miró al salvaje con semblante afable y humano; y<br />

entonces éste, deponiendo todo recelo, corrió hacia su bienhechor, humillóse, besó la tierra, le tomó un pie, y<br />

lo puso sobre su propio cuello, como para prometerle que sería su esclavo». Aquí todo es propio y natural,<br />

nada más. Pero el tono lánguido del recuerdo pasará al tono expresivo de la percepción, si se sustituyen a los<br />

pretéritos los respectivos presentes quita, mira, corre, humilla, besa, toma, pone; al co-pretérito traía el<br />

presente trae, y al pos-pretérito sería el futuro será.<br />

[...]<br />

688 (b). La relación de coexistencia puede también emplearse metafóricamente por la de posterioridad,<br />

para dar más viveza y color a la concepción de las cosas futuras, y para significar la necesidad de un hecho<br />

futuro, y la firmeza de nuestras determinaciones. Dícese, por ejemplo, anunciando simplemente una cosa:<br />

«El baile dará principio a las ocho»; pero si queremos exprimir la certidumbre del hecho, sustituiremos el<br />

presente al futuro: «El baile da principio a las ocho», «Mañana voy al campo», «El mes que viene hay un<br />

eclipse de sol». Y así como el futuro se significa en estos casos por el presente, el pos-pretérito se transforma<br />

en co-pretérito: «Yo iba ayer al campo, pero amanecí indispuesto, y tuve que diferir la partida»: iba<br />

significa, no la ida real, sino la determinación fija de ir, como si se dijese: estaba dispuesto que yo iría.<br />

689 (314). La relación de posterioridad se emplea metafóricamente para significar la consecuencia<br />

lógica, la probabilidad, la conjetura. Las formas cantaré, cantaría, habré cantado, habría cantado, pierden<br />

así su valor temporal en cuanto a la relación de que hablamos: el futuro pasa a presente y el pos-pretérito a<br />

pretérito o co-pretérito; el ante-futuro se convierte en ante-presente, y el ante-pos-pretérito en ante-copretérito.<br />

Parecerá entonces que hay en el verbo una relación de posterioridad que no cuadra con el sentido<br />

de la frase, pero realmente no habrá en ella elemento alguno impropio ni ocioso: habrá sólo una metáfora. El<br />

verbo se despojará de aquella fuerza de aseveración que caracteriza a las formas del indicativo, y en vez de<br />

afirmar una cosa como sabida por nuestra propia experiencia o por testimonios fidedignos, la presentará,<br />

mediante la imagen de lo futuro, como una deducción o conjetura nuestra, a que no prestamos entera<br />

confianza.

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