Peron. Discursos - La Otra Historia
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¡Basta recordar los nombres que intentaron integrar aquel extraño gabinete de 1945... nombres<br />
cuyo solo anunció fue una de las causas que dieron celeridad a la reacción popular del 17 de<br />
octubre!... (Aplausos prolongados.)<br />
¡Basta verlos rondar en torno nuestro, tentando a nuestros dirigentes, haciéndose a veces pasar<br />
por peronistas para regresar al poder!...<br />
Son los que insinúan que no es conveniente que sigamos con nuestra política social; son los que<br />
si yo cometiese el error y la felonía de ametrallar a los hombres de trabajo, como ellos lo hicieron<br />
en una semana trágica, estarían a mi lado gritando: ¡Viva Perón! (insistentes aplausos de los<br />
señores legisladores, señores ministros y público concurrente, puestos de pie. El señor presidente<br />
de la Nación, también de pie, agradece las manifestaciones de adhesión.)<br />
Son los que propician la vuelta a la economía libre, como si alguna vez ella hubiese existido en el<br />
mundo.<br />
Y son, por fin, los que harían un gran editorial elogioso en algún gran diario si alguna vez<br />
cometiésemos el error de darles la razón.<br />
Pero están equivocados. Ni les daremos la razón, ni volverán al gobierno. (Aplausos prolongados.)<br />
Nosotros hemos entregado nuestro movimiento al pueblo; y mientras ellos no se conviertan en<br />
pueblo, es decir, mientras no aprendan a trabajar, mientras no se sientan en sus carnes mismas el<br />
dolor de sus hermanos y el dolor de la patria como si fuese su propio dolor , no podrán volver a<br />
gobernar, puesto que desde nosotros en adelante para gobernar se necesita como única y<br />
excluyente condición tener carne y alma de pueblo. (Aplausos.)<br />
Mientras eso no ocurra, es decir, mientras la oligarquía que se nos opone persista en su vieja<br />
política de círculos, mientras no decida convertirse al pueblo, seguiremos trabajando solos,<br />
reconstruyendo lo que ellos destruyeron y construyendo lo que ellos ni siquiera soñaron construir.<br />
(Aplausos.)<br />
Para que nuestro pueblo hiciese suyo nuestro ideario y se lograse la coincidencia imprescindible<br />
para alcanzar nuestra finalidad primera de unidad nacional, era menester romper toda barrera de<br />
separación entre el pueblo y sus gobernantes y entre los distintos grupos sociales del mismo<br />
pueblo, y hacer que cada argentino se sintiese dueño de su propia patria.<br />
Por eso lanzamos el gran objetivo de nuestro movimiento: la justicia social.<br />
<strong>La</strong> explotación inicua del pueblo, tolerada por los gobiernos oligárquicos, era la primera y más alta<br />
barrera que separaba al pueblo de la patria.<br />
¡Cómo podía sentir el pueblo algún cariño por la patria que todo lo negaba!...<br />
Para ello debía ser el nuestro un pueblo de héroes, y los héroes no son la regla entre los hombres.<br />
Para que el pueblo se reconciliase con la patria, decidimos poner al gobierno en función de juez<br />
que administrase la justicia mínima necesaria para que cada argentino, por humilde que fuese, y<br />
cuanto más humilde mejor, se sintiese protegido por la gloriosa y querida bandera nacional.<br />
(Aplausos.)<br />
Poco a poco, el pueblo comenzó a entendernos. Hombres sin fe y sin esperanza empezaron a<br />
vislumbrar una vida distinta... y alentados por las realidades de una nueva conducta de<br />
gobernantes, comenzaron a sentirse otra vez unidos al destino de la patria, y por el camino de la<br />
propia dignidad entendieron el alto sentido de la dignidad nacional.<br />
Para consolidar esta tarea y consolidar la coincidencia fundamental del pueblo y del gobierno<br />
restituimos a la ciudadanía todos sus derechos, restaurando nuestro auténtico sistema<br />
democrático de gobierno.<br />
Ahora sabe el pueblo que el gobierno es suyo; que los actos de su gobierno responden a sus<br />
propios deseos y aspiraciones, y que tiene asegurada el arma de su voto libre para impedir que se<br />
entronicen en el poder gobernantes que no sepan o no quieran interpretarlo.<br />
Así nuestro sistema republicano tiene hoy su más alta expresión desde que el gobierno ha dejado<br />
de ser posesión de la oligarquía, y modestos hombres del pueblo, con su extraordinario sentido<br />
común, integran los cuadros de todos los poderes del país y de sus representaciones en el<br />
extranjero. (Aplausos.)<br />
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