Peron. Discursos - La Otra Historia
Peron. Discursos - La Otra Historia
Peron. Discursos - La Otra Historia
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
nacional dándole como principal objeto el que representa el bienestar social, era menester que<br />
modificásemos algunos conceptos liberales y burgueses acerca de la propiedad.<br />
Por eso en nuestra concepción económica la propiedad no es un derecho individual absoluto, sino<br />
relativo, desde que tiene la propiedad no solamente una función individual que cumplir sino una<br />
función social. (Aplausos.)<br />
Puestas, pues, las cosas en su lugar, capital y propiedad individuales en función social, nuestra<br />
economía dejó de ser individualista sin pasar a ser colectivista, poniéndose de este modo en el<br />
justo medio que nos permite calificarla y denominarla con el nombre de economía justicialista.<br />
(Aplausos.)<br />
Con estos principios básicos hemos procedido en el orden de nuestra economía interna.<br />
Todas nuestras medidas económicas van dirigidas a lograr que esos principios tengan realidad,<br />
sobre todo en aquellos aspectos que se relacionan más directamente con el bienestar y la<br />
felicidad de nuestro pueblo, cuyo trabajo ha sido así justicieramente valorizado como debía ser en<br />
una sociedad como la nuestra que se precia de ser civilizada.<br />
Pero, señores, en cuanto comenzamos la tarea de modificar la estructura económica interna; en<br />
cuanto entramos tan sólo superficialmente al estudio de sus factores determinantes, nos dimos<br />
cuenta de que nuestra economía era manejada desde fuera del país y que esa dependencia nos<br />
impediría cumplir nuestro propósito.<br />
Así, por ejemplo, para retribuir con justicia el trabajo de nuestros agricultores necesitábamos tener<br />
el manejo del sistema de comercialización de los granos, que era propiedad de un monopolio<br />
internacional; necesitábamos tener el manejo de los transportes terrestres y marítimos porque en<br />
manos extranjeras esos mismos transportes debían rendir utilidades a capitales extraños a costa,<br />
sin duda, del productor rural; y necesitábamos, por la misma razón, tener el manejo de seguros y<br />
reaseguros, de los elevadores de granos, de los puertos, etc.<br />
Para poder, en otro orden de cosas, retribuir mejor el trabajo de los obreros argentinos<br />
necesitábamos industrializar el país, y para ello era menester que tuviésemos el manejo de los<br />
créditos bancarios y el régimen de cambios, además de todo lo que señalamos como necesario<br />
para la justa retribución del trabajador agrario. (Aplausos.)<br />
Para realizar la reactivación económica de todo el país era menester realizar ingentes y enormes<br />
obras públicas y para ello necesitábamos tener el manejo del dinero, en la misma forma que nos<br />
eran necesarios los ferrocarriles, los puertos, la flota mercante, etc. (Aplausos.)<br />
Cuando pensamos solamente todo cuanto era necesario hacer para conseguir una cosa tan<br />
simple en apariencia como es la inversión del sentido de nuestra economía poniendo el capital a<br />
su servicio, nos dimos cuenta de que hacer todo eso significaba nada más pero nada menos que<br />
la misma independencia económica del país. (Aplausos.)<br />
Y atraídos por el ideal cuya fuerza era superior a toda resistencia, nos lanzamos a la lucha.<br />
<strong>La</strong> posguerra nos presentaba una magnífica oportunidad, y la aprovechamos.<br />
En la historia argentina se han dado únicamente dos momentos propicios para hacer lo que<br />
nosotros hicimos: 1919 y 1946. (Aplausos.)<br />
En 1919 los que hoy nos atacan perdieron la oportunidad que nosotros nos perdimos en 1946.<br />
(Aplausos.) Tal vez ello ocurrió así porque quienes están acostumbrados a vender y a entregarse<br />
no pueden de golpe comprar ni reconquistar.<br />
Nosotros vimos la oportunidad. <strong>La</strong> previmos desde mucho tiempo antes. ¡Y la aprovechamos!<br />
Tuvimos tal vez el grado necesario de valor como para jugarnos todo a una sola carta.<br />
Y Dios se hizo criollo para premiar nuestra fe! (¡Muy bien! Los señores legisladores y ministros,<br />
como también el público de las galerías, de pie, aplauden insistentemente al señor presidente de<br />
la Nación, quien agradece las manifestaciones.)<br />
Para hacer todo cuanto nos que no teníamos; la única solución era conseguirlo por los mismos<br />
medios con que nuestros explotadores extranjeros se habían convertido en capitalistas<br />
internacionales, por medio de los bancos cuyos créditos ilimitados utilizaban y por la<br />
comercialización de la riqueza nacional.<br />
53