Peron. Discursos - La Otra Historia
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de inquietudes.<br />
Han caído las barreras sociales que separaban a los argentinos. Ahora es posible hablarles de la<br />
unidad Nacional. (Aplausos prolongados.)<br />
Quiero referirme en forma especial a la acción educativa de mi gobierno porque ella completa el<br />
panorama que acabamos de repasar rápidamente. <strong>La</strong> escuela argentina es también fundamental<br />
instrumento que hemos puesto al servicio de la unidad nacional.<br />
<strong>La</strong> unidad nacional que perseguimos debe empezar en la escuela bajo el amparo luminoso de la<br />
verdad.<br />
Para ello hoy la escuela dice la verdad completa a los niños argentinos poniéndolos frente a los<br />
problemas reales de la vida y de la eternidad; enseñándoles a conocer a Dios y a valorar las<br />
cosas del espíritu; acercándolos a las fuentes mismas del trabajo; llevándolos a las fábricas y<br />
talleres para que aprendan en ellos que allí se construye la grandeza de la Nación. <strong>La</strong> escuela<br />
habla hoy a los niños argentinos de la verdad económica, de la verdad social y de la verdad<br />
política del país, y les muestra la patria tal cual es en toda su extensión y en toda su maravillosa<br />
magnitud.<br />
Con sentido cristiano y humano de la vida, la escuela que nosotros hemos realizado asegura el<br />
porvenir generaciones de argentinos capaces de comprender y defender todo esto que nosotros<br />
hemos hecho.<br />
Yo me permito hacer un llamado al espíritu patriótico de los maestros solicitándoles que enseñen<br />
simplemente la verdad argentina a sus alumnos; la verdad que está en todas partes deseando<br />
ganar el corazón de los niños para proyectarse en ellos hacia el porvenir. (¡Muy bien! Aplausos<br />
prolongados. El señor presidente de la Nación agradece poniéndose de pie.)<br />
Confío en la generación de jóvenes actuales que se forman en nuestros institutos, y de manera<br />
muy especial en aquellos que, habiendo salido de los más humildes hogares de nuestro pueblo,<br />
no podrán olvidar jamás que en ellos descansa fundamentalmente la tarea de defender, en los<br />
ambientes de su actuación, todas las conquistas que esta generación les deja como legado digno<br />
de ser defendido, incluso con el sacrificio de la misma vida. (Aplausos prolongados.)<br />
Si en materia de conquistas políticas, económicas y sociales hemos avanzado tal como lo he<br />
expuesto ante vuestra honorabilidad, no es menos conquista la que el pueblo ha realizado en<br />
relación con otros valores de orden moral, a los cuales asigna nuestra doctrina extraordinaria<br />
importancia y que aparecen como consecuencia directa de nuestra acción.<br />
Nuestro pueblo tiene ahora sentido del respeto por la dignidad de las personas, concepto<br />
patriótico de la vida, conciencia de su responsabilidad social, sensibilidad humana frente al dolor<br />
de sus semejantes, y es posible esperar de un pueblo así todo cuanto es necesario para que una<br />
nación alcance en el concierto mundial el privilegio de un destino como el que queremos para<br />
nuestra patria. (Aplausos.)<br />
Todos estos estados de conciencia de nuestro pueblo son la mejor conquista y el mejor resultado<br />
de todas nuestras reformas, porque ni la reforma política, ni la economía, ni la social serían<br />
duraderas, a pesar de su consolidación constitucional, si no crearan aquellos estados de<br />
conciencia popular.<br />
Insisto en este aspecto de mi exposición porque solamente la absoluta comprensión del pueblo<br />
puede darnos la seguridad absoluta de que nuestras verdades y nuestras obras tendrán la<br />
permanencia necesaria para hacer la grandeza de la patria. (Aplausos.)<br />
Cuenta la historia que al recibir Napoleón su espalda de soldado dijo, como presintiendo su<br />
destino: ¨ <strong>La</strong> empuñadura es de Francia, pero el acero es de Napoleón. ¨ (Aplausos.)<br />
Cada argentino recibe en esta etapa de la vida nacional también algo así como una espada: los<br />
instrumentos con cuyo buen uso podrá lograr el porvenir magnífico que soñamos. No será<br />
inoportuno que cada uno piense como Napoleón… ¨ la empuñadura es de la patria…¨, vale decir:<br />
es de cada argentino… y cada argentino ha de saber usarlo en la medida de su capacidad si<br />
quiere que todo este presente venturoso sea gozado con mayor felicidad aún por nuestros hijos.<br />
(Aplausos prolongados.)<br />
<strong>La</strong>s reformas social, económica y política, pilares firmes de nuestra unidad nacional, no podrán<br />
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