TOMO V

l is
y las ventajas é inconvenientes que pueden resultar de los diferentes
encargos que les están confiados.
2.° Su comportamiento en la enseñanza y en su conducta relativamente
á las opiniones contrarias á la persona de los soberanos
y á la doctrina del clero de Francia, contenida en su declaracion
de 1682 , y en general sobre las opiniones ultramontanas.
3.° La conducta de los Jesuitas en punto á la subordinacion
debida á los obispos y demás superiores eclesiásticos, y si usurpan
en parte los derechos y funciones de los pastores.
(t.° Qué temperamento podria ponerse en Francia4 la extension
de la autoridad del General de los . Jesuitas , tal como hoy dia
se ejerce.
La situacion se habia hecho normal. El Instituto tenia jueces
competentes. Se le suponia opuesto por sus Constituciones á los
derechos del ordinario, y siempre en hostilidad pública ú oculta
contra el clero secular. El cuerpo episcopal fue el encargado de
vengar los ultrajes, de los cuales salian garantes el Parlamento,
los Jansenistas y lós filósofos. El 30 de noviembre de 1.761, cincuenta
y un •cardenales , arzobispos y obispos, se reunieron bajo
la presidencia del cardenal de Luynes. Nombráronse doce prelados
comisarios, representantes de la Iglesia galicana, los cuales
hicieron durante un mes un maduro estudio de las .Constituciones
y estatutos de la Orden. Rodeados de todas las luces eclesiásticas,
profundizaron todas las dificultades, y por unanimidad
' En su historia de la caida de los Jesuitas, el conde de Saint-Priest ha
incurrido en un error, que la probidad obliga á mirar como involuntario. Léese
en la pág. 51 de dicha óbra : « En aquella asamblea, por unanimidad, á excepcion
de seis votos, después de un profundo examen de las Constituciones de
« la Orden, se resolvió que la autoridad ilimitada del General residente en Ro-
« ma, era incompatible con las leyes del reino. »
En el tomo VIII, parte II, pág. 3/7 y 34.8 de los Procesos verbales de las
asambleas generales del clero de Francia, hallamos: « Por estas razones cree-
« mos, señor, que no hay que hacer innovacion en las Constituciones de la
«Compañía de Jesús, relativamente á la autoridad del General.»
El texto oficial de la declaracion está en manifiesta oposicion con la version
de Mr. de Saint-Priest , a la cual es Cambien opuesta la relacion (le Alembert.
Este, en la pág. 165 de la Destruccion de los Jesuitas, se expresa de este modo :
« El Rey habia consultado relativamente al Instituto de los Jesuitas á los obis-
« pos que estaban en Paris, de los cuales unos cuarenta, ó por persuasion ,
« por política, hicieron los mayores elogios del Instituto, y seis fueron de pa-
« recer de modificar las Constituciones en _ciertos puntos.»
10
TÓMO