PALABRA DE DIOS ACTUAL - Regreso

Maestro ¿Es casualidad que el terremoto de 7.8
grados no haya causado muertes en un país tan
poblado y que los daños materiales fueron mínimos?
Ese terremoto es sólo uno de una serie de
movimientos telúricos, que seguirán sintiéndose en el área
del Pacífico, en la Ciudad de México y en algunas otras
regiones. Si bien no hubo víctimas, es momento de
conscientizarse de que estos fenómenos son causa del
proceder humano y no producto de la casualidad. El porvenir
en paz depende de la conciencia humana.
Este fue solamente un fenómeno de reacción de las
capas tectónicas, a las explosiones del núcleo Terrestre, que
como ustedes ya saben, se retroalimentan de las cargas de
los vientos Solares y de la fuga de electrones de la
humanidad.
Si la conciencia humana se eleva a vibraciones más
rápidas, en amor y en unión con Dios, estos fenómenos se
anulan y de manera contraria, si se exacerba la maldad, los
fenómenos serán más frecuentes y devastadores.
Esto no es proselitismo.
Yo los invito a seguirme, no porque obtenga un
beneficio, sino porque los amo, son mis hijos y quisiera
librarlos del sufrimiento.
Atte. Jesús.
Señor te agradecemos no haya habido pérdidas
humanas con los intensos sismos de esta semana.
La mayoría de las personas están muy distraídas e
ilusionadas pensando en que viene el Santo Padre
(calificativo humano) y piensan que nada puede pasar en
México, si está visitado por él; y están perdiendo la atención
de lo que les está diciendo la Tierra.
La Tierra está temblando. La ciudad de México es
una ciudad con gran riesgo, con un subsuelo hueco, fue
fundada sobre un lago, cuyas aguas han sido extraídas,
dejando una burbuja de aire bajo la ciudad, además de que
es una zona telúrica. Siguen extrayendo agua de los mantos
acuíferos y deforestando lo que induce a los derrumbes y por
consiguiente a las catástrofes; es decir, a las pérdidas
humanas y de otras especies.
Los temblores que ha habido salen de lo común, son
muchas réplicas que les anuncian que el terreno sobre el que
está la Ciudad de México (y otras más) están sufriendo
cambios.
Las excavaciones y la construcción de grandes obras
habitacionales, servicios urbanos y gubernamentales, así
como caminos y puentes elevados, aumentan el riesgo de
derrumbes.
La Ciudad de México ya no es apta para todas esas
obras, por las características que ya saben quienes
construyen y que aún así, siguen haciéndolo y ponen en
riesgo a un gran número de personas.
Ahora la actuación debe ser inmediata en la
conciencia con su Origen y en las acciones, para reparar los
daños hechos a la Tierra.
Sus efectos ya los están sintiendo.
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