EL REGRESO DEL HIJO PRÓDIGO - Dios te llama
EL REGRESO DEL HIJO PRÓDIGO - Dios te llama
EL REGRESO DEL HIJO PRÓDIGO - Dios te llama
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
desde la alegría duradera a las realidades pasajeras de nuestra corta<br />
exis<strong>te</strong>ncia en es<strong>te</strong> mundo, desde la morada del amor a las moradas del<br />
miedo, desde la casa de <strong>Dios</strong> a las casas de los seres humanos. Soy<br />
plenamen<strong>te</strong> conscien<strong>te</strong> de la grandeza de esta vocación. Más aún,<br />
estoy totalmen<strong>te</strong> seguro de que és<strong>te</strong> es el único camino para mí. Podría<br />
llamársele visión : mirar a la gen<strong>te</strong> y a es<strong>te</strong> mundo con los ojos de<br />
<strong>Dios</strong>.<br />
¿Es ésta una posibilidad real para un ser humano? Más importan<strong>te</strong><br />
aún: ¿es ésta una opción verdadera para mí? No se trata de una<br />
cuestión in<strong>te</strong>lectual. Es una cuestión de vocación. Estoy <strong>llama</strong>do a<br />
entrar en mi propio santuario in<strong>te</strong>rior donde <strong>Dios</strong> ha elegido hacer su<br />
morada. La única forma de llegar a ese lugar es rezando, rezando<br />
constan<strong>te</strong>men<strong>te</strong>. El dolor y las luchas pueden aclarar el camino, pero<br />
estoy seguro de que es únicamen<strong>te</strong> la oración continua la que me<br />
permi<strong>te</strong> entrar allí.<br />
Introducción<br />
El hijo menor, el hijo mayor y el padre<br />
Al año siguien<strong>te</strong> de ver El Hijo Pródigo por primera vez, mi<br />
trayectoria espiritual estuvo marcada por tres fases que me ayudaron a<br />
encontrar la estructura de mi historia personal.<br />
La primera fase consistió en mi experiencia de ser el hijo menor. Los<br />
largos años de enseñanza en la universidad, así como mi in<strong>te</strong>nsa<br />
implicación en los asuntos de América Central y del Sur, habían hecho<br />
que me sintiera algo perdido. Había ido de un sitio a otro, había<br />
conocido gen<strong>te</strong> de todo tipo y formado par<strong>te</strong> de cantidad de<br />
movimientos. Pero al final me sentía sin hogar y muy cansado.<br />
Cuando vi la manera tan tierna que <strong>te</strong>nía el padre de apoyar las manos<br />
en los hombros de su joven hijo y de acercarlo a su corazón, sentí muy<br />
profundamen<strong>te</strong> que aquel hijo perdido era yo y que quería volver<br />
como lo hacía él para ser abrazado como él. Duran<strong>te</strong> mucho tiempo<br />
pensé en mí mismo como en el hijo pródigo que vuelve a casa,<br />
anticipando el momento de ser recibido por mi Padre.<br />
Entonces, casi inesperadamen<strong>te</strong>, algo cambió en mi perspectiva.<br />
16/102