Los pies en distintas culturas y cosmovisiones: erotismo
Los pies en distintas culturas y cosmovisiones: erotismo
Los pies en distintas culturas y cosmovisiones: erotismo
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
COMUNICACIÓN BREVE<br />
192 El Peu 2008;28(4):192-195<br />
<strong>Los</strong> <strong>pies</strong> <strong>en</strong> <strong>distintas</strong> <strong>culturas</strong><br />
y <strong>cosmovisiones</strong>: <strong>erotismo</strong><br />
Isabel G<strong>en</strong>til<br />
Diplomada <strong>en</strong> Podología. Doctora <strong>en</strong> Antropología Social y Cultural. Profesora Titular de Podología.<br />
Universidad Complut<strong>en</strong>se de Madrid.<br />
Correspond<strong>en</strong>cia:<br />
Isabel G<strong>en</strong>til<br />
Escuela U. Enfermería, Fisioterapia y Podología. Facultad de Medicina, 3ª Planta.<br />
Universidad Complut<strong>en</strong>se de Madrid. 28040 Madrid<br />
E-mail: isag<strong>en</strong>@<strong>en</strong>f.ucm.es<br />
Resum<strong>en</strong><br />
Sólo los humanos han recreado la actividad sexual<br />
<strong>en</strong> actividad erótica. <strong>Los</strong> <strong>pies</strong>, órganos corporales<br />
preparados para la función de andar se han significado<br />
como eróticos <strong>en</strong> <strong>distintas</strong> épocas y lugares,<br />
como ha quedado reflejado <strong>en</strong> la tradición histórica,<br />
literaria e iconográfica.<br />
Palabras clave: Pies. Erotismo. Cultura.<br />
Erotismo<br />
Erotismo deriva del dios griego del amor Eros,<br />
hijo de Afrodita y Ares. Según Platón, el amor<br />
es el don de los dioses dado a los humanos. El<br />
Diccionario de la Real Academia Española define<br />
<strong>erotismo</strong>: “carácter de lo que excita al amor<br />
s<strong>en</strong>sual” 1 .<br />
Hay que difer<strong>en</strong>ciar sexualidad de <strong>erotismo</strong>. La<br />
sexualidad es el instinto que busca la reproducción,<br />
la perpetuación de la especie. La sexualidad<br />
es un f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o biológico común a todos los seres<br />
vivos, humanos y animales, que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> reproducción<br />
sexual. El <strong>erotismo</strong> es la capacidad humana<br />
de elevar y recrear el instinto sexual a la categoría<br />
de amor s<strong>en</strong>sual. Sólo los humanos han creado<br />
una actividad erótica de la actividad sexual,<br />
separando el placer por si mismo de la función<br />
reproductora. Para Bataille, el <strong>erotismo</strong> es parte<br />
Summary<br />
Only the human beings have recreated the sexual<br />
activity in erotic activity. The feet, corporal organs<br />
prepared for the function to walk have be<strong>en</strong> meant<br />
like erotic in differ<strong>en</strong>t epochs and places, since he<br />
has remained reflected in the historical, literary and<br />
iconographic tradition.<br />
Key words: Feet. Eroticism. Culture<br />
de la vida emotiva, poética, pasional, imposible<br />
de desligar de lo humano, “el <strong>erotismo</strong> no puede ser<br />
considerado más que si, al considerarlo, es el humano el<br />
que es considerado” 2 . El <strong>erotismo</strong>, como producción<br />
humana, es por tanto un producto cultural.<br />
El <strong>erotismo</strong> pone distancia <strong>en</strong>tre humanos y<br />
animales. La sexualidad animal es previsible,<br />
el <strong>erotismo</strong> humano es imprevisible porque es<br />
creador, ti<strong>en</strong>e que ver con la fantasía. El <strong>erotismo</strong><br />
no está sujeto a rígidas leyes biológicas, porque<br />
el <strong>erotismo</strong> no es pura biología es construcción,<br />
reelaboración del impulso sexual. El <strong>erotismo</strong> se<br />
mueve por los caminos de la sutileza, la insinuación<br />
y la provocación.<br />
Freud 3 <strong>en</strong>t<strong>en</strong>día que las zonas eróg<strong>en</strong>as son las<br />
partes del cuerpo de las que procede la libido,<br />
y añadía que el cuerpo debe ser “concebido <strong>en</strong> su<br />
totalidad como eróg<strong>en</strong>o” y también que el carácter<br />
eróg<strong>en</strong>o es “una propiedad de todos los órganos”. Por
lo tanto, todos las partes del cuerpo pued<strong>en</strong> ser<br />
objeto para despertar la pulsión sexual y significar<br />
algo que está más allá de su pura función fisiológica,<br />
y convertirse <strong>en</strong> objeto erótico. Según esto,<br />
si todo el cuerpo es eróg<strong>en</strong>o y como tal se puede<br />
elegir una parte del cuerpo que apar<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te<br />
no t<strong>en</strong>ga relación con la sexualidad, se pued<strong>en</strong><br />
convertir los <strong>pies</strong>, órganos corporales preparados<br />
para la función de andar, y significarlos como<br />
eróticos. Según Freud el <strong>erotismo</strong> no es algo<br />
inmutable, sino algo fabricado como f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o<br />
social, cultural e histórico.<br />
<strong>Los</strong> <strong>pies</strong> despiertan el <strong>erotismo</strong><br />
En China los <strong>pies</strong> de Loto Dorado t<strong>en</strong>ían un fuerte<br />
compon<strong>en</strong>te erótico 4 , mayor que cualquier otra<br />
parte del cuerpo. A partir de éstos <strong>pies</strong> se desarrollaron<br />
conductas fetichistas, pero <strong>en</strong> este artículo<br />
hablamos sólo de <strong>erotismo</strong>. También <strong>en</strong> occid<strong>en</strong>te<br />
los <strong>pies</strong> han sido, y son, un elem<strong>en</strong>to erótico como<br />
queda reflejado <strong>en</strong> la tradición histórica, literaria<br />
e iconográfica. Algunos ejemplos:<br />
En el antiguo Egipto las aristócratas hacían un<br />
largo ritual de belleza. Exfoliaban su piel con pasta<br />
de c<strong>en</strong>izas y limo del Nilo, seguido de masaje<br />
con aceites perfumados. Se maquillaban el cuerpo<br />
con una pintura de color ocre dorado, resaltando<br />
especialm<strong>en</strong>te tres zonas: los ojos que se perfilan<br />
con “kohol” negro; los labios que se pintaban de<br />
rojo; los <strong>pies</strong> y las uñas de los <strong>pies</strong> que se teñían<br />
con alheña 5 .<br />
Baltasar de Castiglione (1478-1529), fue escritor<br />
y embajador <strong>en</strong> Roma. Su obra más conocida es<br />
“El cortesano” donde describe el ideal de vida<br />
de un caballero <strong>en</strong> el R<strong>en</strong>acimi<strong>en</strong>to. Subraya<br />
el gozo que se produce al contemplar el pie de<br />
alguna dama. “¿No habéis vosotros mirado cuando<br />
acaso acontece que y<strong>en</strong>do una dama por la calle, o<br />
estando <strong>en</strong> otro lugar, se le descubre un poco el pie<br />
o el chapín descuidadam<strong>en</strong>te, si <strong>en</strong>tonces se ve bi<strong>en</strong><br />
aderezado lo que muestra, cuán bi<strong>en</strong> parece? De mi<br />
os digo que huelgo mucho <strong>en</strong> vello y creo que vosotros<br />
también” 6 .<br />
Cervantes <strong>en</strong> El Quijote y <strong>en</strong> el capítulo XXVIII,<br />
relata la agradable av<strong>en</strong>tura que al cura y barbero<br />
les sucedió <strong>en</strong> la sierra, y es el <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro<br />
con la hermosa Dorotea (Figura 1). Tardaron<br />
<strong>en</strong> descubrir que era mujer pues iba disfrazada<br />
de labrador; sin embargo sus bellos <strong>pies</strong>, que<br />
no pudieron pasar desapercibidos, desvelan su<br />
verdadera id<strong>en</strong>tidad. “Ni él estaba a otra cosa<br />
at<strong>en</strong>to que a lavarse los <strong>pies</strong>, que eran tales, que<br />
no parecían sino dos pedazos de blanco cristal...<br />
sorpr<strong>en</strong>dióles la blancura y belleza de los <strong>pies</strong>, pareciéndoles<br />
que no estaban hechos a pisar terrones, ni<br />
andar tras el arado y los bueyes”. Y más adelante<br />
dice: “Acabóse de lavar los hermosos <strong>pies</strong>, y luego,<br />
con un paño de tocar, se los limpió”. Continúa <strong>en</strong> el<br />
mismo capítulo “se levantó <strong>en</strong> pie y, sin aguardar<br />
a calzarse, ni a recoger los cabellos, asió con mucha<br />
presteza un bulto, como de ropa, que junto a sí t<strong>en</strong>ía,<br />
y quiso ponerse <strong>en</strong> huida, ll<strong>en</strong>a de turbación y<br />
sobresalto; mas no hubo dado seis pasos, cuando, no<br />
pudi<strong>en</strong>do sufrir los delicados <strong>pies</strong> la aspereza de las<br />
piedras, dio consigo <strong>en</strong> el suelo”. El Cura la pide<br />
que se det<strong>en</strong>ga dando razones: “...no os pongáis<br />
<strong>en</strong> tan impertin<strong>en</strong>te huida, porque ni vuestros <strong>pies</strong><br />
lo podrán sufrir, ni nosotros cons<strong>en</strong>tir” 7 .<br />
El tratado “Teoría de la figura humana” aparece publicado<br />
<strong>en</strong> París <strong>en</strong> 1773, se atribuye a Rub<strong>en</strong>s. En el<br />
capítulo II se describe el ideal de cuerpo de mujer:<br />
“Redondez moderada, carne sólida, firme y blanca, tez de<br />
un rojo pálido, como el color que participa de la leche y<br />
de la sangre. Las nalgas redondas, carnosas, de un blanco<br />
de nieve, respingonas y <strong>en</strong> absoluto colgantes. El muslo<br />
orondo, la rodilla carnosa y redonda. <strong>Los</strong> <strong>pies</strong> pequeños y<br />
de dedos delicados” 8 .<br />
En 1711, el obispo de Cartag<strong>en</strong>a, inquisidor<br />
Luís Belluga, escribe “Carta pastoral del Obispo<br />
de Cartag<strong>en</strong>a”, con una serie de prohibiciones<br />
para custodiar la moralidad de las mujeres,<br />
haci<strong>en</strong>do hincapié <strong>en</strong> ocultar escote y <strong>pies</strong>.<br />
“Supresión de los escotados y petos colocados bajo<br />
el pecho. Abolición de los vestidos cortos que mostras<strong>en</strong><br />
los <strong>pies</strong> así como los calzados ornam<strong>en</strong>tados.<br />
Prohibición a los sastres, bajo p<strong>en</strong>a de excomunión<br />
mayor y del pago de mil maravedíes, de cortar o<br />
hacer vestidos escotados o cortos por delante que<br />
Figura 1. Dorotea lavándose los <strong>pies</strong><br />
F. Hayman. Londres. 1755<br />
El Peu 2008;28(4):192-195<br />
193<br />
COMUNICACIÓN BREVE
COMUNICACIÓN BREVE<br />
194 El Peu 2008;28(4):192-195<br />
muestr<strong>en</strong> los <strong>pies</strong>. Prohibición a los hombres de<br />
calzar a las mujeres” 9 .<br />
Barbieri (1879) describe el baile de la chacona, danza<br />
que prov<strong>en</strong>ía del Nuevo Mundo, realizada por<br />
moriscas y mulatas que iban de pueblo <strong>en</strong> pueblo<br />
<strong>en</strong> las comedias de corral. La chacona se interpretaba<br />
con grandes movimi<strong>en</strong>tos y contorsiones de<br />
<strong>pies</strong>, t<strong>en</strong>ía int<strong>en</strong>ciones lascivas, “la atrevida muchacha<br />
empuña un par de castañuelas, las cuales repica<br />
fuertem<strong>en</strong>te al compás de sus muy preciosos <strong>pies</strong>, con<br />
movimi<strong>en</strong>tos que pued<strong>en</strong> provocar a la lascivia” 10 .<br />
El viajero francés del siglo XVIII, el padre Jean-<br />
Baptiste Labat 11 escribe la sorpresa que le causan<br />
los <strong>pies</strong> de las mujeres españolas, por su pequeño<br />
tamaño y las grandes precauciones que toman para<br />
evitar que puedan verse, ya que existía la opinión de<br />
que si una mujer dejaba ver sus <strong>pies</strong> a un caballero,<br />
éste podía interpretar que la dama se le ofrecía. Por<br />
éste motivo los <strong>pies</strong> de las damas están cargados de<br />
fuerte <strong>erotismo</strong>. Enseñar el pie equivalía a ofrecerse<br />
al que lo mira, y dejarlo ver por descuido se interpretaría<br />
como una indec<strong>en</strong>cia (Figura 2).<br />
<strong>Los</strong> propios <strong>pies</strong> despiertan la<br />
libido<br />
No sólo los <strong>pies</strong> de las mujeres, los <strong>pies</strong> de los<br />
hombres también quedan reflejados como parte<br />
Figura 2. Grabado<br />
francés. S. XVIII<br />
Figura 4.<br />
Las medias.<br />
Achille Deveria<br />
Figura 3. Muchacha quitándose<br />
las medias. Jean Ote<strong>en</strong><br />
corporal que despierta la libido. En el Poema de<br />
Mío Cid, Diego, el escudero de Rodrigo Díaz<br />
de Vivar, cu<strong>en</strong>ta como Al-Qádir invitó al Campeador<br />
y a sus capitanes a una copiosa comida<br />
<strong>en</strong> Val<strong>en</strong>cia. Finalizada la misma aparecieron<br />
unas muchachas vestidas con vaporosas telas de<br />
tul y “sin que ap<strong>en</strong>as me diera cu<strong>en</strong>ta, tanta era su<br />
habilidad, mi muchacha me había quitado el jubón,<br />
las botas y las calzas, dejándome sólo con la ropilla<br />
de algodón que cubre la carne. Tumbada <strong>en</strong>tre mis<br />
piernas, sus labios chupaban los dedos de mis <strong>pies</strong> y<br />
luego lamía mis tobillos provocándome una s<strong>en</strong>sación<br />
de placer nunca antes conocida” 12 .<br />
José Luís Sanpedro <strong>en</strong> “Octubre, Octubre” relata<br />
la obsesión de Luís por los <strong>pies</strong> de una mujer<br />
que mira embobado, hipnotizado, hasta que es<br />
a él qui<strong>en</strong> le sucede lo sigui<strong>en</strong>te, “se arrodilla<br />
junto a mí, (...) apoya mis <strong>pies</strong> sobre sus muslos, me<br />
levanta mi pantalón, me quita los calcetines (...)<br />
me <strong>en</strong>jabona, recorri<strong>en</strong>do mis <strong>pies</strong>, personalizando<br />
mis dedos, acariciando cada curva (...) ¡Qué delicia,<br />
este contacto sexual de ahora, tan fácil, tan<br />
posible!” 13 .<br />
El empeine ¿sólo del pie?<br />
Como podólogos, a veces nos sorpr<strong>en</strong>de que<br />
algunas personas llam<strong>en</strong> empeine al pubis, pero<br />
este significado es aceptado por el Diccionario<br />
de la L<strong>en</strong>gua Española. Es curioso que el lexema<br />
empeine ti<strong>en</strong>e dos significados distintos haci<strong>en</strong>do<br />
alusión a dos zonas anatómicas difer<strong>en</strong>tes, no contiguas,<br />
ni similares. Uno hace refer<strong>en</strong>cia al pubis,<br />
el otro al pie. Empeine: “(de pect<strong>en</strong>-inis) m. Parte<br />
inferior del vi<strong>en</strong>tre <strong>en</strong>tre las ingles” 1 . La acepción del<br />
empeine como dorso del pie, ti<strong>en</strong>e otro orig<strong>en</strong> etimológico.<br />
Empeine: “(del latín antepedinum), parte<br />
anterior del pie. Parte superior del pie, que está <strong>en</strong>tre la<br />
caña de la pierna y el principio de los dedos” 1 . ¿Cómo<br />
llegaron significados difer<strong>en</strong>tes a la conexión <strong>en</strong><br />
la misma palabra?<br />
Erotismo de los <strong>pies</strong> <strong>en</strong> la<br />
iconografía<br />
<strong>Los</strong> <strong>pies</strong> que se cubrieron <strong>en</strong> unos remotos oríg<strong>en</strong>es<br />
para evitar lesionarlos, una vez adquirida<br />
la costumbre de calzarlos, cuando aparec<strong>en</strong><br />
descubiertos, pued<strong>en</strong> percibirse como desnudos<br />
y t<strong>en</strong>er connotaciones eróticas. Hay iconografías<br />
con carácter erótico que repres<strong>en</strong>tan a mujeres<br />
quitándose las medias (Figuras 3 y 4).
En las épocas <strong>en</strong> que las mujeres llevaban cubierto<br />
todo su cuerpo por vestidos y calzado,<br />
cuando dejaban ver los <strong>pies</strong> desnudos era <strong>en</strong> la<br />
intimidad, por ello el descalzarse una mujer se<br />
convertía <strong>en</strong> anuncio de una posible y futura<br />
desnudez y <strong>en</strong>trega. <strong>Los</strong> <strong>pies</strong> desnudos son el<br />
signo de una desnudez que va más allá de la de<br />
los <strong>pies</strong>. <strong>Los</strong> <strong>pies</strong> desnudos de las mujeres se<br />
convirtieron <strong>en</strong> eróticos, sobre todo <strong>en</strong> épocas<br />
de mayor represión sexual, donde adquiere<br />
un amplio s<strong>en</strong>tido erótico la visión de los <strong>pies</strong><br />
(Figura 5). Figura 5. Grabado francés. S. XVIII<br />
Bibliografía<br />
1. Diccionario de la L<strong>en</strong>gua Española, R.A.E.<br />
2001.<br />
2. Bataille G. El <strong>erotismo</strong>. Barcelona: Tusquets Editores<br />
1979: 17.<br />
3. Freud S. Ensayos sobre sexualidad. Madrid: Sarpe<br />
1984.<br />
4. G<strong>en</strong>til García I. <strong>Los</strong> <strong>pies</strong> <strong>en</strong> <strong>distintas</strong> Culturas y<br />
Cosmovisiones: <strong>Los</strong> <strong>pies</strong> de loto dorado. El Peu<br />
2006;26(3):152-6.<br />
5. Eco U. Historia de la belleza. Barcelona: Lum<strong>en</strong><br />
2004.<br />
6. Castiglioni B. El Cortesano. Madrid: CSIC 1942:<br />
I-40.<br />
7. Cervantes M. El ing<strong>en</strong>ioso hidalgo Don Quijote de<br />
la Mancha. Madrid: Cátedra 1982.<br />
Bibliografía recom<strong>en</strong>dada<br />
– Alberoni F. El Erotismo. Barcelona: Gedisa S.A.<br />
1988.<br />
– Manrique R. Sexo, <strong>erotismo</strong> y amor. Complejidad y<br />
libertad <strong>en</strong> la relación amorosa. Madrid: Ediciones<br />
Libertarias 1996.<br />
8. Rub<strong>en</strong>s PP. Theorie de la figura humaine. París: Aux<br />
Amateurs de Livres de la Bibliothèque Interuniversitaire<br />
de Lille 1990: 9-10.<br />
9. Vilar JB. (comp). Historia de España <strong>en</strong> sus regiones<br />
históricas. Serie IV. Vol 6. Madrid: Colección clásicos<br />
Tavera 2003.<br />
10. Barbieri F. Las castañuelas. Estudio jocoso dedicado a<br />
todos los boleros y danzantes por uno de tantos. Madrid:<br />
Espasa Calpe 1879.<br />
11. Labat, JB. Viajes del Padre Labat <strong>en</strong> España (1705-<br />
1706). En: García Mercadal J. Viajes de extranjeros por<br />
España y Portugal, tomo III. Madrid: Aguilar 1962.<br />
12. Corral Lafu<strong>en</strong>te JL. El Cid. Barcelona: Edhasa<br />
2000: 473.<br />
13. Sanpedro JL. Octubre, octubre. Madrid: Alfaguara<br />
1987:256.<br />
– Pauvert JJ. Historia del <strong>erotismo</strong>. Bu<strong>en</strong>os Aires: Siglo<br />
XXI 1970.<br />
El Peu 2008;28(4):192-195<br />
195<br />
COMUNICACIÓN BREVE