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Luisa Martín - Fundación Española del Corazón

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14<br />

este mes<br />

dio de una persona adulta es, aproximadamente,<br />

de unas dos mil kilocalorías<br />

al día. Hay que tener en cuenta<br />

que contienen muchas calorías algunas<br />

bebidas carbonatadas, las golosinas, las<br />

bebidas alcohólicas, las mantequillas,<br />

los alimentos procesados, la comida<br />

rápida, los snacks y la bollería”, detalla<br />

la cardióloga Regina Dalmau.<br />

También hay que evitar los alimentos<br />

con calorías “vacías” (aportan<br />

calorías, pero no vitaminas ni nutrientes),<br />

como son los edulcorantes.<br />

¡Cambia de hábitos!<br />

El estrés y las prisas con las que<br />

realizamos cualquier actividad cotidiana,<br />

como es hacer la compra, son dos<br />

de los motivos que explican por qué<br />

es poco frecuente ver a una persona<br />

leyendo una etiqueta de un producto<br />

antes de echarlo al carro de la compra.<br />

Pero hay que cambiar este hábito<br />

de conducta y ser responsable con la<br />

compra de alimentos. Según el Dr.<br />

Juan Roberto Peraira Moral, cardiólogo<br />

Coordinador de la Unidad de<br />

Insuficiencia Cardiaca <strong>del</strong> Instituto<br />

de Cardiología de Madrid, “Es fundamental<br />

que la población sea consciente<br />

de la importancia que conlleva seguir<br />

una alimentación adecuada para<br />

evitar problemas de salud en el futuro,<br />

y controlar mejor las enfermedades ya<br />

existentes. Y esto sólo se logra sabiendo<br />

lo que se compra, es decir, leyendo<br />

la información que aparece en los productos<br />

envasados. Además, se necesita<br />

una adecuada planificación de la dieta<br />

a lo largo <strong>del</strong> día, bien comamos en<br />

casa o fuera por motivos laborales.<br />

Muchas personas que habitualmente<br />

comen fuera de casa, consideran que<br />

esto les dificulta seguir una dieta sana.<br />

Sin embargo, no hay que olvidar que<br />

ya, en la mayoría de nuestros restaurantes,<br />

los menús o las cartas incluyen<br />

ensaladas, verduras, pescados y carnes<br />

a la plancha, así como fruta <strong>del</strong> tiempo.<br />

El problema empieza cuando se<br />

abusa de las carnes rojas grasas, embutidos<br />

y dulces, como tartas y flanes,<br />

con un elevado contenido calórico y<br />

de azúcar”.<br />

¡toma nota!<br />

Una investigación clínica de la<br />

Universidad Complutense de Madrid<br />

(UCM), llevada a cabo el pasado año por<br />

el profesor Jesús Tresguerres, de la División<br />

de Endocrinología Experimental<br />

de la Facultad de Medicina, reveló que la<br />

ingesta en exceso de glutamato monosódico<br />

puede suponer un riesgo de obesidad.<br />

Esto podría deberse a que esta sustancia,<br />

añadida a los alimentos, provoca<br />

un aumento <strong>del</strong> apetito y hace consumir<br />

mayor cantidad de comida.<br />

Perfil de los “lectores”<br />

Un reciente estudio, elaborado<br />

por la investigadora María Loureiro<br />

de la Universidad de Santiago de<br />

Compostela, y publicado en la revista<br />

Agricultural Economics, acaba de revelar<br />

que: “las mujeres que leen el etiquetado<br />

nutricional ingieren menos<br />

calorías, grasas e hidratos de carbono<br />

que las personas que no consideran<br />

dicha información a la hora de hacer<br />

la compra”. Además, añade la investigadora,<br />

“el perfil de los que leen las<br />

etiquetas nutricionales se corresponde<br />

con personas que viven en un entorno<br />

urbano, con un nivel educativo alto<br />

y con una renta superior que aquellos<br />

que no le prestan atención a la<br />

información nutricional. Otro dato<br />

relevante es que existe una marcada<br />

diferencia en cuanto al género, siendo<br />

las mujeres mucho más propensas<br />

que los hombres a leer dicha información<br />

(75 por ciento en el caso de

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