Criminales, víctimas y verdugos - Ediciones Península

prólogo
grafías desvaídas, a menudo el único testimonio gráfico de la
crónica negra del franquismo.
En su libro Brumas del franquismo. El auge del cine negro español
(1950-1965), Francesc Sánchez Barba refleja cómo en el
período central del franquismo aparece un cine negro español
que enlaza con corrientes y géneros presentes en el panorama
internacional a pesar de las dificultades. Fueron más de doscientos
títulos que muchas veces reflejaron, a través de historias
de policías y ladrones, la sociedad de aquel tiempo, el impacto
del turismo, el desarrollismo y los cambios sociales.
Según Sánchez Barba, en algunas películas se filtraron disparidades
e inquietudes que ayudaron a reconstruir la representación
fílmica del miedo, las huellas de la privación ydela
persecución implacable de los perdedores y, asimismo, de unos
espacios urbanos afectados por transformaciones crecientes y
convulsiones sociales como, por ejemplo, la marginación oel
desarraigo.
La Crónica de Sucesos ha reflejado siempre la parte oculta
de la vida social, el envés oscuro de una convivencia siempre
difícil. Comenzó de forma vergonzante, casi escondida en el
interior de los periódicos, y ha llegado hoy a ser un componente
esencial de las noticias, a medida que el espectáculo sustituía
al análisis, lo superficial eclipsaba las razones profundas
y el sensacionalismo se convertía en el gancho para atraer a
unos consumidores siempre apresurados. Puede decirse que
a fuerza de repetirse y generalizarse, las conductas antisociales
pronto dejarán de ser noticia.
Mientras tal cosa ocurre, sirva la crónica negra del franquismo
para enriquecer nuestra memoria y conocimiento de
aquella época.
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