Redalyc.Música y ciudad: definiciones, procesos y prospectivas
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<strong>Música</strong> y <strong>ciudad</strong>: <strong>definiciones</strong>, <strong>procesos</strong> y <strong>prospectivas</strong><br />
transculturales.<br />
En primer lugar, el contexto urbano ha de ser comprendido como un haz<br />
complejo de <strong>procesos</strong> socioculturales en varios niveles, no sólo como una<br />
realidad espacial, geográfica, determinada por la concentración de los<br />
asentamientos residenciales. En ese sentido débil, lo "urbano" (como opuesto<br />
a "rural") se ha ido desdibujando crecientemente al hilo de nuevas formas<br />
globalizadas de producción de bienes y de circulación de personas y<br />
expresiones culturales. Por un lado, aparecen pautas de residencia<br />
crecientemente descentradas respecto a las aglomeraciones tradicionales de<br />
la <strong>ciudad</strong> industrial, por ejemplo la "<strong>ciudad</strong> dispersa" (Borja y Castells 1997:<br />
56). Por otro, las formas de vida en el campo se modernizan y mecanizan<br />
hasta el punto de constituir poblaciones catalogadas como rururbanas. En<br />
tercer lugar, la relación entre campo y <strong>ciudad</strong> tiende a convertirse en un flujo<br />
de idas y venidas, con implicaciones de doble dirección, que no permiten<br />
segregar analíticamente ambos contextos (Pelinski et al. 1997). Finalmente,<br />
el crecimiento desordenado de las megápolis del mundo, cada vez más<br />
numerosas, ha desurbanizado aspectos de la vida cotidiana de las barriadas<br />
de estas <strong>ciudad</strong>es, donde pautas de residencia y relaciones sociales,<br />
literalmente trasladadas del campo a la <strong>ciudad</strong>, pueden convivir con las más<br />
modernas y cosmopolitas (García Canclini 1998).<br />
Eso no significa que el contexto urbano deje de definirse espacialmente. Yo<br />
creo que el locus de la investigación sigue, en antropología, irremisiblemente<br />
atado a una idea -por relativa que se quiera- de localidad, de lugar. [1] Pero sí<br />
implica una comprensión compleja del contexto urbano, definido<br />
simultáneamente como hecho espacial (extensión y concentración),<br />
demográfico (elevada cifra de población), sociológico (heterogeneidad social<br />
y cultural), comunicacional (densidad de intercambios), económico<br />
(producción industrial, circulación de mercancías, concentración de<br />
actividades y servicios), político (presencia institucional del Estado y las<br />
organizaciones formales).<br />
En otros términos, lo urbano es, en la expresión de Louis Wirth, una "forma<br />
de vida" (1998: 29). Esa forma de vida puede caracterizarse por la ligazón a<br />
un sentido cívico de convivencia, a un "proyecto civilizatorio"; una<br />
determinada configuración ideológica -el individualismo moderno- con su<br />
horizonte de valores ilustrados, higienismo y orden racional; un tipo de sujeto<br />
marcado por disposiciones espaciotemporales como las que Simmel<br />
denominara actitud blassé, cosmopolita y desencantada; la abstracción<br />
mercantil de los <strong>procesos</strong> de circulación y consumo cultural, con su<br />
desanclaje con respecto a los contextos originarios de producción; una<br />
particular sensibilidad o sensorio.