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CUENTOS Y APÓLOGOS - Luz Espiritual

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precisión, es interpelado por el mendigo, cuyas manos, con llagas abiertas, se<br />

vuelven ansiosas hacia él.<br />

D'Arsonval, extremadamente dedicado a la caridad, no vacila. Se despoja<br />

de su fino manto y se lo entrega, de lejos, recelando su contacto.<br />

Después de un año, apremiado por cuestiones de inmediato interés, va a<br />

París a invocar el socorro de las autoridades y, sin ninguna alteración, es<br />

abordado por el mismo lázaro, con el gesto dolorido, que le repite la vieja<br />

súplica.<br />

El castellano le lanzó un valioso sombrero, sin hacer ninguna pausa en el<br />

galope, que seguía, rápido.<br />

Se suceden los días y el noble Señor, en un acto de fe, abandona la<br />

respetada residencia, con un séquito festivo.<br />

Representará a los suyos, en la expedición de Godofredo de Bouillon, en<br />

la cruzada con la que se pretende liberar los Santos Lugares.<br />

En el mismo ángulo de la carretera, era aguardado por el mendigo, que<br />

le reitera con la voz más triste.<br />

El ilustre viajero, le da, entonces, una rica alforja, sin ofrecerle la mínima<br />

atención.<br />

Y, en Palestina, D'Arsonval combatió valerosamente, cayendo, herido, en<br />

poder de los adversarios.<br />

Torturado, abatido y separado de sus compatriotas, por varios años<br />

padeció miseria y vejámenes, ataques y humillaciones, hasta que, un día, como<br />

un hombre convertido en fantasma, vuelve al hogar que no lo reconoce.<br />

Propagada la falsa noticia de su muerte, la esposa se dio prisa en<br />

sustituirlo, al frente de su casa, y sus hijos, indignados, soltaron canes<br />

agresivos que lo dilaceraron, cruelmente, sin conmiseración con el llanto que<br />

le brotaba de los ojos medio muertos.<br />

Procurando viejos afectos, sufrió repugnancia y sarcasmo.<br />

Interpretado, ahora, como si fuera un loco, el ex-hidalgo, en un sombrío<br />

crepúsculo, se alejó, definitivamente, con pasos vacilantes.<br />

¿Seguir para dónde? El mundo era por demás pequeño para contener su<br />

dolor.<br />

Avanzaba, penosamente, cuando encontró al mendigo.<br />

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