CUENTOS Y APÓLOGOS - Luz Espiritual
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Nosotros y el emisario del Plano Superior quedamos a la par de la<br />
verdadera situación del reo.<br />
Espíritus amigos le sustentaban el coraje moral y la luz de la oración le<br />
coronaba la frente.<br />
El desventurado pedía a Dios bendijese a la esposa enferma y a los<br />
cuatros hijitos menores que padecían dolorosas privaciones en la caverna de<br />
miseria que les servía de hogar, rogando el perdón de la Providencia Divina<br />
por el crimen que cometiera.<br />
Robó, sí... Asaltara a un emporio comercial, cediendo a la tentación de<br />
apropiarse de algunos géneros alimenticios para la subsistencia de la familia,<br />
en un momento negro de la suerte.<br />
Sin embargo, se reconocía arrepentido. Esperaba recuperarse y trabajar.<br />
Traspasaba ya los cuarenta años, y, habiendo quebrado en una simple<br />
empresa agrícola a la que se dedicara por muchos años, se vio condenado al<br />
desempleo y al abandono. Nadie deseaba contratar la cooperación de un<br />
hombre considerado viejo e inútil. Vagara por semanas y semanas, a la caza de<br />
un trabajo digno, pero todas las puertas se cerraban, inflexibles...<br />
Mientras la salud le garantizara la casa, tuvo fuerzas para flotar... Sin<br />
embargo, ante la mujer enferma y los niños hambrientos, no encontraba otro<br />
recurso sino el de sumergirse en la oscura corriente de las ideas deplorables<br />
que lo sedujeron al hurto...<br />
Desertara de la virtud, cayera lamentablemente; entretanto, confiaría en<br />
el porvenir.<br />
El Señor lo ayudaría a levantarse...<br />
La oración del reo nos dolía en el alma.<br />
El examinador de la justicia, conmovido tanto como nosotros, aguardó el<br />
veredicto, con la expectativa de una corrección benéfica, basada en el estímulo<br />
para la restauración moral del culpable.<br />
Aquel padre en sufrimiento podría materializar, aún en el mundo,<br />
santificantes bendiciones y la justicia no debería crear incentivos para la<br />
desesperación y la rebeldía.<br />
No obstante, con enorme desilusión para nosotros, el infeliz fue<br />
sentenciado a veinte años de prisión.<br />
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