Libro Muerte al amanecer def.pmd - Salta
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Eran solo esperanzas románticas del Marisc<strong>al</strong>, en los<br />
momentos cuando comenzaba la anarquía y la disolución<br />
de sus sueños libertarios y de unión, como lo predicaba<br />
el Libertador.<br />
«Yo estaba en Tarija»,– escribe el coronel O’Connor,<br />
en su libro Recuerdo de un irlandés con Bolívar. «Allí<br />
recibí la orden del Presidente Sucre de escoger doscientos<br />
hombres del Bat<strong>al</strong>lón Bogotá, dividirlos en pelotones<br />
de 25 hombres y colocarlos en las avenidas que se comunicaban<br />
con la frontera argentina, para donde se dirigían<br />
los desertores. Córdova, debía ir hacia la costa con<br />
el mismo propósito.<br />
Yo era el escogido por ser conocedor de esos parajes<br />
y que para t<strong>al</strong> efecto me apoyara con León G<strong>al</strong>indo, Gobernador<br />
de Potosí.<br />
Además estaba autorizado para fusilar a los desertores<br />
y enviar bien asegurado hasta Chuquisaca, <strong>al</strong> Capitán<br />
López Matute, quien había estado recientemente en<br />
Lima y debía informar quienes eran sus cómplices en la<br />
subversión.<br />
Cumpliendo la orden, con mis veinticinco soldados<br />
me dirigí a La Rinconada de S<strong>al</strong>ta, con la ayuda de dieciséis<br />
indios baquianos bien apertrechados de coca y<br />
carne s<strong>al</strong>ada, el charqui, la carne molida indispensable<br />
para largas caminatas en aquellos sitios tan inhóspitos.<br />
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