IV PREGÓN MÉDICO DE SEMANA SANTA - Colegio Oficial de ...

IAL DEL GLAUCOMA
El glaucoma es una neuropatía crónica multifactorial caracterizada por una perdida progresiva de
las fibras nerviosas de la retina, provocando una perdida característica de la función visual.
¿Qué pruebas necesitamos para diagnosticar un glaucoma?
1. Toma de PIO: en más de un ocasión y a diferentes horas del
día. Téngase en cuenta que un 7 % de la población mayor de 40
años tiene PIO superiores a 21 mm. HG y un 2% superiores a 24
mm.Hg. Sin embargo sólo un 1 % presenta pérdidas glaucomatosas
del campo visual. Esto es más complicado para pacientes con
PIO “normal” (inferiores a 21 mm.Hg) que presentan excavación
papilar y pérdida del campo visual. Por lo tanto, como vemos, esta
determinación objetiva de la PIO ha permanecido como un obstáculo
y, a la vez, como un gran beneficio para el diagnóstico del
GPAA. Considerar también que en un 30 % de las personas puede
haber fluctuaciones diurnas de más de 5 mm.Hg y que la asimetría
de PIO entre los dos ojos es un factor sospechoso de padecer
GPAA.
Debemos concienciar a los médicos y a la población
en general de la necesidad del diagnóstico
precoz de esta enfermedad ya que con el tratamiento
oportuno se podría evitar una parte importante
de los casos de ceguera asociada a esta
enfermedad.
2. Exploración de la papila del NO y sus cambios.
3. Exploración de los campos visuales.
4. Gonioscopia: estudio del ángulo de la cámara anterior.
5. Paquimetría: medida del espesor de la cornea (media alrededor
de 525 micras). Este concepto es muy importante ya que a
mayor grosor corneal, los tonómetros marcarán PIOs mayores que
en las corneas más finas. Por lo que debería ser un
factor de corrección a la hora de valorar la PIO.
6. Estudio de la capa de fibras nerviosas de la
retina (CFNR). Se trata de un estudio morfológico
o estructural (no funcional como es el CV) y
hoy en día se considera que una disminución de
esta capa, precede a la alteración del CV por lo
que se considera una prueba de detección precoz
del glaucoma y de su progresión.
Hacemos todas estas precisiones sobre la
PIO ya que hasta hace un tiempo el SAS consideraba
que el médico de cabecera podía remitir
al paciente a una óptica para su revisión ocular
refractiva y de tensión ocular, sin tener en cuenta
todas las consideraciones anteriormente expuestas.
Tratamiento: 1º Médico, 2º Trabeculoplastia láser
(efecto transitorio) y 3º Quirúrgico (Trabeculectomía).
ILUSTRE COLEGIO OFICIAL DE MÉDICOS DE CÓRDOBA
Tonometría de Goldmann
Hoy en día el tratamiento médico ha mejorado sustancialmente
con la llegada de las prostaglandinas que unidas a los betabloqueantes
consiguen controlar la PIO en muchos casos y por consecuencia
la enfermedad.
El tratamiento se basa sólo y exclusivamente en disminuir la
PIO hasta llegar a cifras que no sean perjudiciales para el paciente.
Lo que llamamos PIO OBJETIVO.
Un problema que se está detectando en los últimos años es
la falta de cumplimiento del tratamiento, a pesar que en muchos
casos sólo tienen que instilarse una gota al día.
Las causas del incumplimiento son básicamente dos:
- Por una parte se trata de una enfermedad asintomática (“no
duele”) y es de larga evolución (de por vida).
- Por otra parte, los colirios tienen efectos secundarios sobre la
Compaaración de la Anatomía Dinámica
de líquidos en un paciente normal
y en uno glaucomatoso
superficie ocular (enrojecimiento, alteración del
color del iris, mal estar ocular, etc.). Esto suele
ser debido al principio activo y a los conservantes
(principalmente el cloruro de benzalconio).
Actualmente hay una tendencia a presentar estos
principios activos sin conservantes (monodosis)
para así hacer más tolerables estos tratamientos.
Por último hemos de concienciar a los médicos
y a la población en general del diagnostico precoz
de esta enfermedad ya que con el tratamiento
oportuno se podría evitar una parte importante de
los casos de ceguera asociada a esta enfermedad.
Las revisiones a partir de los 40 años sería un
filtro muy importante y se debería intensificar a
mayor edad y en personas de riesgo, como son
los que tienen antecedentes familiares de glaucoma,
PIO elevada, en las razas negras y asiáticas,
hipertensión arterial, diabetes, miopía y en determinadas
enfermedades retinianas.
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