IV PREGÓN MÉDICO DE SEMANA SANTA - Colegio Oficial de ...

“HISTORIAS” DE LA MEDICINA CORDOBESA EN EL SIGLO XIX
EN BUENAS MANOS
Hace unos días me vino al recuerdo un famoso cuplé de una no
menos célebre chirigota del carnaval gaditano del año 1995, “Los
Lacios” de José Luis García Cossío “Selu”, no en vano se alzó con
el primer premio. Cuenta la letrilla con desparpajo y buen humor
de la labor de los cirujanos y especialmente de cierto programa
televisivo de aquellos años que, bajo el título “En buenas manos”,
ofrecía a la audiencia operaciones quirúrgicas de diversa especie
grabadas en directo. Dice:
A mi me hubiera “gustao”
Ser de mayor cirujano
Por eso nunca me pierdo
El programa “En buenas manos”,
A mi me encantan las tripas,
Los tendones y la sangre,
Yo siempre lo veo comiendo
Y no se me quita el hambre.
Mi madre me hizo un pollo
Y yo en vez de cogerlo
E hincarle el diente
Le hice dos operaciones
Y ahora está el pollo perfectamente.
Ni que decir tiene que en los años de los que suelo hablarles
no existía la televisión y mucho me temo que de existir la estricta
moralidad de la época, sobre todo en lo concerniente al cuerpo
humano, hubiera hecho inviable un programa de este cariz en la
parrilla.
No obstante lo anterior sí se ocupa la prensa de la capital de
detallar o al menos informar, en la medida de sus posibilidades,
acerca de algunas operaciones quirúrgicas acaecidas en Córdoba,
España o el extranjero.
Hasta 1866, fecha que en este artículo pongo como límite temporal,
no son muchas las que recoge de entre las practicadas en
Córdoba y su provincia, apenas pueden contarse con los dedos de
ambas manos. De entre ellas selecciono las que entiendo tienen
más sustancia.
La primera tiene por paciente a un miembro del benemérito
cuerpo, la trata el Diario de Córdoba del día 14 de octubre de
1857:
Rafael Asencio González
“OPERACIÓN.- El Comandante de la Guardia civil de esta
provincia ha participado al Sr. Gobernador el éxito feliz con
que el Facultativo de Medicina y Cirugía D. Vicente Moyano,
vecino de Puente Genil, ha llevado a cabo en dicha villa el día
2 del actual una operación quirúrgica practicada a un Guardia
que al disparársele la carabina casualmente fue herido en un
brazo, así como el desprendimiento de dicho profesor que rehusó
recibir sus honorarios, manifestando que un sentimiento
de humanidad, le había inspirado al practicar la operación. El
rasgo de desinterés y la inteligencia con que fue ejecutada la
extracción de la articulación del brazo en el lugar escápulo
humeral, objeto de la cura, hacen acreedor al Sr. Moyano al
reconocimiento público”.
La segunda de las intervenciones elegidas se recoge en el
Diario de Córdoba del día 25 de enero de 1861. A mi juicio las
expectativas que respecto al paciente expresa el gacetillero pecan
como poco de optimistas si tenemos en cuenta que al mutilado le
esperaba una vida mendicante, eso sí, sin necesidad de hacer la
guaya, esto es, “implorar y ponderar excesivamente y con demasía
los trabajos y miserias que se padecen”, lo que se dice “regularmente
de los tunantes y vagabundos, que fingiendo enfermedades
y necesidad extrema, quitan la limosna a los necesitados” (1734
Academia Autoridades):
“OPERACIÓN ARRIESGADA.- Hemos visto un niño de cinco
años de edad que padecía un tumor sumamente voluminoso
por debajo de la rodilla de la pierna izquierda, el cual, después
de estar desahuciado por algunos profesores, fue operado por
los ilustrados Médicos cirujanos de esta ciudad don Camilo
Alzate y don José Valenzuela, quienes habiéndolo cloroformizado,
practicaron la amputación de la pierna por la parte
inferior del muslo, encontrándose el niño en el día no sólo curado
de esa terrible operación, sino asegurada su salud de lo s
estragos que el mal había hecho en su delicada constitución”.
Las últimas dos intervenciones de las acaecidas en Córdoba,
recogidas en las ediciones del 26 de julio de 1862 y 21 de marzo de
1865, han sido seleccionadas por la circunstancia de ser realizadas
por quien posteriormente sería presidente del primer Colegio Médico
cordobés de 1880, el doctor León Torrellas y Gallego quien,
en 1862 y por Real Orden de 22 febrero, había sido nombrado cirujano
de tercera de Beneficencia con un sueldo de 5.000 reales
gracias a la brillante oposición que hizo en Sevilla a esta plaza;
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