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LA FILOSOFÍA DE NIETZSCHE Material didáctico para ... - Eduinnova

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<strong>LA</strong> <strong>FILOSOFÍA</strong> <strong>DE</strong> <strong>NIETZSCHE</strong><br />

<strong>Material</strong> <strong>didáctico</strong> <strong>para</strong> alumnos/as 2º Bachillerato<br />

1<br />

Lucía Ruiz Bernal<br />

D.N.I. 28584520M


INDICE<br />

1. Introducción……………………………………………….... 4<br />

2. Contexto histórico, cultural, filosófico……………………… 5<br />

3. Vida y obra…………………………………………………. 11<br />

4. La Fª de Nietzsche. El arte como eje. Apolo y Dionisio……. 13<br />

5. Zaratustra. El profeta de la vida…………………………….. 16<br />

5.1 La voluntad de poder……………………………………. 17<br />

5.2 El eterno retorno………………………………………… 20<br />

5.3 La transmutación de los valores………………………… 22<br />

5.4 El superhombre………………………………………….. 22<br />

5.5 La muerte de Dios……………………………………….. 27<br />

6. La filosofía a martillazos…………………………………….. 28<br />

6.1 La civilización occidental en el punto de mira………….. 28<br />

6.2 El nihilismo y sus formas……………………………….. 30<br />

7. Crítica a la filosofía…………………………………………. 32<br />

8. Crítica a la moral……………………………………………. 35<br />

9. Crítica a la metafísica tradicional…………………………… 38<br />

10. El crepúsculo de los ídolos………………………………….. 42<br />

11. Com<strong>para</strong>ción de Nietzsche con otros filósofos……………… 50<br />

12. Bibliografía…………………………………………………... 54<br />

2


“¿Queréis saber qué es <strong>para</strong> mí, “el mundo”…Es un monstruo de<br />

fuerza, sin principio ni fin, una magnitud férrea y fija de fuerzas que ni<br />

crece ni disminuye, y que únicamente se transforma,…un juego de fuerzas<br />

y ondas de fuerza…un mar de ondas tempestuosas que se agitan y<br />

transforman desde toda eternidad y vuelven eternamente sobre sí mismas<br />

en un enorme retorno de los años… Éste es mi mundo dionisiaco, que se<br />

crea eternamente a si mismo, y que se destruye eternamente a si mismo,<br />

este mundo enigmático de la doble voluptuosidad, mi “más allá del bien y<br />

del mal”, sin meta, a no ser que exista una meta en la felicidad del círculo,<br />

sin voluntad, a menos que un anillo tenga buena voluntad respecto a si<br />

mismo. ¿Queréis un nombre <strong>para</strong> este mundo? ¿Y una solución <strong>para</strong> todos<br />

sus enigmas? ¿Queréis una luz <strong>para</strong> todos vosotros, los desconocidos, los<br />

fuertes, los impávidos, los hombres de media-noche? –Este mundo es la<br />

voluntad de poder, y nada más que eso. ¡Sed vosotros también esa<br />

voluntad de poder- y nada más que eso!”<br />

(La voluntad de poder, aforismo 1067; en la ed.<br />

Schlechta, II, pp. 916-917)<br />

3


1. INTRODUCCIÓN<br />

Vamos a hacer una exposición, lo más aclaratoria posible, de<br />

la filosofía de Nietzsche, teniendo en cuenta la dificultad interpretativa del<br />

pensamiento de este filósofo, un tanto peculiar. Nietzsche resulta un<br />

pensador hermenéutico precisamente por su carácter crítico radical. Su<br />

propuesta de interpretación del mundo, sus expresiones innovadoras y su<br />

lenguaje, hacen difícil la interpretación de su pensamiento. El lenguaje que<br />

utiliza responde a una nueva manera de hacer filosofía y de ahí deriva en<br />

buena medida la dificultad de entenderlo. Su estilo no es discursivo sino<br />

narrativo: no pretende engarzar argumentos que desemboquen en una<br />

conclusión, sino narrar, contar sin explicar. Todos los grandes conceptos<br />

nietzscheanos son metáforas abiertas que cada intérprete ha de darle<br />

sentido. Su intención es trasladar al lector a un estado mental que no<br />

necesita pruebas ni demostraciones, sólo intuiciones. Por eso aparecen con<br />

frecuencia <strong>para</strong>dojas e ironías que obligan a una lectura más profunda –y a<br />

un horizonte interpretativo más abierto- que la que nos ofrece el sentido<br />

literal.<br />

Su filosofía renuncia a toda voluntad de sistematicidad y se expresa a<br />

través de aforismos, parábolas, máximas, ironías, <strong>para</strong>dojas, panfletos, con<br />

un lenguaje rico, sugestivo, impactante, cargado de imágenes y símbolos.<br />

4


Recogeremos algún fragmento de su obra “El crepúsculo de los<br />

ídolos”, y a través de su análisis nos será más fácil la exposición de su<br />

filosofía.<br />

2. CONTEXTO HISTÓRICO, CULTURAL Y FILOSÓFICO<br />

a) CONTEXTO HISTÓRICO<br />

La vida Nietzsche ocupa casi exactamente la segunda mitad del siglo<br />

XIX (1844-1900), un siglo muy agitado como lo fueron los precedentes.<br />

Es el siglo en que toman cuerpo las profundas transformaciones que<br />

se venían pre<strong>para</strong>ndo desde el nacimiento de la Modernidad: proceso de<br />

industrialización, revoluciones obreras, el surgimiento de los movimientos<br />

internacionalistas de los trabajadores, el socialismo, el anarquismo,<br />

liberalismo, tradicionalismo, y el auge de los nacionalismos.<br />

Para explicar el contexto de Nietzsche (que precisamente se dedicó a<br />

luchar con todas sus fuerzas contra ese contexto) hay que insistir que<br />

durante la segunda mitad del siglo XIX, ya se empieza a percibir la<br />

decadencia del proyecto de la Ilustración. Los sueños de una humanidad<br />

fraternal y en constante progreso se están desvaneciendo; los conflictos no<br />

cesan aunque cambia su forma: ahora predomina la lucha de clases entre la<br />

burguesía y el proletariado industrial y las disputas nacionales. La<br />

5


experiencia demuestra que existen otros factores en la historia que la<br />

razón no explica. Poco habrá que esperar <strong>para</strong> que dos guerras mundiales<br />

lo confirmen.<br />

Consecuencia de lo anterior, en la época en que vive Nietzsche hay:<br />

- un enorme aumento de la población alemana,<br />

- se va consolidando la segunda revolución industrial,<br />

- hay una mejora de las comunicaciones y más riqueza. Alemania<br />

terminará por constituirse en la primera potencia Europea.<br />

b) CONTEXTO CULTURAL<br />

Entre finales del siglo XIX y comienzos del XX la sociedad occidental<br />

experimenta una serie de cambios, de crisis y se busca algo firme en qué<br />

creer.<br />

Europa difunde los principios jurídicos, institucionales y políticos, su<br />

sistema democrático y liberal, se extiende por casi todo el mundo.<br />

Aunque se constata una intención general de crear un arte<br />

propiamente germánico, coexisten un buen número de tendencias,<br />

especialmente en el campo de la pintura. Así, cabe citar el realismo, el<br />

naturalismo, el impresionismo y el expresionismo.<br />

6


La arquitectura alemana es ecléctica, con elementos neogóticos.<br />

En música debe citarse a la gran figura cultural de la época Wagner,<br />

músico, pensador y creador de grandes óperas como Parsifal. Wagner<br />

influyó no sólo en grandes músicos como Verdi, sino también en poetas y<br />

pintores. Gran parte de esta cultura será considerada por Nietzsche como<br />

decadente y reaccionará con fuerza contra ella.<br />

En Europa Central se da una renovación de la cultura europea.<br />

Intentando superar las crisis planteadas se afirma la primacía de la vida. Se<br />

trata de un movimiento nuevo: “El Vitalismo” que es una actitud cultural<br />

que pone el acento en la vida, en los valores vitales.<br />

Marx.<br />

Aparecen también el Positivismo de Comte y el <strong>Material</strong>ismo de<br />

c) CONTEXTO FILOSÓFICO<br />

Así como desde el punto de vista histórico el siglo XIX se enfrenta a<br />

varias tendencias contrapuestas (liberalismo, tradicionalismo, socialismo,<br />

anarquismo, nacionalismos...), así, también, desde el punto de vista<br />

filosófico proliferan diversos “ismos” (positivismo, vitalismo,<br />

romanticismo, idealismo, irracionalismo...) que se suceden unos a otros por<br />

reacción.<br />

7


POSITIVISMO. Durante la segunda mitad del siglo XIX, (la época<br />

de Nietzsche) el positivismo pretendía presentarse como la única respuesta<br />

adecuada a los tiempos. Las ciencias de la naturaleza (sobre todo la física)<br />

estaban pasando una época de ingenua pedantería: muchos científicos<br />

creían que la ciencia y la razón eran capaces de explicar no sólo las leyes<br />

de la naturaleza sino también los misterios del ser humano.<br />

VITALISMO. Una serie de pensadores muy distintos entre sí suelen<br />

agruparse en lo que ha dado en llamarse “VITALISMO”. Todos ellos se<br />

oponen a los intentos positivistas de explicar el mundo a partir de la mera<br />

racionalidad científica. Se trata de las “Filosofías de la vida”, que defienden<br />

el irracionalismo y la afirmación de la vida como realidad radical del ser<br />

humano. La razón no es la facultad exclusiva del hombre <strong>para</strong> ver la<br />

realidad, también están la inspiración poética, la intuición, el instinto, el<br />

inconsciente, etc... Representantes de esta corriente son: Schopenhauer,<br />

Nietzsche, Bergson, Ortega, Dilthey. Pero la manera de entender esa<br />

“vida” son muy diferentes en los distintos autores. La concepción de<br />

Nietzsche, representa el enfoque más radical y agresivo contra el<br />

racionalismo anterior.<br />

Podemos decir, que desde el punto de vista filosófico cabe anotar<br />

algunas influencias detectables en el pensamiento de Nietzsche:<br />

8


* El pensamiento griego. La gran fuente de la filosofía nietzscheana<br />

la constituye la relectura del pensamiento griego, y en especial de los<br />

autores clásicos. Esta lectura está guiada por la contraposición entre el<br />

ideal apolíneo, que representa la racionalidad normativa, y el ideal<br />

dionisíaco, que supone la perturbación de esa realidad normativa por un<br />

impulso vital, basado en el fundamento de retorno, a lo que nuestro autor<br />

llama lo uno primordial, lo originario y de lo que procede todo<br />

ordenamiento racional.<br />

* Kant. Luego, está la influencia de Kant. Pero el Kant que critica<br />

con rigor las pretensiones racionales de la metafísica. Sin embargo, no<br />

acepta, el nuevo planteamiento kantiano de la moral y de la religión.<br />

* Hegel. Nietzsche también es, heredero de Hegel: en la conciencia<br />

histórica, en la comprensión de lo real como proceso en devenir, en la<br />

crítica a la reducción de la realidad a las matemáticas.<br />

* Hay dos influencias directas sobre Nietzsche: Arturo Schopenhauer<br />

y Ricardo Wagner.<br />

9


* La influencia de Schopenhauer en Nietzsche es múltiple. Admira<br />

profundamente su estilo literario, su crítica al sistema hegeliano, y su<br />

nihilismo.<br />

De Schopenhauer Nietzsche tomó, también, la idea de que el mundo<br />

es esencialmente voluntad de existir, voluntad ciega de perdurar en el ser.<br />

La influencia de Schopenhauer en el pensamiento nietzscheano se<br />

podría resumir en:<br />

- La inteligencia no es más que una herramienta manejada por los<br />

instintos.<br />

- El papel predominante concedido al arte, sobre todo a la música como<br />

apaciguador momentáneo de la voluntad.<br />

- Radical desconfianza en la historia y en la visión ilustrada de progreso<br />

histórico.<br />

* Wagner, <strong>para</strong> Nietzsche, Wagner, supuso surgir de un espíritu<br />

libre cuyas armas eran las que más podían agradarle: La música y la<br />

poesía.<br />

El resultado de esta influencia es la creencia por parte de Nietzsche<br />

de que la historia espiritual de occidente, caracterizada por la antigüedad y<br />

dos mil años de cristianismo, ha sido un camino errado en el que el hombre<br />

se ha extraviado. Ante esto, es necesario renunciar a todo lo que hasta<br />

10


ahora se ha considerado “bueno”, “santo” y “verdadero”. Nietzsche<br />

representa así la crítica más extrema contra la religión, la filosofía, la moral<br />

y la ciencia.<br />

Darwin. Finalmente, Nietzsche, recibe una importante influencia del<br />

pensamiento evolucionista de Darwin, en especial de sus nociones de<br />

lucha por la vida, y de selección natural de las especies. Considera que la<br />

vida no está sometida a ninguna finalidad teleológica. En definitiva, trata<br />

de redescubrir el componente biológico del ser humano. Este pensamiento<br />

lleva a Nietzsche a ofrecer una visión completamente diferente de la<br />

historia de la humanidad, proporcionando la idea de una posible alternativa<br />

biológica, tal vez, un tanto ingenua y sentimental.<br />

3. VIDA Y OBRA<br />

Hemos realizado primero un recorrido histórico- filosófico- cultural<br />

porque nos resulta determinante <strong>para</strong> poder adentrarnos más<br />

profundamente en la vida de este pensador, los datos biográficos además de<br />

ser muy significativos se pueden de alguna manera entender y justificar<br />

sabiendo el contexto en el que la vida de este filósofo se desarrolla. Por<br />

otro lado consideramos también determinante el exponer algunos<br />

acontecimientos biográficos que serán la clave <strong>para</strong> comprender las razones<br />

de su filosofía crítica y radical.<br />

11


Es un filósofo del siglo XIX, que nació en 1844 en Roecken<br />

(Turingia, Alemania). Sus abuelos y sus padres fueron pastores<br />

protestantes. Paradójicamente, Nietzsche sería un gran ateo. Cuando tenía<br />

dos años nació su hermana Elisabeth que debía ser su compañera, amiga,<br />

confidente, enfermera y la causante del mayor embuste político que se le<br />

hizo al filósofo. Ésta tuvo una influencia nefasta en su obra, al falsificar<br />

numerosos pasajes de los escritos de Nietzsche e impedir la publicación<br />

de otros con la intención de hacerlo pasar por un precursor del nazismo.<br />

A pesar de que muchos han aprovechado esta circunstancia <strong>para</strong> atacarle,<br />

su defensa abierta de la individualidad creativa resulta incompatible con<br />

cualquier concepto globalizante, como el de raza o Reich. En la escuela de<br />

Pforta recibe una sólida formación humanista. A los 24 años Nietzsche es<br />

nombrado catedrático extraordinario de la universidad de Basilea. En 1871<br />

aparece su primera obra importante: "El origen de la tragedia en el espíritu<br />

de la música". Entre 1873-1876 publica "Consideraciones intempestivas" y<br />

“Humano, demasiado humano". Por estas fechas cae enfermo: terribles<br />

dolores de cabeza y ojos. A partir de aquí se convierte en nómada: Riva,<br />

Génova, Sicilia, Rapallo, Sils-Maria, Turín,… En 1881 publica "Aurora" y<br />

un año después " La Gaya Ciencia". En Roma conocerá a Lou Andreas<br />

Salomé, de la que permaneció enamorado a pesar de la posterior<br />

se<strong>para</strong>ción. En un estado de gran soledad escribe su obra central: "Así<br />

habló Zaratustra" (1883-1884). Ninguna de las obras posteriores alcanzaría<br />

12


el nivel de ésta: "Más allá del bien y del mal" (1886), "Genealogía de la<br />

moral" (1887), " El Anticristo" (1888), “Crepúsculo de los ídolos” (1888).<br />

Los dolores se hacen más frecuentes, le acecha la locura. Murió el 25 de<br />

agosto de 1900 a los 45 años de edad.<br />

4. <strong>LA</strong> FILOSOFIA <strong>DE</strong> <strong>NIETZSCHE</strong>. EL ARTE COMO EJE.<br />

APOLO Y DIONISIO.<br />

“[...]sólo como fenómeno estético aparecen justificados la existencia<br />

y el mundo”. Con esta contundente frase y todas las consecuencias que de<br />

ella se derivan podría resumirse la primera etapa del pensamiento<br />

nietzscheano. Su obra central, El nacimiento de la tragedia, está inspirada<br />

en la filosofía de Schopenhauer y Nietzsche esperaba que sus tesis sobre el<br />

arte fueran aplicadas por Wagner en sus óperas. Esta obra es, entre otras<br />

cosas, un profundo estudio filológico, artístico y filosófico centrado en el<br />

nacimiento y evolución de la tragedia griega. Dos fuerzas esenciales están<br />

presentes en estas obras teatrales: por un lado Apolo, el dios griego del sol<br />

y la luz, y, por otro lado, Dionisos, el dios del vino y la embriaguez. Ambos<br />

dioses son utilizados por Nietzsche de un modo metafórico y simbólico,<br />

relacionándose con estos significados: Dioniso es la voluntad (objeto<br />

central de la filosofía de Schopenhauer), lo irracional, la noche, lo<br />

instintivo, y en la tragedia se correspondería con los momentos musicales y<br />

de danza, y aquellos en los que participa el coro. En cuanto a Apolo,<br />

13


epresentaría la luz de la razón, la armonía, la alegría, la luminosidad del<br />

día, y se corresponde con las palabras (lógos, palabra-razón) y los<br />

personajes. Evidentemente, el valor de Dionisos es lo común (aquella parte<br />

de la tragedia en la que todos participan, fundiendo su conciencia en una<br />

fiesta colectiva) y Apolo es lo individual (el personaje con unas ideas,<br />

pensamientos o principios morales propios, que no se identifica con lo<br />

colectivo).<br />

Para Nietzsche, el comienzo de la tragedia griega está marcado por lo<br />

dionisiaco: el espectador es parte activa de la representación, un personaje<br />

más, que neutraliza su conciencia <strong>para</strong> convertirse en otro. Es ahí donde se<br />

produciría, por ejemplo, la catarsis de la que hablaba Aristóteles. La<br />

tragedia, desde este punto de vista, sería el arte total en el que el individuo<br />

deja de serlo, se funde en lo común, y se entrega a los valores dionisíacos.<br />

Pero esta preponderancia del coro, fue disminuyendo hasta dar paso a la<br />

tragedia griega clásica, transición que Nietzsche personifica en Eurípides:<br />

con él, el coro pierde relevancia, y la van cobrando los personajes<br />

individuales. La esencia dionisíaca y vital de la tragedia se cubre con un<br />

manto apolíneo, aparentemente armonioso y equilibrado. El instinto es<br />

tapado y anulado por el lógos. Si Eurípides inicia este proceso, Sócrates<br />

será el encargado de culminarlo: con él lo dionisíaco y la dimensión vital<br />

de la vida desaparecen, <strong>para</strong> dejar paso a una visión reflexiva y teórica de la<br />

14


misma. El diálogo y la búsqueda de una verdad universal dominan ahora<br />

sobre el instinto, el error, y la embriaguez dionisíaca. La armónica y<br />

equilibrada apariencia de Apolo ocultan <strong>para</strong> siempre el caos dionisíaco.<br />

Por ello, la propuesta nietzscheana consiste precisamente en<br />

recuperar el sentido originario de la tragedia griega: en desenmascarar a<br />

Apolo, <strong>para</strong> que Dionisos retome el protagonismo que le corresponde. Eso<br />

es lo que Nietzsche personifica en Schopenhauer y en Wagner. En la<br />

medida en que la voluntad (y no el pensamiento o la verdad, como en la<br />

mayoría de los filósofos anteriores) es uno de los conceptos clave de<br />

Schopenhauer, Nietzsche espera que su pensamiento sea un punto de<br />

inflexión que permita volver a los valores dionisíacos. Igualmente, proyecta<br />

sobre Wagner todos los presupuestos artísticos que se derivan de El<br />

nacimiento de la tragedia, esperando que la ópera de Wagner, concebida<br />

como un arte total en el que se conjugan todas las demás, asuma la misión<br />

de volver a Dionisos. Los desencuentros personales con Wagner unidos a<br />

su negativa de realizar este proyecto artístico, provocarán un<br />

distanciamiento progresivo, que terminará con una ruptura definitiva entre<br />

ambos autores. Sin embargo, el protagonismo de Dionisos y todos los<br />

valores que éste simboliza, reaparecerán una y otra vez en toda la filosofía<br />

nietzscheana. La propuesta dionisíaca vendría a ser como el ave fénix<br />

15


filosófico: muerto Dionisos, todas sus ideas vuelven a la vida encarnadas<br />

en una nueva figura simbólica: Zaratustra.<br />

5. ZARATUSTRA. EL PROFETA <strong>DE</strong> <strong>LA</strong> VIDA.<br />

La sustitución de Dioniso por Zaratustra responde a la necesidad<br />

teórica de romper con toda la filosofía anterior, y personalizar en una nueva<br />

figura todas sus ideas. Las ideas asociadas a Dionisos estaban claramente<br />

influenciadas por Schopenhauer. Tomando a Zaratustra como protagonista<br />

de su pensamiento, Nietzsche pretende desarrollar una filosofía propia y<br />

original, alejada de cualquier teorización de tipo metafísico. Pese a este<br />

cambio, la crítica va a seguir dirigiéndose contra toda la filosofía anterior y<br />

contra el cristianismo. Zaratustra será, desde esta perspectiva el nuevo<br />

profeta que venga a sustituir a todos los anteriores, que han pervertido el<br />

mensaje de la vida. Zaratustra podría ser considerado como el anticristo, el<br />

mensajero de la muerte de Dios, de la misma forma que Así habló<br />

Zaratustra, la obra en la que Nietzsche nos presenta el mensaje del nuevo<br />

profeta, se convierte en la nueva Biblia nietzscheana, donde las referencias<br />

directas e indirectas a los textos sagrados son constantes, aunque el<br />

mensaje sea completamente opuesto. Veamos algunos de los conceptos que<br />

predica Zaratustra: Voluntad de poder, el eterno retorno, la transmutación<br />

de los valores, el superhombre y la muerte de Dios.<br />

16


5.1.- <strong>LA</strong> VOLUNTAD <strong>DE</strong> PO<strong>DE</strong>R<br />

“Principio básico de la realidad a partir de la cual se desarrollan todos<br />

los seres. Es la fuerza primordial que busca mantenerse en el ser, y ser aún<br />

más.”<br />

Dada la repugnancia que parece despertar en él todo lo metafísico,<br />

todo discurso relativo al ser, puede resultar extraño sugerir que con la<br />

voluntad de poder Nietzsche nos presenta su noción de ser, su teoría del<br />

ser, su teoría de la realidad del mundo, “su metafísica” .<br />

Interpretación de la realidad<br />

Múltiple es la realidad del mundo en cuanto tal, y múltiple es el ser<br />

humano, porque el hombre posee una pluralidad de impulsos e instintos.<br />

Reivindica la multiplicidad del ser. Esta multiplicidad se convierte en<br />

“apariencia”.<br />

Por otra parte el ser es “devenir” porque siempre está por hacerse,<br />

siempre está en proceso, en proceso infinito, eterno, sin posibilidad de fin.<br />

Con el concepto de “voluntad”, Nietzsche trata de expresar la idea<br />

de que el ser es una fuerza ciega, caótica, constructora y destructora, en<br />

continuo devenir, sin sentido y sin fin, creando y destruyendo. El ser tiene<br />

como esencia un impulso que lo lleva a imponerse sobre lo que le rodea,<br />

17


sobre el resto del ser, es una especie de lucha sin fin. (aquí se ve claramente<br />

la influencia de Heráclito y de Darwin).<br />

De todo esto se puede concluir: que la “Voluntad de poder”, no es<br />

deseo de poder, ni querer el poder. La voluntad de poder, no es voluntad<br />

como facultad del alma que decide esto o lo otro (psicología). No es<br />

voluntad pasiva, de obedecer o de someterse. Para Nietzsche, la voluntad<br />

de poder, es voluntad de crear, de alumbrar nuevos valores, voluntad de<br />

dar, voluntad de afirmar la diferencia.<br />

La voluntad de poder se identifica con cualquier fuerza,<br />

inorgánica, orgánica, psicológica, y tiende a su autoafirmación: no se trata<br />

de voluntad de existir, sino de ser más.<br />

La Voluntad de Poder puede ser afirmativa o negativa<br />

¿Qué se afirma o niega?: Se afirma la vida. La afirmativa: quiere la vida.<br />

La afirmación es lo que define la voluntad como creación, alegría,<br />

donación, amor, inocencia, juego, azar, devenir; es Dionisos, el dios de la<br />

ebriedad.<br />

18


La negativa. También la Voluntad de Poder puede ser negativa o<br />

perseguir la nada. Es la depreciación de la vida, su odio. La vida es<br />

culpable y responsable y necesita justificación.<br />

También, La Voluntad de Poder es lucha de la vida por superarse<br />

así mismo constantemente. La vida es lucha constante. Todo esto exige una<br />

nueva realidad, nuevos valores, una "transmutación de los valores”, que<br />

se favorezca la superación del ser humano, el superhombre.<br />

La nueva idea de verdad.<br />

Entendida así la realidad, el concepto tradicional de verdad carece de<br />

sentido. La verdad también estará en función de la voluntad de poder; será<br />

verdadero aquello que favorezca a la vida y será engañoso todo aquello que<br />

se la niegue. La voluntad de poder es voluntad de apariencia, de ilusión,<br />

es voluntad de vida.<br />

Finalmente, la Voluntad de poder es la voluntad de juzgar, es la<br />

capacidad que tiene el ser humano de crear valores. Juzgar es crear y en<br />

esta creación de valores se simboliza la máxima actuación de la voluntad<br />

de poder. Por esta razón, la voluntad de poder llevará a anegar los valores<br />

de una sociedad decadente.<br />

19


5.2. EL ETERNO RETORNO<br />

Inspirándose en la mitología griega y en los presocráticos (Heráclito<br />

de Éfeso), la idea clave del eterno retorno es la repetición, el ciclo que se<br />

ejecuta una y otra vez, sin que nada apunte hacia un estado final, o sin que<br />

haya posibilidad a ningún tipo de progreso o evolución lineal. La teleología<br />

aristotélica, el mundo platónico de las Ideas o el cielo prometido por los<br />

cristianos son creaciones conceptuales absurdas: “Si el Universo tuviese<br />

una finalidad, ésta debería haberse alcanzado ya. Y si existiese <strong>para</strong> él un<br />

estado final, también debería haberse alcanzado.” El eterno retorno incluye<br />

de este modo connotaciones materialistas, con una clara consecuencia<br />

temporal: no existe más que el presente, el aquí y ahora, el mundo que<br />

vivimos hoy. El pasado ya fue y el futuro no existe, por lo que el hombre<br />

debe ser fiel al presente que vive, única realidad que podemos vivir<br />

realmente. Un presente eternamente repetido, una tierra con procesos que<br />

comienzan y terminan sin cesar: éste es el eterno retorno, que nos invita a<br />

permanecer fieles a nuestro tiempo, “fieles a la tierra”: “¡Yo os conjuro,<br />

hermanos míos, permaneced fieles a la tierra, y no creáis a quienes os<br />

hablan de esperanzas sobreterrenales! Son envenenadores, lo sepan o no.”<br />

Pero Nietzsche va más allá del significado puramente cosmológico. El<br />

eterno retorno se termina convirtiendo en valor: es el camino <strong>para</strong> afirmar<br />

la vida, es la expresión de la voluntad de poder que se libera del lastre del<br />

20


pasado y del temor respecto al futuro. El eterno retorno es el lugar y el<br />

tiempo propio de la voluntad de poder. Zaratustra se convierte en el profeta<br />

de esta nueva concepción, que eleva la visión griega de la naturaleza a la<br />

categoría de valor moral. Aprecia Nietzsche dos aspectos de esta idea:<br />

1. La inocencia y la carencia de sentido del cambio, fijándose<br />

especialmente en los fragmentos heraclíteos. El cambio es sólo eso:<br />

cambio, sin más valoraciones morales o metafísicas que realizar al<br />

respecto.<br />

2. La afirmación de la vida que se contrapone a toda clase de<br />

pesimismo. El eterno retorno nos garantiza que hay sólo una realidad<br />

(la presente) y que no hay un desarrollo hacia “otro” mundo, sea esto<br />

interpretado en un sentido religioso (el cielo cristiano) o político (una<br />

utopía o una sociedad mejor que construir). Como consecuencia de<br />

esto, todo es bueno y justificable, puesto que todo se repite. El<br />

mundo es giro, juego, la danza del mundo alrededor de sí mismo.<br />

El eterno retorno es un reflejo del deseo de eternidad del presente, de la<br />

voluntad de que todo permanezca. Es el sí infinito, eterno y absoluto al<br />

presente vivido, a la vida misma y a la existencia. Para que esta idea<br />

penetre en la sociedad y llegue al hombre es necesario avanzar hacia el<br />

siguiente concepto: la transmutación de los valores.<br />

21


5.3. <strong>LA</strong> TRANSMUTACIÓN <strong>DE</strong> LOS VALORES<br />

En esta ininterrumpida afirmación de la vida que es la filosofía<br />

nietzscheana, aparece ahora, como siempre, una crítica y una propuesta:<br />

derrumbemos todos los valores que niegan la vida, que se oponen a ella, y<br />

respaldemos con nuestras obras y nuestras palabras la vida, la voluntad de<br />

poder, el eterno retorno. La moral tradicional es decadente, aniquiladora de<br />

todos los momentos en que la vida brota: niega el deseo, el instinto, el<br />

impulso, la creación. La moral tradicional conserva un pesimismo que debe<br />

ser superado: “Transvaloración de todos los valores, ésta es mi fórmula”.<br />

Por eso hay que ser inmoralista: rechazar la moral decadente y pesimista,<br />

negadora de la vida, que la sociedad impone, y ser ultra moralista,<br />

podríamos decir, en la creación e invención de nuevos valores que estén en<br />

sintonía con el eterno retorno, la vida y la voluntad de poder. El creador de<br />

valores está más allá del bien y del mal, y es personificado en la filosofía<br />

nietzscheana por un nuevo concepto: el superhombre.<br />

5.4. EL SUPERHOMBRE<br />

El superhombre es la encarnación de todos los valores nietzscheanos:<br />

sería aquella persona que vive según su voluntad de poder, asumiendo<br />

también el eterno retorno y la transmutación de los valores. Es el “nuevo<br />

hombre” que debe sustituir al “último hombre”, y que es anunciado por<br />

22


Zaratustra. El superhombre es producto del eterno retorno, y recupera la<br />

inocencia del hombre primitivo que puede encontrarse en los presocráticos.<br />

No vive apesadumbrado por tantos y tantos siglos de filosofía, reflexión,<br />

religión, ciencia... Juega con la vida, tal y como presenta Nietzsche al<br />

superhombre en sus famosas tres transformaciones: proceso del<br />

superhombre.<br />

1. El camello: es aquella persona humilde y sumisa, que vive pendiente<br />

de obedecer a su amo sin quejarse; el amo manda y él obedece. Es<br />

como un camello que sufre una pesada carga: la moral y la religión<br />

le convierten en un esclavo que vive pendiente de las normas (¡Tú<br />

debes!). Para ganarte el cielo, debes y tienes que sufrir las cargas<br />

que se te impongan.<br />

2. El león: El hombre - camello, cansado por el peso de la carga se<br />

rebela contra su amo y lo derriba. Entonces se convierte en el<br />

hombre-león, crítico y dueño de sí mismo, que dice el “yo<br />

quiero” e impone su voluntad y se emancipa de la religión. Trata de<br />

romper con los valores tradicionales de la religión, pero vive anclado<br />

a la moral, una moral que va en contra de la vida, y que elimina su<br />

libertad.<br />

23


3. El niño: A medida que se va quitando las cargas, se va haciendo el<br />

creador de sus propios valores; se convierte en el hombre-niño que<br />

busca la afirmación de sí mismo. Es el ejemplo perfecto del<br />

superhombre, el niño imagina, crea, inventa, juega con la vida. Es el<br />

verdadero creador de valores. El niño se libra de la “seriedad” y del<br />

“rigor” racionalista del león, y convierte la inconsciencia y la<br />

inocencia en su mejor virtud: vive fiel a la tierra, y asume el eterno<br />

retorno como una más de las reglas de la vida. El niño ama la vida, la<br />

vive sin pensar sobre ella.<br />

El superhombre aglutina todos los conceptos anteriormente explicados.<br />

Es el mensaje nietzscheano condensado en una sola figura, en un solo<br />

modelo de hombre. Nietzsche se refiere una y otra vez a uno de los<br />

fragmentos de Heráclito: “El tiempo es un niño que mueve las piezas del<br />

juego: ¡gobierno de un niño!”. El superhombre es la aparición natural que<br />

sigue a la muerte de Dios. Aunque esta expresión tiene precedentes, en<br />

Nietzsche adquiere un nuevo significado: es la desaparición absoluta de<br />

Dios, que es la negación de la vida. El que sirve a Dios o vive pensando en<br />

él, niega la vida, deja de vivirla. Por eso el superhombre es aquel capaz de<br />

superar la destrucción de Dios, el hundimiento del cristianismo, que será<br />

24


uno de los temas característicos de la crítica nietzscheana a la civilización<br />

occidental.<br />

Características del superhombre. ( El ideal del superhombre)<br />

A partir del tercer momento (el niño) es cuando empieza a aparecer el<br />

superhombre que da lugar a la nueva humanidad libre y creadora.<br />

El superhombre no se puede identificar con una clase social con<br />

privilegios (la aristocracia), ni con un grupo definido biológicamente (una<br />

raza). Pero lo podemos reconocer a partir de su conducta moral.<br />

1. Rechaza la moral de esclavos. La humildad, la mansedumbre, la<br />

obediencia, el servilismo, el rencor.<br />

2. Rechaza la conducta gregaria. Detesta la moral del rebaño, la<br />

conducta de los que siguen la mayoría, de los que siguen normas<br />

morales ya establecidas.<br />

3. Crea valores. Inventa las normas morales, que sean fieles al mundo de<br />

la vida.<br />

25


4. Afán de superación.- Tiene que superar la moral tradicional,<br />

decadente, alienante. Este afán de superación le debe llevar a expulsar a<br />

Dios de su interior, tiene que superar la idea de Dios: Dios ha muerto y<br />

sólo queda el hombre, que se va superando hasta llegar al superhombre<br />

5. Vive en la finitud.- No cree en ninguna realidad trascendente, ni en<br />

Dios, ni en ningún destino privilegiado <strong>para</strong> los seres humanos: una<br />

raza, una nación, un grupo. Es dionisíaco.<br />

6. Le gusta el riesgo, las nuevas experiencias, las pruebas difíciles, es<br />

duro consigo mismo y con los demás.<br />

7. Ama la intensidad de la vida: la alegría, el entusiasmo, la salud, el<br />

éxito, el amor sexual.<br />

8. Dueño de sí mismo: el superhombre es la afirmación enérgica de la<br />

vida y el creador y dueño de sí mismo y de su vida, es un espíritu libre.<br />

26


5.5. “<strong>LA</strong> MUERTE <strong>DE</strong> DIOS”<br />

Significado de la “La muerte de Dios”. Es la liberación de un gran peso,<br />

el peso de la idea de un más allá. La idea de Dios es lo que impide al ser<br />

humano superarse. Por ello si queremos redimir al ser humano tenemos<br />

que matar a Dios.<br />

La idea de la existencia de Dios, constituye, según Nietzsche, la<br />

destrucción de la vida. El hombre, temeroso de sus propias fuerzas<br />

creadoras y poderosas, ha puesto en Dios todo lo grande (aunque<br />

momificado) y se ha quedado con lo más pequeño y miserable: Dios es<br />

todo y el hombre es nada.<br />

Dios reúne, <strong>para</strong> Nietzsche, todas las características opuestas a la vida:<br />

es inmutable, perfecto, eterno, incondicionado, verdadero... Es decir, lo<br />

contrario de la vida real. Por eso Dios debe morir <strong>para</strong> que viva el<br />

hombre. O mejor, el “superhombre” como llama Nietzsche a ese hombre<br />

que se decide a ser el creador de su propia vida. Sólo así podrá el hombre<br />

recuperar las dimensiones poderosas que había perdido. En otro texto<br />

anuncia solemnemente "la muerte de Dios" como el acontecimiento que<br />

abre las puertas a una "nueva aurora" <strong>para</strong> la humanidad. Y es<br />

importante advertir que cuando Nietzsche habla de Dios no se refiere<br />

solamente al Dios cristiano, sino a todos aquellos valores absolutos que<br />

27


hacen olvidar al hombre que la vida es una pura creación que rechaza<br />

someterse a valores que no sean los que ella misma produce. Como la<br />

idolatría de la ciencia y el progreso, tan frecuentes en su tiempo.<br />

6. <strong>FILOSOFÍA</strong> A MARTIL<strong>LA</strong>ZOS<br />

6.1. <strong>LA</strong> CIVILIZACIÓN OCCI<strong>DE</strong>NTAL EN EL PUNTO <strong>DE</strong><br />

MIRA<br />

La crítica nietzscheana a la civilización occidental es radical: se dirige<br />

contra los fundamentos de la misma, concretados en la moral, la religión, la<br />

filosofía e incluso la ciencia. Esta crítica, parte negativa del pensamiento de<br />

Nietzsche, es desarrollada especialmente en la segunda y cuarta etapa de su<br />

pensamiento. En todas sus críticas aparecen los siguientes aspectos<br />

comunes:<br />

1. El método genealógico y psicológico: intenta ir al fondo instintivo<br />

que subyace a la cultura humana. Adoptando la terminología de El<br />

nacimiento de la tragedia, podríamos decir que la cultura es<br />

interpretada como la continuación “apolínea” de lo dionisíaco, que es<br />

el verdadero motor de la realidad y de la vida. Por ello será necesario<br />

“desenmascarar” la cultura, objetivo que convierte a Nietzsche, junto<br />

a Marx y Freud, en uno de los maestros de la sospecha. Será<br />

28


necesario desarrollar un especial “olfato” <strong>para</strong> detectar por debajo de<br />

la cultura el impulso primigenio que hace brotar la vida: la razón de<br />

la ciencia, la moral, la filosofía y la religión esconden la sin razón de<br />

la vida, el instinto que late en su fondo. Este método genealógico<br />

será una de las aportaciones de Nietzsche a toda la filosofía del siglo<br />

XX, siendo aplicado en diversos campos por autores como Foucault,<br />

Delueze o Derrida.<br />

2. Un análisis común: Todo procede de la raíz irracional de la vida, y<br />

sin embargo la cultura se empeña en negarla ese origen, en<br />

camuflarlo con el manto de la racionalidad. Por eso, en la medida en<br />

que niega la vida, occidente se dirige hacia la nada: el nihilismo,<br />

término clave de esta crítica, es la destrucción de la vida que parece<br />

ser la meta de la civilización occidental.<br />

3. Un enemigo con muchas caras: allá donde respira la razón se<br />

manifiesta la decadencia propia de la negación de la vida. Da igual<br />

que hablemos de ciencia, arte, religión o filosofía. Lo que niega la<br />

vida debe ser superado y abandonado.<br />

29


6.2.EL NIHILISMO Y SUS FORMAS.<br />

De “nihil”, nada, significa “no dar valor a nada” y se materializa en<br />

el tedio vital actual. Es una actitud vital y filosófica que niega todo valor a<br />

la existencia. Es una consecuencia de la muerte de Dios.<br />

El mismo Nietzsche nos define lo que significa el nihilismo: “que los<br />

supremos valores se devalúan. Falta el fin, falta la respuesta a la<br />

pregunta ¿<strong>para</strong> qué?”.<br />

El nihilismo es valorado y repudiado al mismo tiempo por Nietzsche,<br />

aunque las dos actitudes no son contradictorias. Por un lado, el nihilismo es<br />

activo porque supera la creencia en un Dios alienante. Es negativo porque<br />

es la falta de energía vital.<br />

Formas del nihilismo<br />

En función de la “Voluntad de poder” podemos distinguir diversos<br />

tipos, formas, caras o aspectos de nihilismo: El nihilismo activo y el<br />

nihilismo pasivo<br />

30


1. Nihilismo activo: signo de la voluntad de poder, de la persona que<br />

supera la angustia inicial que provoca la muerte de Dios.<br />

2. Nihilismo pasivo: la decadencia propia de la persona que se hunde<br />

ante la falta de referentes, y que vive “desfondado”, sin llegar a<br />

abrazar los valores de la vida.<br />

La clave <strong>para</strong> diferenciar ambos tipos de nihilismo reside en la voluntad<br />

de poder. Si la voluntad de poder se reduce, aparece el nihilismo pasivo. Es<br />

la forma de vida derivada de la pérdida de todo tipo de referentes, y<br />

Nietzsche piensa que está a punto de surgir en occidente: todos los valores<br />

que ha creado occidente son falsos, decadentes, negadores de la vida, hijos<br />

de la “voluntad de la nada”. Cuando todos estos valores supremos muestran<br />

sus debilidades surge la angustia y la inquietud propia del nihilismo pasivo.<br />

Dios, la verdad, el bien y el mal se convierten en palabras vacías, y el<br />

hombre reflexivo potenciado por Sócrates, Platón o Descartes no encuentra<br />

una piedra segura sobre la que levantar su reflexión y su vida. Cuando todo<br />

esto ocurra, habrá llegado el tiempo del último hombre, aquel que se deja<br />

vencer por este desfondamiento, y que vive angustiado, temeroso,<br />

deprimido ante la tristeza de un mundo ilusorio que se derrumba ante su<br />

mirada. El nihilismo pasivo se entristece ante la total falta de sentido.<br />

31


Pero existe una respuesta a esta crisis, y viene proporcionada por el<br />

nihilismo activo: es la fuerza capaz de sobreponerse a la crisis del nihilismo<br />

pasivo, y viene potenciada por una enérgica voluntad de poder. El nihilista<br />

activo no espera a que los valores se derrumben: los destruye el mismo,<br />

siendo capaz de sustituirlos por sus propios valores. La voluntad de poder<br />

crea destruyendo, y destruye en su acto de creación. Este nihilismo activo<br />

será el que conduzca a Nietzsche a desarrollar una crítica radical contra dos<br />

de los fundamentos de occidente: la filosofía y la moral.<br />

7.- CRÍTICA A <strong>LA</strong> <strong>FILOSOFÍA</strong><br />

Los grandes referentes de la filosofía occidental han sido, <strong>para</strong><br />

Nietzsche, sus grandes traidores, responsables de la corrupción que provoca<br />

el predominio de la razón sobre la vida. Sus críticas se dirigen contra<br />

Sócrates y Platón: Sócrates fue el encargado de que Apolo se impusiera<br />

sobre Dioniso, con lo que la razón dominó sobre la vida. Su discípulo<br />

Platón despreció el mundo que nos rodea, a la vez que se inventó uno<br />

nuevo, en el cual se encontraba la verdad y el bien. El idealismo de ambos<br />

esconde, en realidad, la decadencia, el temor ante la vida irracional y el<br />

mundo, el miedo al instinto desordenado y dionisíaco, la angustia ante la<br />

finitud y la muerte. Es un consuelo metafísico propio de la debilidad<br />

humana.<br />

32


CRÍTICA A <strong>LA</strong> MORAL P<strong>LA</strong>TÓNICA (TRADICIONAL)<br />

La crítica que hace a la moral platónico se centra en destacar su<br />

carácter contranatural; es una moral que se dirige contra los instintos de la<br />

vida, es una moral decadente.<br />

La base filosófica de la moral “contranatural” es el platonismo. El<br />

hecho de distinguir entre un mundo auténtico y un mundo aparente, según<br />

Nietzsche, hace que el mundo aparente, el que realmente vivimos, no tenga<br />

sentido, no tenga valor.<br />

El platonismo pone el centro de gravedad del ser humano, no en esta<br />

vida, sino en la otra, en el mundo de las ideas, en el más allá salvador. Se<br />

dirige la vida desde fuera de la vida misma. Esto es un síntoma de<br />

decadencia, de nihilismo, negativo, por ser antitético a la vida misma.<br />

Nietzsche critica esa existencia de un orden moral del mundo, una fuerza<br />

que lo explica y da sentido: Dios, como la Idea de Bien. Nietzsche, dice, si<br />

queremos redimir al ser humano de esta moral es preciso matar a Dios y<br />

hacer desaparecer su sombra, de esta forma “redimimos” el mundo.<br />

33


Una guía absoluta, como propone la moral tradicional, sólo es posible si<br />

imaginamos a alguien fuera del mundo, fuera de la vida; pero esta idea es la<br />

imagen trasnochada de la propia moral cristiana.<br />

Nietzsche solía llamarse “inmoralista”, pero no porque fuera amoral; su<br />

moral va por caminos diferentes a los tradicionales, pero no deja de tener<br />

una moralidad: Frente a la moral tradicional representada por APOLO, dios<br />

del orden, la razón, la armonía que se inventa otro mundo “ideal” que<br />

aplasta este mundo “real”, se alza DIONISO, dios de la vida, de la<br />

embriaguez y del éxtasis, de lo informe, de lo trágico y caótico, de la<br />

creatividad y destrucción naturales, en el originario devenir del ser.<br />

De entre todos los filósofos, sólo Heráclito se salva: muchos de sus<br />

fragmentos aparecen en las obras de Nietzsche, y sus ideas están detrás de<br />

conceptos como el eterno retorno. Los demás filósofos se han dedicado a<br />

conceptualizar, a negar la vida con conceptos como “ser”, “yo”,<br />

“sustancia”, “cosa en sí”, “causa”... Son estos conceptos los responsables<br />

del desprecio a los sentidos y una valoración excesiva de la razón. Se debe<br />

luchar contra este racionalismo con una aceptación contundente de lo único<br />

que nos es dado: los datos de los sentidos, la apariencia. La filosofía debe<br />

regresar a las tesis heraclíteas. La metafísica se equivoca al se<strong>para</strong>r la<br />

apariencia y la esencia, el mundo aparente y el mundo verdadero. La única<br />

34


verdad es la apariencia y los conceptos metafísicos son obstáculos que nos<br />

se<strong>para</strong>n de las cosas: el que quiera pensar con libertad debe deshacerse de<br />

ellos, destruirlos, <strong>para</strong> retomar el contacto directo con la realidad.<br />

A esta teoría fenomenista, le añade Nietzsche un tono claramente<br />

pragmático: la verdad va unida siempre al interés. Es verdadero <strong>para</strong> cada<br />

individuo lo que aumenta su voluntad de poder, lo que hace que la vida se<br />

expanda. Las consecuencias subjetivistas son inevitables, pero no<br />

preocupan demasiado al filósofo alemán, que reconoce abiertamente que<br />

“no hay hechos sino interpretaciones”. Todo es perspectiva, punto de vista<br />

ligado al interés propio. La verdad no existe, y su lugar es ocupado por la<br />

verdad de cada uno, aquella que a cada uno le interesa.<br />

8. CRÍTICA A <strong>LA</strong> MORAL<br />

Si las críticas a la ciencia y la religión siguen la estela abierta por la<br />

crítica a la filosofía, la crítica a la moral sí que aporta nuevos enfoques<br />

sobre los que merece la pena detenerse. Así, La genealogía de la moral es<br />

un ejemplo <strong>para</strong>digmático de la aplicación del método genealógico:<br />

Nietzsche indaga en el origen y evolución de los conceptos morales,<br />

descubriendo que su significado no siempre ha sido el que la moral suele<br />

recoger. A través de un estudio etimológico e histórico, Nietzsche llega a<br />

esta conclusión: las palabras que en diversas lenguas significan “bueno”<br />

35


significaron originariamente “noble, aristocrático”, un sentido opuesto al<br />

significado de “malo”, referido siempre a “vulgar, plebeyo”. Como se ve<br />

ambos conceptos no tenían significado moral: habían sido creados por los<br />

nobles y poderosos <strong>para</strong> se<strong>para</strong>rse del pueblo. Sólo con el paso del tiempo,<br />

ambas palabras adquieren un significado moral, que lleva a un segundo<br />

plano el significado original de estos términos. Los que eran “malos” (los<br />

plebeyos, esclavos, débiles) pasan a denominarse “buenos”, mientras que<br />

los buenos (poderosos, nobles, aristócratas) son ahora los “malos”. Los<br />

judíos fueron, según Nietzsche, los que iniciaron esta transmutación de<br />

los valores, que después fue seguida por los cristianos. La religión estaría,<br />

de este modo, en la base de un movimiento tan revolucionario como<br />

falseador de los valores originarios.<br />

De este modo, los plebeyos imponen sus valores sobre los nobles. La<br />

compasión, el perdón o la caridad (prácticas que sólo tienen sentido entre<br />

los débiles) logran que otros valores como la soberbia, la fuerza o la<br />

rotunda afirmación de la vida sean despreciados y valorados de un modo<br />

negativo. Triunfa así una moral de la mediocridad y el resentimiento, una<br />

moral que niega la vida, el impulso y el sentimiento, y que está en el origen<br />

de la decadencia y el nihilismo que caracterizan a occidente. Si la moral en<br />

que vive el hombre contemporáneo es una negación de la vida, una<br />

imposición de la razón, debemos derrumbarla <strong>para</strong> retomar los sentidos<br />

36


originales de las palabras “bueno” y “malo”. Por eso Nietzsche muestra la<br />

esperanza en que un futuro no muy lejano la moral de los nobles ocupe el<br />

lugar que le corresponda: surgirá así un nuevo hombre (el superhombre) y<br />

se podrá vivir “más allá del bien y del mal”, recobrando aquella inocencia<br />

del niño que juega la vida, interpretándola como una obra de arte, llevando<br />

a la práctica el mensaje de Zaratustra.<br />

CRÍTICA A <strong>LA</strong> MORAL CRISTIANA.<br />

Nietzsche critica lo que él llama el espíritu cristiano, que ya tiene sus<br />

precedentes en la época de la Grecia Clásica, encarnado en las figuras de<br />

Sócrates y Platón. Estos pensadores fueron defensores de una moral<br />

ascética, fundada en una concepción de la vida como castigo y del ser<br />

humano como alma prisionera de un cuerpo que debe purificarse,<br />

desentendiéndose de ese cuerpo, así como de los deseos e intereses<br />

mundanos. Esta moral, dice Nietzsche, es contraria a la vida, es una moral<br />

nihilista, que repudia la sensualidad al considerarla pecado.<br />

Esta moral es una herencia de la religión judía, entendida como<br />

imperio sacerdotal. Esta moral represiva, justifica doctrinalmente el poder<br />

del sacerdote sobre el pueblo.<br />

37


La amenaza de desgracias es la clave del poder sacerdotal. Si el<br />

pueblo disminuye su temor a Dios, si desobedece sus disposiciones, será<br />

castigado. En realidad, la desobediencia a Dios no es otra cosa que la<br />

desobediencia a los sacerdotes que son caracterizados como sus<br />

representantes, es decir, el poder sacerdotal.<br />

A esta moral de la religión judía, Nietzsche llama moral de los<br />

esclavos o moral de la debilidad, de los resentidos, de los sumisos, de los<br />

débiles, de los humildes, de los miedosos que no se atreven a manifestarse,<br />

que no se atreven a luchar, es una moral que crea la mala conciencia o<br />

sentimiento de culpa.<br />

9. CRÍTICA A <strong>LA</strong> METAFÍSICA TRADICIONAL.<br />

(<strong>FILOSOFÍA</strong> TRADICONAL)<br />

Nietzsche considera que el error fundamental de toda metafísica<br />

desde Sócrates está en la invención de un mundo racional y la<br />

desvalorización de lo opuesto a ese mundo racional, el que se ofrece a los<br />

sentidos, el mundo del devenir.<br />

38


Esta crítica está conectada con la crítica a la moral. No olvidemos<br />

que la moral tradicional se fundamenta en la distinción platónica de los dos<br />

mundos, el aparente y el real, y en la sobrevaloración de la razón frente a<br />

los sentidos, que no nos ofrecen ningún conocimiento cierto de lo<br />

auténticamente real. La crítica se dirige a Sócrates, que hizo someter a<br />

Dionisio (la vida) bajo el fuero de Apolo (la razón, la lógica). Platón, por su<br />

parte, crea un mundo ideal desvalorizando el mundo sensible; dibuja la<br />

ilusión de un mundo verdadero, de un alma sin cuerpo, de un bien en sí.<br />

Pero detrás del idealismo socrático-platónico se esconde un odio, un<br />

recelo a la vida, al instinto.<br />

La metafísica tradicional es dogmática: considera el ser como algo<br />

fijo, estático, inmutable. Pero realmente, dice Nietzsche, este ser no existe;<br />

sólo existe el devenir, sólo existe el mundo de las apariencias, los<br />

fenómenos. De ahí que Nietzsche, salve a Heráclito, el único que ha<br />

afirmado el ser como devenir, y a la dialéctica de Hegel, <strong>para</strong> quien toda la<br />

realidad está en constante movimiento dialéctico. Sin embargo Kant es<br />

condenado por afirmar esa se<strong>para</strong>ción entre fenómeno y noúmeno, pues<br />

sólo existe el fenómeno.<br />

Los conceptos más excelsos de la metafísica tradicional deben su<br />

existencia a engaños gramaticales o del lenguaje. Así, “YO”, “COSA EN<br />

39


SÍ”, CAUSA, SUSTANCIA son conceptos que se deben a una<br />

sobrevaloración de la razón, que nos ha llevado a movernos en un nivel<br />

ficticio. Pero sólo son los sentidos los que nos conectan con el devenir, con<br />

el fenómeno, con las apariencias.<br />

En definitiva, el supremo error de la metafísica consiste en haber<br />

admitido ese desdoblamiento entre mundo verdadero y mundo aparente y<br />

en haber hecho depender el mundo aparente del mundo verdadero (la<br />

antítesis de los valores), cuando sólo existe el mundo que ellos defienden<br />

como aparente. La historia de la filosofía no es otra cosa que la historia de<br />

cómo el ser humano intenta borrar este falso espejismo de su horizonte, de<br />

cómo se va desvaneciendo esta alucinación del mundo auténtico y<br />

verdadero.<br />

Nietzsche en su concepción de la realidad, pone la vida como aspecto<br />

de la realidad al que todo se subordina. De modo que todo es medido,<br />

valorado e interpretado en función de su relación con la vida. La vida es,<br />

pues, la realidad fundamental, la modalidad del ser más valiosa de todas y<br />

la que representa el verdadero y último sentido del ser. Con la vida, el ser<br />

se trasciende a sí mismo, es la muestra más clara de la esencia del ser, de<br />

la voluntad de poder.<br />

40


Si <strong>para</strong> la metafísica tradicional la realidad es estática, fija e<br />

inmutable, solamente podemos conocerla, aprehenderla, a través de una<br />

construcción fija, estática absoluta y universal: el concepto. Nietzsche<br />

duda de que el concepto pueda servir <strong>para</strong> aprehender la realidad del ser,<br />

que es devenir y cambio.<br />

Otro obstáculo creado por la metafísica tradicional en nuestro<br />

acercamiento a la realidad es la idea de “verdad”. Pero ¿hay algo tan<br />

absurdo como una “verdad en si”?. Para Nietzsche una verdad resulta<br />

verdadera por su valor <strong>para</strong> la vida. “la voluntad de verdad” es la<br />

“voluntad de poder”. Verdad es lo que aumenta el poder, lo que sirve a la<br />

vida. La vida determina si algo es verdad o no. La voluntad de poder, la<br />

voluntad de vivir es más profunda que la “voluntad de verdad”, que<br />

imperaba en la metafísica tradicional.<br />

El filósofo dogmático se dedica, dice Nietzsche, a “especular” por<br />

encima del movimiento del mundo, por considerar este mundo causa de<br />

error. Esta se<strong>para</strong>ción entre mundo de las ideas (real) y mundo de los<br />

sentidos (aparente) es un error. Nietzsche dice que no hay un mundo<br />

aparente y otro verdadero, sino que sólo está el devenir constante del ser<br />

creando y destruyendo el mundo existente.<br />

Para Nietzsche, el “SER METAFÍSICO” es lo más vacío y abstracto<br />

que el hombre ha podido imaginar y por ello equivale a la “pura nada”.<br />

41


10. EL CREPÚSCULO <strong>DE</strong> LOS IDOLOS<br />

En este apartado vamos a comentar algunos fragmentos de esta obra<br />

y a partir de ellos analizaremos su significado y comprobaremos todo el<br />

planteamiento teórico que acabamos de exponer acerca de la filosofía de<br />

Nietzsche. Antes hacemos un breve análisis sobre la obra.<br />

El libro pertenece al último período de su vida. Fue escrita el 1988,<br />

junto con El Anticristo y Ecce homo. A finales de ese mismo año aparecen<br />

en él signos evidentes de locura y a principios del año siguiente es<br />

ingresado en una clínica de Basilea. Este libro es el tercer escrito contra la<br />

moral. El primero es Más allá del bien y del mal, es lo mismo que más<br />

allá de lo verdadero y de lo falso, y al revés: el problema gnoseológico se<br />

presenta como el reverso del conocimiento de la problemática moral. El<br />

segundo, también destructivo, es la Genealogía de la moral en el que<br />

afirma que el cristianismo es fruto de un resentimiento, la conciencia no es<br />

la voz de Dios en el hombre, sino el instinto de crueldad vuelto hacia atrás,<br />

y el sacerdote es el terrible poder del ideal ascético, el ideal nocivo por<br />

excelencia.<br />

El crepúsculo de los ídolos o la manera de filosofar con el martillo,<br />

es el tercer libro contra la moral. Supone una declaración de guerra contra<br />

los “ídolos eternos... el ídolo, de la portada del libro, designa<br />

sencillamente lo que hasta ahora se ha llamado verdad. Ocaso de los ídolos<br />

42


significa en lenguaje llano que la antigua verdad está llegando a su fin”. El<br />

nombre, tomado de una ópera de Wagner, significa que ya no hay dioses,<br />

sólo hay deidades falsas veneradas por toda la humanidad. Wagner es <strong>para</strong><br />

Nietzsche en la música, lo que Schopenhauer en filosofía. De Wagner se<br />

distancia por la aproximación de éste al cristianismo; desde entonces dirá<br />

de él que es un “decadente corrompido y desesperado...”. Cuando Wagner<br />

le envía su obra Parsifal, Nietzsche contesta con su obra Humano,<br />

demasiado humano.<br />

El crepúsculo de los ídolos, dice el mismo Nietzsche, es un libro<br />

excepcional no hay nada más sustancioso, independiente, revolucionario y<br />

maligno. Si alguien quiere hacerse, una idea de cómo, delante de mí, todo<br />

estaba boca abajo, que comience por leer este libro.<br />

Fragmento:<br />

“¿Me pregunta Vd. qué cosas son idiosincrasia en los filósofos?...<br />

Por ejemplo, su falta de sentido histórico, su odio a la noción misma<br />

de devenir, su egipticismo. Ellos creen otorgar un honor a una cosa<br />

cuando la deshistorizan, sub specie aeterni (desde la perspectiva<br />

de lo eterno) -cuando hacen de ella una momia. Todo lo que los<br />

filósofos han venido manejando desde hace milenios fueron momias<br />

conceptuales; de sus manos no salió vivo nada real. Matan, rellenan<br />

43


de paja, esos señores idólatras de los conceptos, cuando adoran, —<br />

se vuelven mortalmente peligrosos <strong>para</strong> todo, cuando adoran. La<br />

muerte, el cambio, la vejez, así como la procreación y el crecimiento<br />

son <strong>para</strong> ellos objeciones, —incluso refutaciones. Lo que es no<br />

deviene; lo que deviene no es...”<br />

Analizamos a continuación los términos que resultan<br />

significativos del texto <strong>para</strong> entender la filosofía de Nietzsche.<br />

Idiosincrasia: Rasgo distintivo propio de un individuo o de una<br />

colectividad. En el texto, lo utiliza con una intención peyorativa, tiene su<br />

significado habitual de “peculiaridad” pero remarcando lo que hay en ella<br />

de idiota. Este término viene de dos palabras griegas que significan<br />

« propio » y « temperamento »; se trata del carácter propio, de lo que<br />

identifica y de lo que distingue de los demás.<br />

Egipticismo: Nietzsche, usa este término en el texto <strong>para</strong> criticar la<br />

concepción estática, la petrificación y la negación del tiempo. Con este<br />

término, Nietzsche, crítica a los filósofos dogmáticos, idealistas platónicos,<br />

que consideran la realidad como algo ya consumado sin tener en cuenta que<br />

las cosas se están creando y destruyendo. Es el modo que tiene Nietzsche<br />

de describir el rasgo esencial de los filósofos. Es la tendencia a la<br />

<strong>para</strong>lización, la falta de creatividad, la lectura rígida e inamovible de la<br />

44


ealidad. Todos los filósofos anteriores han demostrado no tener sentido<br />

histórico porque la historia es un devenir permanente y en cambio ellos han<br />

hecho de la historia y de la vida unos conceptos estables, inmóviles, fijos,<br />

como las momias de Egipto. Los conceptos filosóficos son lo contrario a la<br />

vida, por eso la filosofía va contra la vida, por eso la filosofía es como una<br />

momia de Egipto. Por eso dice Nietzsche que de la mano de los filósofos<br />

“no salió nada real” y por lo tanto, sólo hay muerte. Hay que destruir esa<br />

filosofía <strong>para</strong> meternos en el ritmo de la vida que no tiene nada que ver con<br />

la quietud.<br />

Filósofo: Designa fundamentalmente a un nuevo tipo de ser humano cuya<br />

forma de conocimiento se identifica con la creación, con la vida. El filósofo<br />

verdadero es un “hombre superior” que sigue las orientaciones de<br />

Dionisios, frente a las de Apolo. Es alguien que ama el riesgo y el peligro.<br />

No tiene nada que ver con el concepto estático y apergaminado de<br />

“momia”. El filósofo occidental (el antiguo) es lo más parecido a una<br />

momia. Son dos términos equivalentes, porque los filósofos han<br />

“deshistorizado” la vida y la han hecho irreal, la han hecho una momia,<br />

como los egipcios, algo estable, permanente. Sin embargo la vida es<br />

movible, cambiante. Es alguien que crea una nueva forma de cultura y de<br />

conocimiento, basados en la voluntad de poder. Es el llamado a renovar<br />

desde sus raíces la cultura occidental.<br />

45


Idólatras. Idolatría: Amor excesivo y vehemente a una persona o cosa;<br />

adorar ídolos, o sea, adorar a la imagen de una deidad como si fuera la<br />

deidad misma. En el texto, Nietzsche llama a los filósofos « idólatras de los<br />

conceptos », porque experimentan una pasión desmesurada por ellos y<br />

porque adoran lo que no es más que puro cascarón.<br />

Esos señores idólatras de los conceptos Con este término, en el texto<br />

Nietzsche critica a los filósofos antiguos que piensan que lo que es, la<br />

realidad tal como la conciben ellos, no deviene, es algo estática,<br />

inamovible. Para Nietzsche, sin embargo, la realidad estática no es, no<br />

existe, y sólo existe lo que deviene, porque toda la realidad es puro devenir.<br />

Las cosas, la realidad, el ser, es devenir, está por hacerse, está en proceso<br />

infinito, eterno, sin posibilidad de fin. Todos los filósofos “creen, incluso<br />

con desesperación, en lo que es”, y por lo tanto, no descubren el verdadero<br />

ser, el devenir.<br />

Lo que es no deviene. En el texto significa « lo estático », lo que ha<br />

llegado a ser lo que no está en devenir. Frente a lo que no deviene, está el<br />

devenir, lo que no es, lo que está por hacerse, lo que está en proceso,<br />

proceso infinito, eterno, sin posibilidad de fin. Según Nietzsche, <strong>para</strong> los<br />

filósofos decadentes (los filósofos antiguos), Dios es el único ser que no<br />

deviene, ya que siempre ha existido y existirá, es un ser estático, porque es<br />

46


causa de sí. Esta concepción de los filósofos —nos dice— no es otra cosa<br />

que una más de las dolencias cerebrales de unos enfermos tejedores de<br />

telarañas. Y lo están pagando muy caro.<br />

Basándonos en el fragmento expuesto, nos preguntamos ¿Cómo es la<br />

realidad <strong>para</strong> Nietzsche frente a la de los filósofos antiguos?<br />

Para los filósofos antiguos, lo que es, la realidad tal como la<br />

conciben ellos, no deviene, es algo estática, inamovible. Para Nietzsche, sin<br />

embargo, la realidad estática no es, no existe y solo existe lo que deviene,<br />

porque toda la realidad es puro devenir. Las cosas, la realidad, no son, sino<br />

que llegan a ser. Llegar a ser es lo que significa devenir. Todos los<br />

filósofos “creen, incluso con desesperación, en lo que es”, y por lo tanto, no<br />

descubren el verdadero ser, el devenir.<br />

Fragmento:<br />

“Pongo a un lado, con gran reverencia, el nombre de Heráclito.<br />

Mientras que el resto del pueblo de los filósofos rechazaba el testimonio de<br />

los sentidos porque éstos mostraban pluralidad y modificación, él rechazó<br />

su testimonio porque mostraban las cosas como si tuviesen duración y<br />

unidad. También Heráclito fue injusto con los sentidos. Estos no mienten ni<br />

del modo como creen los eleatas ni del modo como creía él, –no mienten de<br />

ninguna manera 10 . Lo que nosotros hacemos de su testimonio, eso es lo que<br />

introduce la mentira, por ejemplo la mentira de la unidad, la mentira de la<br />

47


coseidad, de la substancia, de la duración 11 ... La «razón» es la causa de<br />

que nosotros falseemos el testimonio de los sentidos. Mostrando el devenir,<br />

el perecer, el cambio, los sentidos no mienten… 12 Pero Heráclito tendrá<br />

eternamente razón al decir que el ser es una ficción vacía. El mundo<br />

«aparente» es el único: el «mundo verdadero» no es más que un añadido<br />

mentiroso..”.<br />

Mundo verdadero: Este término, <strong>para</strong> Nietzsche, es una<br />

ficción, es el resultado de las elucubraciones alejadas de la realidad que<br />

lleva a cabo la metafísica. Nietzsche lleva a cabo en el texto una<br />

reivindicación de los sentidos, el único mundo existente es el que nos<br />

muestran los sentidos. El mundo « verdadero » de la razón es una mentira.<br />

Monótono-teísmo: Expresión irónica <strong>para</strong> referirse a la concepción<br />

estática cristiana, que es un tedioso monótono teismo. Es un término que<br />

resulta de la fusión de « monoteísmo » y « monótono ». La metafísica<br />

tradicional se caracteriza por lo que Nietzsche llama el « monoteísmo de la<br />

verdad »: la creencia de una verdad única y excluyente que reside en un<br />

trasmundo. La consecuencia inevitable es la desvalorización del único del<br />

único mundo real, la declaración de guerra a la naturaleza y a la voluntad<br />

de vida. Por tanto, la monotonía, el aburrimiento, el hastío, el nihilismo.<br />

48


Heráclito es el prototipo y representante de la realidad cambiante, la<br />

antítesis del conocimiento estable, y por lo tanto el representante más fiel<br />

<strong>para</strong> Nietzsche de la vida como realidad movible y de la historia que es<br />

perpetuo cambio. No le aplaude en el hecho de negar el conocimiento<br />

sensitivo, aunque la razón es diferente: Heráclito afirmaba que el<br />

conocimiento sensitivo ofrecía un aspecto aparente de unidad y quietud,<br />

mientras que el racional mostraba la dialéctica interior de las cosas, causa<br />

del movimiento permanente.<br />

El único filósofo al que Nietzsche considera exento del error<br />

dogmático es Heráclito. Este presocrático afirmaba que la realidad es puro<br />

devenir (“panta rei”, todo fluye). Heráclito considera que el ser (con los<br />

rasgos de sustancialidad, unidad, duración, identidad, etc.) no existe. No<br />

hay cosas estables y permanentes, sino procesos en continua<br />

transformación. "No te bañarás dos veces en el mismo río". Pero Heráclito<br />

consideraba que los sentidos a veces pueden mostrar la aparente unidad y<br />

duración de la realidad. En este sentido, también Heráclito fue injusto con<br />

los sentidos: afirma que el ser es devenir, pero responsabiliza a los sentidos<br />

de captar unidad y duración en las cosas. Sin embargo, su rechazo a los<br />

sentidos es por razones muy diferentes a las de los eleatas. Los eleatas<br />

(Parménides y su escuela) rechazan el testimonio de los sentidos porque<br />

muestra el devenir mientras que Heráclito rechaza el testimonio de los<br />

49


sentidos porque nos muestra la permanencia.<br />

“Duración” es lo mismo que permanencia. El Ser estático de la<br />

metafísica se caracteriza por la unidad, la permanencia, la inmutabilidad.<br />

Nietzsche cree en el testimonio de los sentidos y hace responsable de<br />

la mentira que supone una realidad sustancial negadora del devenir a la<br />

razón.<br />

11.COMPARACIÓN <strong>DE</strong> <strong>NIETZSCHE</strong> CON OTROS<br />

FILOSOFOS<br />

Nos parece interesante y aclaratorio, <strong>para</strong> concluir la exposición,<br />

hacer un análisis com<strong>para</strong>tivo de la filosofía de Nietzsche con la de otros<br />

filósofos, algunos de ellos sí hace referencia explícitamente en su obra, y<br />

los otros que exponemos son interesantes <strong>para</strong> tener una idea general de las<br />

diferentes posturas a lo largo de la Historia de la Filosofía, con relación a<br />

temas claves en esta materia.<br />

Nietzsche combate con ferocidad a todos los filósofos precedentes. Así<br />

pues, podríamos elegir cualquier pensador occidental <strong>para</strong> contraponerlo a<br />

su pensamiento pero nos centraremos en una serie de autores a los que<br />

alude directa (Parménides, Heráclito, Demócrito, Kant y el cristianismo) o<br />

indirectamente (Platón) en el capítulo tercero de Crepúsculo de los ídolos.<br />

Con todos los pensadores mencionados mantiene una relación de oposición<br />

excepto con Heráclito por lo que la trataremos aparte. Los filósofos de la<br />

tradición racionalista defendieron el dualismo ontológico. Esto quiere<br />

50


decir que introdujeron la distinción entre un mundo verdadero,<br />

caracterizado por la unidad, la eternidad y la permanencia y un mundo<br />

aparente cuyos principales atributos eran la multiplicidad, la mortalidad y<br />

el cambio. Así Parménides opuso el ser al no-ser. Platón distinguió entre el<br />

mundo de las Ideas y el mundo de los particulares sensibles. Demócrito y<br />

los atomistas diferenciaron entre los átomos y lo sensible. Con la llegada<br />

del cristianismo (“platonismo <strong>para</strong> el pueblo”) esta duplicación del mundo<br />

se propaga. La religión cristiana distingue entre una región celestial,<br />

morada de Dios, y el mundo terrenal que es un “valle de lágrimas”.<br />

Finalmente, Kant, filósofo ilustrado alemán, establece la diferenciación<br />

entre nóumeno y fenómeno. Nietzsche rechaza todas estas formas de<br />

dualismo ontológico. Para él no existen dos niveles de realidad, sólo existe<br />

el mundo del devenir. Permaneced fieles a la Tierra, exclamaba. El<br />

pensador alemán proclama la muerte de Dios, es decir la inexistencia de<br />

trasmundos como el mundo de las Ideas o el más allá. Estos trasmundos<br />

niegan la muerte y el cambio y, por tanto, la vida. Los platónicos<br />

defendieron al mismo tiempo el dualismo gnoseológico según el cual<br />

existen dos tipos de conocimiento, siendo la razón superior a los sentidos<br />

los cuales sólo nos muestran la apariencia, el no-ser. Para Nietzsche los<br />

sentidos no nos engañan, nos engaña la razón. Hay que aceptar el<br />

testimonio de los sentidos que nos muestran el devenir. En tercer lugar los<br />

metafísicos han defendido también el dualismo antropológico, es decir,<br />

51


entienden que el hombre está compuesto de dos elementos: el cuerpo y el<br />

alma, siendo el alma la esencia del cuerpo. El cuerpo es entendido como<br />

“cárcel del alma”, origen de todo lo pecaminoso. Para la metafísica si los<br />

sentidos nos engañan, su objeto, lo sensible, es negativo. Si el cuerpo es<br />

sensible, lo corporal también será negativo, fuera el cuerpo. Frente a esto,<br />

Nietzsche reivindica lo corporal, el placer, la sexualidad, la procreación.<br />

Heráclito es el único filósofo que salva Nietzsche de su demoledora<br />

crítica porque el efesio entiende el ser como devenir (“panta rei”). Para el<br />

griego no hay cosas estables y permanentes, sino procesos en continua<br />

transformación ("No te bañarás dos veces en el mismo río"). Considera que<br />

el ser uno, eterno e inmutable no existe, es una ficción vacía y siente<br />

aprecio por la pluralidad y el movimiento. También Heráclito es el más fiel<br />

a la gnoseología de Nietzsche aunque piensa el alemán que no fue justo con<br />

los sentidos.<br />

En cuanto a la relación con Ortega y Gasset podemos decir que ambos<br />

defienden una visión de la realidad como devenir, como algo que está en<br />

continuo cambio, que es de carácter dinámico. La realidad es múltiple<br />

según el alemán; la realidad está compuesta por múltiples perspectivas<br />

según el español. Su divergencia se refiere a la postura gnoseológica que<br />

uno y otro mantiene. Ortega considera que la realidad no se puede conocer<br />

de otro modo que no sea mediante la razón (“razón=teoría”) Aunque la<br />

razón ha de hacerse histórica, dinámica, vital. Nietzsche, por el contrario,<br />

52


defiende una postura irracionalista: la explicación racional no puede dar<br />

cuenta cabal de lo real. Su filosofía descalifica una y otra vez a la razón<br />

como la gran falsificadora del mundo. El alemán reivindica la metáfora<br />

frente al concepto y considera que los conceptos y categorías racionales no<br />

sirven <strong>para</strong> dar cuenta de lo real, petrifican la realidad, niegan la vida.<br />

Concluimos haciendo una reflexión sobre la actualidad de la<br />

filosofía de Nietzsche.<br />

La filosofía ha dejado de creer en trasmundos, en más allás y ha<br />

asumido la “muerte de Dios”. La filosofía occidental es fundamentalmente<br />

antimetafísica y esto se debe a la influencia decisiva de la filosofía<br />

nietzscheana; pero también la proclamación nietzscheana de la<br />

desaparición de todos los ídolos de la metafísica tradicional ha supuesto en<br />

nuestra época la renuncia a cualquier ideal y, como consecuencia, la<br />

pérdida de sentido que es una seña de identidad del pensamiento<br />

posmoderno actual.<br />

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BIBLIOGRAFIA<br />

Nietzsche, F. “El crepúsculo de los ídolos” Madrid, Alianza. 1993<br />

“ La genealogía de la moral” Madrid, Alianza. 1980<br />

“ La Gaya ciencia”, Madrid, Akal, 1988<br />

“El Anticristo”, Madrid, Alianza, 1980<br />

“Ecce Homo”, Alianza, Madrid 1988<br />

Eugen Fink, “La filosofía de Nietzsche”, Alianza Universidad 2000<br />

Copleston, “Historia de la Filosofía”, E. Ariel, 1998<br />

Emmanuel Mounier, “Introducción a los existencialismos”<br />

Guadarrama, Madrid, 1973<br />

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