Genocidios en África y silencio internacional - korima claretianas sur

06.06.genocidios en Africa y silencio internacional Pepe
donde estaban implicadas cientos de empresas y personas de los 5
continentes. En estos informes se citaban incluso nombres concretos de
personas y empresas contra las que se tenían pruebas evidentes. Así mismo,
se habían entremezclado en esta maraña importantes redes de falsificadores
de dinero, de armamento e incluso de terrorismo internacional.
La situación era poco más o menos la siguiente: un país inmensamente rico
en minas de oro, diamantes y otros minerales de alto valor,
coyunturalmente con un ejército desmembrado, estaba siendo invadido y
saqueado por países vecinos y otros grupos armados locales financiados
por ellos. Estaban muriendo varios millones de congoleños como
consecuencia del alto nivel de violación de los derechos humanos. El
Gobierno congoleño, ante la incapacidad de su ejército, solicitó ayuda a
otros países vecinos que como contrapartida enviaban también a sus tropas
a la tarea de una explotación salvaje de tantas minas como podían. Las
riquezas salían por todas partes, multitud de empresas, mafias y hombres de
negocios habían acudido a buscar suculentas ganancias mientras la
población moría.
Herman Cohen definía así la situación de los grupos que se alzaron contra
Kabila: “una guerra por procuración es una guerra iniciada desde el
exterior de un país, pero disfrazada de guerra civil. El elemento clave es la
creación de una fuerza rebelde en el interior, pero totalmente controlada,
financiada y armada desde el extranjero. Cuando en agosto estalló en el
Congo la guerra, no había ningún RCD. Éste último fue creado por los
Gobiernos Ruandés y ugandés para encubrir una intervención armada
concebida para derrocar a Laurent-Désiré Kabila y sustituirlo por otro
congoleño que quedaría sometido a “los consejos” de Kigali y Kampala”.
El Consejo de Seguridad tenía ahora el análisis de la situación de un grupo
que ellos y el propio Secretario General de la organización habían enviado.
El Grupo de Expertos además proponía una lista de medidas para detener la
guerra. Lo interesante de estas medidas era que no tenían carácter militar,
sino económico y socio-político, y presentaban un buen nivel de coherencia
con la situación. Unas de las propuestas mantenía una muy interesante
argumentación: estimaban el número de militares que Uganda y Ruanda
mantenían en la R.D. Congo; calculaban el coste del desplazamiento y
mantenimiento de estas tropas; comparaban estas cifras con las partidas
presupuestarias que estos países tenían destinadas al Ministerio de Defensa
y observaban que estos gastos desbordaban dichos presupuestos; si estos
Estados no tenían recursos para sufragar los gastos que suponía el
establecimiento de estas tropas invadiendo el territorio congoleño, entonces
¿de dónde sacaban el dinero? La respuesta la encontraban observando la
actividad de estos ejércitos: se dedicaban con afán a ocupar minas de oro,
diamantes y coltán prioritariamente, y la riqueza de estas minas les
proporcionaba financiación y beneficio. Entonces llegaban a la conclusión:
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