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Servicio Caritativo/Relaciones Sociales Lección 8<br />
Podemos aprender a adaptarnos a los cambios<br />
A veces podemos elegir los cambios que se efectúan en nuestra<br />
vida y a veces no. Pero seamos libres o no para elegir, siempre<br />
podemos decidir lo que vamos a hacer cuando los cambios<br />
sobrevengan. Podemos aprender a adaptarnos a las nuevas<br />
circunstancias cuando ocurran cambios que afecten nuestra vida o<br />
la de nuestros fa<strong>mi</strong>liares, sobre todo si esos cambios son<br />
inesperados y desagradables.<br />
El eider Marvin J. Ashton dijo: "Entre los humanos se advierte la<br />
tendencia a considerar el cambio como un ene<strong>mi</strong>go; muchos nos<br />
tornamos sospechosos ante la perspectiva de cambiar y a menudo<br />
la combatimos y nos resistimos antes de siquiera descubrir los<br />
efectos que el cambio producirá. Si se analiza detenidamente el<br />
cambio en cuestión, originará las más satisfactorias y profundas<br />
experiencias de la vida" (véase "No temamos los cambios", Liahona,<br />
enero de 1980, págs. 390-395).<br />
Una madre de fa<strong>mi</strong>lia, al llegar a su casa tras haber ido a despedir<br />
al último de sus hijos solteros que había partido al campo<br />
<strong>mi</strong>sional, rompió a llorar desconsoladamente al ver la casa vacía y<br />
silenciosa. Se encontraba llorando cuando recibió una llamada<br />
telefónica de una de sus hijas que vivía en otra ciudad y que,<br />
desconociendo el estado de ánimo en que se encontraba su madre,<br />
le dijo entusiasmada: "Mamá, cuánto me alegro por ti; por fin<br />
puedes hacer lodo lo que has deseado hacer y que nunca has<br />
podido hacer por falta de tiempo". La madre, pensativa, se secó las<br />
lágrimas, y tras ter<strong>mi</strong>nar la conversación con la hija, pasó la tarde<br />
haciendo una lista de las cosas que "siempre había deseado hacer".<br />
Al volver su marido del trabajo, se sintió asombrado y feliz al verla<br />
sonriente y contenta en lugar de triste y melancólica. Al enterarse<br />
de lo que ella había estado haciendo durante la tarde, le sugirió<br />
otras cosas que podían hacer juntos y él también hizo una lista de<br />
lo que él deseaba hacer.<br />
Otra mujer, cuyo matrimonio de veinticuatro años ter<strong>mi</strong>nó en<br />
divorcio, comprendió que encaraba el problema inmediato y difícil<br />
de tener que adaptarse a una nueva situación. Pese al intenso<br />
dolor de la separación, se detuvo a evaluar seriamente sus puntos<br />
fuertes y sus puntos débiles. Se puso manos a la obra y dio varios<br />
exámenes en un centro de capacitación para empleos a fin de<br />
saber qué podía hacer. Con los resultados en la mano, se trazó<br />
ciertas metas para pulir la preparación que ya tenía y que le<br />
serviría para ganarse la vida, y tomó unos cursos en un instituto<br />
vocacional de la ciudad. Durante el tiempo que duraron sus<br />
estudios, ella y sus hijos tuvieron que hacer grandes sacrificios y<br />
vivir con muy escasos recursos, pero al ter<strong>mi</strong>narlos, consiguió un<br />
buen trabajo para mantener a sus hijos.<br />
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