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venid a mi

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Hemos <strong>venid</strong>o a la vida terrenal porque guardamos nuestro<br />

primer estado<br />

En nuestra existencia preterrenal, se nos hizo saber que saldríamos<br />

de la presencia de nuestro Padre Celestial. Sin tener recuerdo de<br />

nuestra existencia anterior, pasaríamos por la experiencia de un<br />

período de probación llamado vida terrenal o mortal. Si<br />

demostrábamos ser dignos en la existencia terrenal, heredaríamos<br />

honra y gloria. Pero si bien el plan de nuestro Padre Celestial nosper<strong>mi</strong>tiría<br />

avanzar y progresar, también correríamos un riesgo: si<br />

no salíamos bien de las pruebas de la vida terrenal, no se nos<br />

per<strong>mi</strong>tiría volver a la presencia de Dios y así no participaríamos de<br />

Su gloria.<br />

La razón de ello fue que se nos dio el libre albedrío o la facultad<br />

de escoger por nuestra propia voluntad. Lo que escogiéramos<br />

hacer nos acarrearía el éxito o el fracaso, la vida eterna o la<br />

condenación (véase 2 Nefi 2:26-27; 10:23; Helamán 14:30-31).<br />

Sabíamos que algunos saldrían adelante con éxito y demostrarían<br />

ser dignos, pero no así otros.<br />

Muchos de nuestros hermanos y hermanas espirituales rechazaron<br />

este plan de nuestro Padre Celestial. Uno de ellos, llamado Lucifer<br />

o Satanás, dijo al Padre: "...Heme aquí, envíame a mí. Seré tu hijo<br />

y rescataré a todo el género humano, de modo que no se perderá<br />

una sola alma, y de seguro lo haré; dame, pues, tu honra"<br />

(Moisés 4:1; cursiva agregada).<br />

Satanás quería usurpar el lugar y la autoridad de nuestro Padre<br />

Celestial, y su intención era establecer un sistema que resultara en<br />

la pérdida del libre albedrío en lugar de per<strong>mi</strong>tir a los hijos de<br />

Dios tener la libertad de escoger por su propia voluntad.<br />

Pero Jesucristo propuso llevar a cabo el plan de nuestro Padre tal<br />

como el Padre lo había proyectado y dar la honra al Padre<br />

Celestial. Jesús dijo: "Padre, hágase tu voluntad, y sea tuya la<br />

gloria para siempre" (Moisés 4:2). Bajo la dirección del Padre,<br />

Jesucristo prepararía un lugar donde el plan de salvación pudiera<br />

llevarse a cabo y también El llegaría a ser el Salvador del género<br />

humano por medio de Su sacrificio expiatorio. Nuestro Padre<br />

Celestial escogió a Cristo para que fuera nuestro Redentor.<br />

Como resultado de esa decisión, Lucifer y la tercera parte de las<br />

huestes de los cielos se rebelaron en contra del Padre e hicieron<br />

una guerra en los cielos. "Pues, por motivo de que Satanás se<br />

rebeló contra mí, y pretendió destruir el albedrío del hombre que<br />

yo, Dios el Señor, le había dado, y también, que le diera <strong>mi</strong> propio<br />

poder, hice que fuese echado abajo por el poder de <strong>mi</strong> Unigénito"<br />

(Moisés 4:3; véase también Isaías 14:12-15; D. y C. 76:25-27). Los<br />

bibliotecasud.blogspot.com<br />

Vida Espiritual Lección 6<br />

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