10.05.2013 Views

Asesinato en el campo de golf (Agatha Christie) - LaFamilia.info

Asesinato en el campo de golf (Agatha Christie) - LaFamilia.info

Asesinato en el campo de golf (Agatha Christie) - LaFamilia.info

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Librodot <strong>Asesinato</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>campo</strong> <strong>de</strong> <strong>golf</strong> <strong>Agatha</strong> <strong>Christie</strong><br />

tiese, parece como si <strong>el</strong> lugar adon<strong>de</strong> le llevaban, <strong>el</strong> lugar don<strong>de</strong> estaba oculto<br />

«<strong>el</strong> secreto» se <strong>en</strong>contrase a alguna distancia.<br />

El magistrado hizo una seña afirmativa.<br />

-Sí, lejos y, sin embargo, no muy lejos, puesto que él habló <strong>de</strong> estar <strong>de</strong><br />

regreso por la mañana.<br />

-¿A qué hora sale <strong>de</strong> la estación <strong>de</strong> Merlinville <strong>el</strong> último tr<strong>en</strong>? -preguntó<br />

Poirot.<br />

-A las 11,50 <strong>en</strong> una dirección y a las 12,17 <strong>en</strong> la otra, pero es más<br />

probable que tuvies<strong>en</strong> un coche esperando.<br />

-Des<strong>de</strong> luego -convino Poirot con cierto <strong>de</strong>sánimo.<br />

-En realidad, éste podría ser un bu<strong>en</strong> modo <strong>de</strong> <strong>en</strong>contrar su pista -continuó<br />

<strong>el</strong> magistrado, con más viveza-. Un automóvil con dos extranjeros ti<strong>en</strong>e bastantes<br />

probabilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> llamar la at<strong>en</strong>ción. Éste es un dato importante, señor<br />

Bex.<br />

Sonrió para sí mismo y, recobrando luego su anterior gravedad, le dijo a la<br />

señora R<strong>en</strong>auld:<br />

-Hay otra pregunta: ¿conoce usted a algui<strong>en</strong> que se llame «Duve<strong>en</strong>»?<br />

-¿Duve<strong>en</strong>? -repitió <strong>el</strong>la con aire p<strong>en</strong>sativo-. No; <strong>de</strong> mom<strong>en</strong>to, no puedo<br />

<strong>de</strong>cir que conozca a nadie <strong>de</strong> este nombre.<br />

-¿No se lo ha oído nunca m<strong>en</strong>cionar a su esposo?<br />

-Nunca.<br />

-¿Conoce usted a algui<strong>en</strong> cuyo nombre <strong>de</strong> pila es «B<strong>el</strong>la»?<br />

Y, mi<strong>en</strong>tras hablaba, había observado con at<strong>en</strong>ción a la señora R<strong>en</strong>auld,<br />

<strong>en</strong> acecho para sorpr<strong>en</strong><strong>de</strong>r cualquier señal <strong>de</strong> irritación o <strong>de</strong> conocimi<strong>en</strong>to; pero<br />

<strong>el</strong>la se limitó a mover la cabeza con naturalidad. El señor Hautet continuó las<br />

preguntas:<br />

-¿Sabe usted que su esposo recibió una visita anoche?<br />

Esta vez vio cómo subía por sus mejillas un ligero matiz rojizo, pero la<br />

señora R<strong>en</strong>auld contestó con noble compostura:<br />

-No. ¿Quién era?<br />

-Una señora.<br />

-¿De veras?<br />

Pero, <strong>de</strong> mom<strong>en</strong>to, <strong>el</strong> magistrado se cont<strong>en</strong>tó con esto. No parecía<br />

probable que la señora Daubreuil tuviese nada que ver con <strong>el</strong> crim<strong>en</strong> y no<br />

quería trastornar a la señora R<strong>en</strong>auld más <strong>de</strong> lo necesario.<br />

Hizo una seña al comisario. Éste le contestó con una inclinación <strong>de</strong> cabeza<br />

y, levantándose luego, cruzó la habitación y volvió con <strong>el</strong> jarro <strong>de</strong> cristal que habíamos<br />

visto <strong>en</strong> <strong>el</strong> cobertizo adjunto a la casa. De este jarro tomó la daga.<br />

-Señora -dijo suavem<strong>en</strong>te-, ¿reconoce esto? Ella lanzó un pequeño grito.<br />

-Sí, es mi cuchillo. -Luego, al ver la punta manchada, se echó hacia atrás,<br />

con los ojos dilatados por <strong>el</strong> terror-. ¿Es esto... sangre?<br />

-Sí, señora. Su esposo fue muerto con esta arma -y se apresuró a apartarla<br />

<strong>de</strong> su vista-. ¿Está <strong>en</strong>teram<strong>en</strong>te segura <strong>de</strong> que es la que t<strong>en</strong>ía anoche <strong>en</strong> su<br />

tocador?<br />

-Oh, sí. Era un regalo <strong>de</strong> mi hijo. Sirvió <strong>en</strong> la Aviación, durante la guerra. Se<br />

atribuyó más edad <strong>de</strong> la que t<strong>en</strong>ía -añadió con cierto tono <strong>de</strong> orgullo maternal <strong>en</strong> la<br />

voz-. Está hecho con <strong>el</strong> cable <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los aeroplanos más v<strong>el</strong>oces, y mi hijo me<br />

lo <strong>en</strong>tregó como recuerdo <strong>de</strong> la guerra.<br />

-Ya lo veo, señora. Y esto nos lleva a otra cosa. ¿Dón<strong>de</strong> está ahora su hijo?<br />

Es necesario que le t<strong>el</strong>egrafiemos sin <strong>de</strong>mora.<br />

-¿Jack? Está camino <strong>de</strong> Bu<strong>en</strong>os Aires.<br />

Librodot<br />

23<br />

23

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!