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Boletín Salesiano - Salesianos Venezuela

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al juvenil de los <strong>Salesiano</strong>s en todo el<br />

mundo.<br />

Centinela. Esta confianza depositada<br />

en él, pareciera enrumbarle bajo la<br />

figura y misión del centinela. No creo<br />

aventurarme si afirmo que el cardenal<br />

Rosalio Castillo fue siempre un centinela,<br />

el vigía que atisba el horizonte y al<br />

mismo tiempo explora, pues no se queda<br />

en otear en la lejanía, sino que prevee<br />

posibilidades, y se arriesga. Centinela<br />

porque protege, defiende, y pone a buen<br />

resguardo la vida y riquezas de su misión.<br />

Es creativo en todo cuanto realiza y<br />

por tanto fiel custodio. Porque da la voz<br />

de alerta, pone en atención<br />

La Iglesia. Fiel custodio, fiel<br />

pastor. Las responsabilidades que le<br />

encomendaron, a lo largo de su vida,<br />

manifiestan esa confianza que lo definen<br />

como fiel custodio, fiel pastor.<br />

Por eso es electo obispo Coadjutor<br />

de la diócesis de Trujillo, sucesor de los<br />

Apóstoles, para animar y fortalecer la<br />

comunión de los cristianos en esa iglesia<br />

local, siendo testigo del Evangelio.<br />

Fiel custodio que preserva los valores<br />

de la Iglesia, las normas que rigen las<br />

relaciones entre los miembros de la<br />

comunidad eclesial, y las estructuras de<br />

la misma Iglesia.<br />

Por eso Paulo VI lo llamó a Roma<br />

como Secretario de la Pontificia Comisión<br />

para Revisión del Código de Derecho<br />

Canónico, y Juan Pablo II, lo nombró<br />

Presidente de la misma comisión pontificia.<br />

Más tarde lo nombrará también<br />

8 VENEZUELA<br />

BOLETÍN SALESIANO<br />

presidente de la Pontifica Comisión para<br />

la Interpretación auténtica del Código de<br />

Derecho Canónico. Y con expresión de<br />

admiración lo definió como “el hombre<br />

de la ley”. Un año más tarde fue creado<br />

cardenal de la Iglesia por el mismo Juan<br />

Pablo II.<br />

Pero sobre todo, la extrema confianza<br />

en ofrecerle y nombrarle Presidente de<br />

la Administración del Patrimonio de la<br />

Santa Sede. Una responsabilidad que lo<br />

enrumba por ese entramado de intereses,<br />

tan frágil y tentador. Pero sobresalió fundamentalmente<br />

al darle estructura y organización<br />

viva y solvente a los bienes de<br />

la Santa Sede, su patrimonio económico,<br />

artístico, cultural. Todos reconocieron<br />

su excelente labor; salió con las manos<br />

pulidas, trasparentes, egregias.<br />

El Card Castillo con los obispos Divasson<br />

y Velasco y varios <strong>Salesiano</strong>s<br />

La ley es el camino de la libertad,<br />

el sendero de la verdad. Vivir en<br />

libertad, ser libre, es uno de los títulos<br />

que embellecieron la vida del Cardenal<br />

Castillo. Es también la férrea defensa de<br />

los derechos de los demás, que el ser<br />

libre conlleva.<br />

Esto le condujo a defender con tenacidad<br />

sus opciones y convicciones.<br />

Y en eso sobresalió de una manera tan<br />

singular que hizo temblar los muros del<br />

totalitarismo, las cadenas esclavizantes,<br />

enardeciendo al débil y abriendo oportunidades.<br />

Como buen centinela alertó sobre<br />

los riesgos de convertir a <strong>Venezuela</strong><br />

en una sociedad comunista. Con su postura<br />

como ciudadano venezolano y pastor<br />

de la Iglesia aportó, desde su preclaro<br />

conocimiento y sabiduría, soluciones a<br />

las situaciones conflictivas y manifestó<br />

en todo momento su posición ante los<br />

acontecimientos patrios.<br />

La patria, su patria <strong>Venezuela</strong>, selló<br />

toda la vida del Cardenal Castillo. Con el<br />

espíritu de la gente del campo, tenaz, esperanzadora<br />

y solidaria, añoró tener que<br />

desempeñar casi toda su actividad como<br />

salesiano, sacerdote y obispo, fuera de<br />

<strong>Venezuela</strong>. Pero vivió y se sintió siempre<br />

venezolano. Chispeante en el entender,<br />

jocoso en la interpretación, firme en<br />

su visión y generoso y solidario hasta<br />

el extremo. No importa correr riesgos<br />

cuando se trata de <strong>Venezuela</strong>. Así oraba:<br />

“Consíguenos, Divina Pastora, el don de<br />

El Card Castillo, en la presentación del libro sobre su vida, y Mons Henríquez

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