Boletín Salesiano - Salesianos Venezuela

NAMUNCURÁ
-El clima de familia que reinaba entre
todos, la alegría espontánea, la seriedad
en los estudios, pero sobresalió el
espíritu de piedad: cantos y oraciones
fervorosas, novenas y fiestas; era maravilloso
vivir la presencia amorosa de
Jesús y de María Auxiliadora en nuestra
vida cotidiana.
-¿Una fecha significativa?
-Naturalmente la de mi primera comunión,
el 8 de diciembre de 1898. Ella
marcó el inicio de mi profunda amistad
con Jesús y con su Santísima madre la
Virgen María. Todo lo hacía para agradarles
a ellos: estudio, juego o trabajo.
De la confesión y de la comunión sacaba
fuerzas para vencer a “gualicho” (el diablo)
y superar las dificultades o desalientos
-Ceferino, ¿te hubiera gustado
ser sacerdote?
-¡Ni me lo pregunten! Fue el ideal de
mi vida. Soñé con llevar las riquezas del
Evangelio de Cristo a toda la gente de mi
Patagonia. No escatimé esfuerzos ni sacrificios
para ello.
-Estimado amigo: Sabemos
que te ganaste menciones honoríficas
por tu aplicación, por
tu conducta, por tu estudio del
catecismo; que hacías demostraciones
de tirador certero con
el arco y ¡maravilla! Que superaste
en el canto a Carlos Gardel,
tu compañero de colegio.
¿No te llenaba de orgullo
todo eso?
-Mis queridos educadores me habían
enseñado que también en las cosas
pequeñas de cada día podíamos alcanzar
la santidad. Yo no hacía milagros, sólo
me proponía cumplir con mis deberes
y servir a los demás con rostro siempre
alegre. De retraído me hice amigo de
todos, también de los antipáticos, tarea
bastante ardua.
-Querido Ceferino: ¿Qué nos
cuentas de la última etapa de tu
vida?
Mons. Juan Cagliero pensó que mi
salud maltrecha necesitaba un clima mejor
y que debía adelantar en los estudios.
Por eso decidió llevarme a Italia. Era el
mes de agosto de 1904.
-¿Cómo fueron tus experiencias
en Italia?
-Maravillosas. Conocí la tierra de
Don Bosco, su tumba, la basílica de
María Auxiliadora de la que salieron los
primeros misioneros salesianos que escribieron
la epopeya civilizadora y evangelizadora
de la Patagonia.
-¿Es verdad que conversaste
con el Papa Pío X?
-Sí. A él le dirigí un discursito en italiano;
el Santo Padre se conmovió y me
regaló una preciosa medalla con su efigie
y la de la Inmaculada.
Eliseo Bezze, sdb
-¿Cuál fue el momento más
doloroso?
-El momento en que tuve que quemar
todos mis textos de estudio para evitar
que otros se contagiaran de tuberculosis…
la nostalgia de mi terruño y de
mis padres lejanos. Me sobrepuse y dije:
“Señor, que se haga tu santa voluntad”.
¿Cómo fue tu muerte?
-Muy serena. A mi lado estaba el que
para mi fue “el ángel de la Patagonia”
Mons. Cagliero, quien me administró
los últimos sacramentos. Era el 11 de
mayo de 1905 cuando mi amigo Jesús
vino a buscar a su indiecito de la Pampa
y llevarlo a su reino. Tenía yo 18 años
cumplidos.
-En la hora del triunfo. El 11 de
noviembre de 2007 este “lirio de la Patagonia”
gloria y modelo de las juventudes
americanas, fue elevado al honor
de los altares en los mismos sitios en
donde sus antepasados libraron feroces
combates en defensa de su libertad.
Ceferino fue beatificado el 11 de noviembre
del mes en curso. Hoy Ceferino nos
llama al combate por el reino de Dios:
“¡presentes! Aquí estamos todos contigo
Ceferino!” Más información sobre
Ceferino, ver página oficial:
http://ceferino.dbp.org.ar/
El cacique
Namuncurá, Mons
Cagliero y Ceferino
El joven Ceferino
Namuncurá
Noviembre - Diciembre
BOLETÍN SALESIANO
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