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El velo del destino

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comenzando en la pubertad puede ser usada con tres propósitos; generación,<br />

degeneración o regeneración. Depende de nosotros mismos cual de los tres<br />

métodos hemos de elegir; pero la elección que hagamos tendrá una influencia<br />

importante sobre toda nuestra vida, porque el uso de esta fuerza no se reduce en<br />

sus efectos al momento o a la ocasión en que se emplea. Proyectar su influjo en<br />

todos los momentos de nuestra existencia, y determinará la actitud que adoptemos<br />

en todas y cada una de las fases de nuestra vida en relación con nuestros<br />

semejantes; la forma en que hagamos frente a los problemas de la vida; si somos<br />

capaces de aprovecharnos de las oportunidades que se nos presentan o bien<br />

dejamos que se nos escabullan de entre los dedos; si estamos sanos o enfermos y<br />

si vivimos nuestras vidas en armonía con un plan satisfactorio; todo esto depende de<br />

la forma en la que usemos la fuerza vital. Esta fuerza es la verdadera primavera de<br />

toda nuestra existencia; el elíxir de larga vida.<br />

La parte de fuerza creadora que legítimamente sacrifiquemos sobre el altar de la<br />

paternidad, será tan insignificante que puede ser completamente descartada para el<br />

propósito que nos guía en las presentes consideraciones. No conocemos ninguna<br />

razón, ya sea desde un punto de vista espiritual o bien físico, por la que deba ser<br />

impuesto el celibato sobre ninguna orden religiosa, así como tampoco se halla en<br />

armonía con ningún pasaje de la Biblia. La mera supresión de la atracción sensual<br />

no es ninguna virtud en sí misma; antes bien, puede ser un vicio muy serio, pues es<br />

desgraciadamente conocido que muchos millones, quienes debido a la costumbre se<br />

les ha prohibido o impedido el buscar la satisfacción natural, han caído en los vicios<br />

más inconfesables de esta naturaleza. Aunque se abstengan <strong>del</strong> acto sexual, sus<br />

pensamientos son de tal índole que les convertirán en "sepulcros blancos", horribles<br />

por dentro aunque externamente puedan parecer puros y blancos. <strong>El</strong> mismo Pablo,<br />

si bien no comprendido en los seres de las características mencionadas, dice: "Es<br />

preferible el casarse que quemarse", y el acto o expresión natural es de condición<br />

mucho más preferible a aquel estado interno descrito más arriba.<br />

Si bien hay muy pocos que defienden el abuso de la función generadora, hay en<br />

cambio muchos individuos que aun siguiendo los preceptos espirituales en otros<br />

muchos aspectos, tienen la creencia de que la satisfacción frecuente de los deseos<br />

o placeres sexuales no ocasiona ningún perjuicio, y aun hay otros que tienen la idea<br />

de que es tan necesario como el ejercicio de cualquiera otra función orgánica.<br />

Esto es falso por dos razones: Primera, porque cada acto creador requiere una<br />

determinada cantidad de fuerza que consume tejidos y que debe ser respuesta por<br />

un aumento extra de alimentación que fortalezca y aumente el éter químico, y<br />

segunda, porque como quiera que la fuerza propagadora actúa por medio <strong>del</strong> éter de<br />

vida, este constituyente <strong>del</strong> cuerpo vital se aumenta también con cada licencia. De<br />

este modo se fortifican los dos éteres inferiores <strong>del</strong> cuerpo vital, dirigiendo la fuerza<br />

creadora hacia abajo para la gratificación de nuestra ansia por el placer, y su grillete<br />

que oprime a los dos éteres superiores, los cuales forman el cuerpo <strong>del</strong> alma, se<br />

hace más poderoso y más rígido a medida que pasa el tiempo.<br />

Finalmente como la evolución de nuestros poderes <strong>del</strong> alma y la facultad de viajar en<br />

nuestros vehículos más sutiles depende de la separación que se efectúa entre los<br />

éteres inferiores y el cuerpo <strong>del</strong> alma, es evidente que frustramos el objeto que<br />

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