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que no tenemos hijos, el tomar decisiones puede resultar<br />
tremendamente difícil. ¿Qué desea el Señor<br />
que hagamos? ¿Hasta qué punto debemos buscar la<br />
solución en la ciencia médica? ¿Acaso debemos<br />
adoptar niños o tener algunos en tutela? ¿Debemos<br />
quedarnos sin hijos? Si decidimos esto último, ¿qué<br />
haremos con nuestra vida? El tomar decisiones no es<br />
nunca fácil, y mientras estamos buscando el camino<br />
a seguir, con frecuencia nos encontramos confusos<br />
por los consejos contrarios que recibimos de padres,<br />
amigos, líderes de la Iglesia, médicos y otros expertos.<br />
He conocido algunas parejas que hasta llegaron a<br />
considerar el divorcio como la solución del problema,<br />
pensando, cada uno de ellos, que el responsable<br />
de que no tuvieran hijos era el otro.<br />
Por experiencia propia, he aprendido que la única<br />
paz que perdura en nosotros es la que sentimos<br />
cuando aceptamos la voluntad del Señor. Para ello,<br />
debemos considerar las posibilidades y los recursos<br />
que tenemos a nuestro alcance, tomar una decisión y<br />
presentársela al Señor. Entonces, como el élder Dallin<br />
H. Oaks dijo cuando era presidente de la Universidad<br />
Brigham Young: "Cuando la decisión que<br />
tomemos habrá de cambiar totalmente nuestra<br />
vida ... y si estamos en armonía con el Espíritu y<br />
buscamos su guía, podremos tener la seguridad de que<br />
recibiremos la guía que necesitamos a fin de lograr<br />
nuestras metas. El Señor no nos abandonará si la decisión<br />
que tenemos que tomar tiene repercusión en<br />
nuestro bienestar eterno". (Discurso pronunciado el<br />
29 de septiembre de 1981 en la Universidad Brigham<br />
Young. Fireside and Devotional Speeches, 1981-1982,<br />
Provo, Utah, University Publications, 1982, pág.<br />
26.) Yo creo en eso. Nosotros no conocemos los designios<br />
del Señor, y es precisamente ahí donde se<br />
pone a prueba nuestra fe.<br />
Tengo dos hermanas menores; ambas tienen hijos.<br />
La menor tiene once; la otra tiene una niña que nació<br />
al cabo de seis años de ansiosa espera. Diez años<br />
más tarde, después de fervientes oraciones de parte<br />
de toda la familia para que pudieran adoptar un hijo,<br />
tuvieron la bendición de recibir un niñito que fue<br />
sellado a ellos por esta vida y toda la eternidad.<br />
http://bibliotecasud.blogspot.com<br />
Tanto él como los otros niños han sido una bendición<br />
para todos nosotros.<br />
A través de los años, mis hermanas y yo, con<br />
nuestros respectivos esposos, hemos orado, tanto juntos<br />
como en forma individual, los unos por los otros;<br />
sabemos que el Señor ha contestado nuestras oraciones<br />
de diferentes maneras y no siempre en forma afirmativa<br />
ni de acuerdo con los planes que teníamos.<br />
No obstante, todos hemos sentido la cálida seguridad<br />
de su aprobación y de su amor.<br />
Habrá momentos en que estarán seguros de que lo<br />
que desean es justo, pero aun así, la respuesta sigue<br />
siendo negativa. Entonces, la única manera de tener<br />
paz interior es decir: "Padre, no se haga mi voluntad,<br />
sino la tuya". El Señor no tiene por qué darnos explicaciones<br />
de sus designios, porque si lo hiciera, ¿cómo<br />
aprenderíamos a tener fe? He aprendido que, por difícil<br />
que sea, es preciso tomar decisiones en la vida y<br />
asumir la responsabilidad de las consecuencias. Porque<br />
lo que nos va a acercar a Dios es afrontar la<br />
tremenda responsabilidad de hacer uso de nuestro libre<br />
albedrío, y tomar con fe decisiones que tengan<br />
consecuencias eternas.<br />
Algún día, quizás años después de que hayamos sometido<br />
a prueba nuestra fe, recibiremos un testimonio<br />
de que las decisiones que tomamos fueron correctas<br />
(véase Éter 12:6). Pero hasta entonces, los que<br />
tratan de ser receptivos a la inspiración del Espíritu<br />
deben ejercer mucha fe y ser valientes para seguir lo<br />
que éste les indique.<br />
Prestar servicio, sacrificarse y aprender<br />
Entonces, ¿cuáles son las decisiones que una pareja<br />
debe tomar a fin de llevar una vida plena cuando<br />
sabe que no tendrá hijos en esta vida? Una noche en<br />
que mi esposo y yo buscábamos una respuesta a esta<br />
pregunta, leímos algo que dijo el presidente David<br />
O. McKay: "La mira más noble en la vida es esforzarse<br />
por mejorar la vida de otras personas y hacerlas<br />
más felices" (véase "Estoy muy agradecido", Liahona,<br />
mayo de 1970, pág. 2).<br />
Esa declaración fue para nosotros como un faro en-