11.05.2013 Views

N Ú M E R O 3 R e v is ta a n u a l y g ra tu ita d e a s o c ... - Fasal Avila

N Ú M E R O 3 R e v is ta a n u a l y g ra tu ita d e a s o c ... - Fasal Avila

N Ú M E R O 3 R e v is ta a n u a l y g ra tu ita d e a s o c ... - Fasal Avila

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

RELATO CORTO<br />

1er. Premio DESIERTO<br />

2º Premio<br />

María Bullón Orgaz<br />

Asociación de San Miguel<br />

de Corneja<br />

EL VERANO Y LA TRILLA<br />

Concursos<br />

Al contemplar es<strong>ta</strong> foto, vinieron a mi memoria los tiempos de mi infancia,<br />

similares, en algún momento, a los de la imagen y <strong>tu</strong>ve algunos recuerdos<br />

pa<strong>ra</strong> “Canela”, una bur<strong>ra</strong> es<strong>tu</strong>penda, boni<strong>ta</strong>, blanca y gr<strong>is</strong>.<br />

E<strong>ra</strong> una <strong>ta</strong>rde de agosto cuando mi padre me pidió que le suplie<strong>ra</strong> en la<br />

trilla de la parva de trigo, mient<strong>ra</strong>s que el reposaba un <strong>ra</strong>to a la somb<strong>ra</strong> del<br />

pajar y bebía el agua fresca del botijo, cubierto de mojados paños de hilo,<br />

que mi madre prepa<strong>ra</strong>ba mejor que nadie. Recuerdo que yo la pregun<strong>ta</strong>ba:<br />

“¿Pa<strong>ra</strong> qué envuelve usted el botijo?”, Y ella me decía “Es pa<strong>ra</strong> que no se<br />

caliente el agua”. Yo no entendía nada, pero si mi madre lo decía, sería<br />

cierto.<br />

Mi padre me dejó sen<strong>ta</strong>da en el <strong>ta</strong>jo, colocado enmedio del trillo ti<strong>ra</strong>do por<br />

“Canela”, dejó en m<strong>is</strong> manos las riendas y una va<strong>ra</strong> lige<strong>ra</strong> y delgadi<strong>ta</strong>. Me<br />

indicó cómo tenía que guiar a “Canela”, mient<strong>ra</strong>s ella, con la cabeza bien<br />

al<strong>ta</strong> escuchaba y movía la cola, no se si de conten<strong>ta</strong> o pa<strong>ra</strong> sacudirse las<br />

moscas.<br />

Vuel<strong>ta</strong>s y vuel<strong>ta</strong>s a la parva. Yo comenzaba a aburrirme, “Canela” iba<br />

despacio, paso a paso, con la cabeza gacha y el bozal en el hocico. El<br />

tiempo me parecía interminable, el ruido del trillo al tri<strong>tu</strong><strong>ra</strong>r la paja me<br />

adormecía. Me dije pa<strong>ra</strong> mí, esto no tiene sentido, <strong>ta</strong>nto tiempo dando<br />

vuel<strong>ta</strong>s y la paja sigue igual de gorga. ¡Hay que buscar una solución! Me<br />

puse de pie sobre el trillo, levanté las riendas, miré a mi mano derecha que<br />

sostenía la va<strong>ra</strong> y, blandiéndola en el aire, dije a “Canela”: ¡A galope, a<br />

galope, a galo!. Pero ni por esas, seguía impertérri<strong>ta</strong>. Miré de nuevo la<br />

va<strong>ra</strong>, la tiré con genio al aire, me bajé del trillo, me coloqué delante de<br />

“Canela” y la dije: ¿Pero, es que no te aburres?. Sacudió la cabeza y<br />

levantándola me miró fijamente. La saqué el bozal que es<strong>ta</strong>ba sujeto por<br />

las orejas y cubría su hocico mient<strong>ra</strong>s la decía: claro, tienes hambre. Pues<br />

come lo que quie<strong>ra</strong>s. Y rebuznó sacudiendo las orejas. Me acerqué al<br />

pozo, saqué un cubo de agua y se lo llevé. ¡Cómo bebía y comía!.<br />

Sepa<strong>ra</strong>ba la paja del trigo hociqueando y con el aire que expulsaba por el<br />

hocico. Después de un <strong>ra</strong>to me subí de nuevo al trillo y cogiendo la va<strong>ra</strong> y<br />

las riendas me dije: aho<strong>ra</strong> sí podrá correr, terminaremos de trillar la parva y<br />

Rev<strong>is</strong><strong>ta</strong> <strong>Fasal</strong> Ávila 60<br />

mi padre me dará el real pa<strong>ra</strong> ir a comp<strong>ra</strong>r ca<strong>ra</strong>melos al es<strong>ta</strong>nco. Ni cor<strong>ta</strong> ni<br />

perezosa animé a “Canela” a correr. ¡Arre, arre, arre, corre “Canela”, a<br />

trillar, a trillar!. “Canela” corría y corría, la paja y el trigo se esparcía por<br />

doquier, se formaban montones en desorden que, al subir y bajarlos,<br />

parecían toboganes. “Canela” iba por donde quería, las curvas se<br />

pronunciaban, yo es<strong>ta</strong>ba unas veces fue<strong>ra</strong> del trillo y ot<strong>ra</strong>s dentro, el cubo<br />

de las boñigas desapareció del trillo al igual que el <strong>ta</strong>jo. Yo, ya no sabía que<br />

hacer. Sólo recuerdo que grité con fuerza: ¡Pa<strong>ra</strong> “Canela”, pa<strong>ra</strong>!. A los<br />

gritos apareció mi padre. ¡So, so, so! le gri<strong>ta</strong>ba a “Canela” con voz ronca y<br />

firme, al tiempo que se colocaba delante de ella, amar<strong>ra</strong>ndola por las<br />

cuerdas del bozal. ¿Pero, qué habé<strong>is</strong> hecho?, nos preguntó. Pues trillar,<br />

contesté con las manos en jar<strong>ra</strong>s. Mi padre, sin saber que contes<strong>ta</strong>r, volvió<br />

la cabeza hacia otro lado, creo que pa<strong>ra</strong> ocul<strong>ta</strong>r la r<strong>is</strong>a, al ver que yo<br />

permanecía seria y con las manos firmes en m<strong>is</strong> cade<strong>ra</strong>s. Cuando se<br />

volvió hacia mí dijo: Pues aho<strong>ra</strong> toca recoger y prepa<strong>ra</strong>r la parva pa<strong>ra</strong><br />

terminar mañana. Mi padre cogió la horca y yo el <strong>ra</strong>strillo, pronto quedó<br />

todo ordenado y la parva se parecía al sol que, allá en el horizonte, ya se<br />

ocul<strong>ta</strong>ba. Por hoy ya bas<strong>ta</strong>, dijo mi padre. Colocó la albarda a “Canela” y<br />

me ayudó a sen<strong>ta</strong>rme encima. El cogió las riendas y caminando, delante<br />

de nosot<strong>ra</strong>s, nos dirigimos a casa. En el camino me atreví a pregun<strong>ta</strong>rle:<br />

¿Padre, hoy me he ganado el real?. Mi padre se paró y me miró, “Canela”<br />

levantó la cabeza, la sacudió y respiró. Me dijo: A mí <strong>ta</strong>mbién me gus<strong>ta</strong>ba<br />

jugar cuando e<strong>ra</strong> niño, el abuelo nos llevaba a la feria cuando<br />

terminábamos la recolección del ve<strong>ra</strong>no, a finales de agosto. ¿Qué te<br />

parece si hoy metemos tres reales en la hucha? Y cuando llegue la feria<br />

iremos con “Canela” a comp<strong>ra</strong>r pasteles. “Canela” rebuznó y aceleró el<br />

paso.<br />

Cuando llegamos a casa, mi padre acercándose al oído de “Canela” la dijo:<br />

Hoy te toca cenar sólo hierba, porque debes tener indigestión de trigo...<br />

Los dos nos mi<strong>ra</strong>mos riéndonos a carcajadas.<br />

Mi padre colocó en el pesebre un buen b<strong>ra</strong>zado de alfalfa recién cor<strong>ta</strong>da.<br />

Aho<strong>ra</strong> el pesebre de “Canela” me espe<strong>ra</strong> cada día en la ent<strong>ra</strong>da de mi casa<br />

y en él he plan<strong>ta</strong>do hierbabuena, su olor y frescu<strong>ra</strong> me recuerdan a los<br />

ve<strong>ra</strong>nos de mi infancia.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!