La carta - Esquila Misional

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Más allá de la noticia Por: P. Jorge GARCÍA, mccj rohaut.blogspot.com La información bajo la lupa de un misionero Se vende o se alquila Los problemas de África subsahariana son muchos y enormes. A los ya existentes se añade uno más. Se trata del arrendamiento o venta de millones de hectáreas de terreno a empresarios o compañías extranjeras para su uso o explotación. Según datos proporcionados por Land Matrix Partnership (asociación de académicos, investigadores y ONGs dedicadas a estos problemas), la cifra supera los 2.25 millones de kilómetros cuadrados; una extensión mucho mayor que el territorio mexicano. Mientras tanto, muchas poblaciones locales pasan hambre y viven una perpetua emergencia humanitaria. Tal es el caso de Mozambique, Sudán del Sur, Etiopía, Liberia, Madagascar y Uganda. En esos países (pero no sólo en ellos), las poblaciones locales son expulsadas de sus tierras que son y serán usadas con fines comerciales como la producción de aceite de palma (para la producción de combustible) o de alimentos como arroz y cereales para ser vendidos y exportados a naciones extranjeras. En esta ocasión, también China, India, Arabia 4 Esquila Misional Mujeres de Senegal cosechando los frutos de sus tierras • Otro drama en el seno de África La escasez de alimento cada vez se hará más palpable Saudita, Kuwait y Corea del Sur participan en la repartición del «pastel». Irónicamente, los inversionistas justifican su presencia en África diciendo que van a llevar desarrollo a las poblaciones locales. Por otra parte, en la mayoría de los casos, los beneficiarios son los gobiernos locales caracterizados muchas veces por su corrupción y su voracidad que excluye de los «beneficios» a las poblaciones nativas, especialmente a los más pobres e indefensos. El mes pasado, Benedicto XVI visitó el continente africano para entregar a las iglesias locales la exhortación postsinodal, resultado de la II Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para África. El Papa levantó su voz en favor de los más pobres e indefensos. Ese es un gran servicio misionero. cl.kalipedia.com
eventaizer.blogspot.com Por: P. Erasmo BAUTISTA, mccj Y éstas se manifiestan en la moda de los grandes almacenes y en la calle; en las familias amenazadas por deudas desorbitantes, por divorcios exprés y por el desamor que se va pegando en los zapatos y en la escasez de besos empapados de amor auténtico y comprometido más allá de la mera sensualidad. Se reflejan en la mirada apagada de los ancianos que sienten que la vida se escapa entre tantas muecas de desamor, soledad y desamparo. Relucen en los «reventones» juveniles y en la soledad de chats deshabitados y anónimos. Aparecen en esa sutil tentación de pensar que no se necesitan más luces y orientaciones que las que pueden salir de uno mismo, de la propia subjetividad. Brillan en esa actitud cada vez más frecuente en sendos círculos de que no se necesita ni otro horizonte ni mucho menos de Dios, sino la libertad de hacer lo que la propia voluntad o el capricho de cada uno puede pedir en cada momento. Se imponen en esa muralla inmigrante de ideologías que encierran y encadenan todo pensamiento racional para quedar engullido en el En un mundo de brechas Brechas decembrinas «A nosotros nos envuelve una sociedad “líquida” que nos arroja a la prisa desmesurada, a la espuma y a la efectividad» más encarnizado utilitarismo y en el más radical y ciego sentimentalismo. Brechas que se esconden en esa visión de la religión como artículo de consumo que responde sólo a sentimientos y preocupaciones individualistas frente al misterio de la vida. Laten en esa tendencia de querer encerrar en lo privado la dimensión espiritual de la vida, e incluso de desterrarla del espacio público, como si no tuviera nada que ver con el progreso. Imagen de tales brechas es la oscilación en la que se debaten muchos jóvenes entre el desaliento y la frustración por falta de empleo y de horizonte; a ellos y a nosotros nos envuelve una sociedad «líquida» que nos arroja a la prisa desmesurada, a la espuma y a la efectividad, a la rapidez de planteamientos en los que palabras tales como «siempre», «absoluto», «eterno», etcétera, llevan consigo plazos de relatividad; son días de indignación en las nuevas generaciones por una sociedad que los engorda y escupe, pero también jornadas cercenadoras de los valores profundos que minan su base; son también tiempos difíciles para la Iglesia, zarandeada por empujones de afuera, de un laicismo agresivo y beligerante por aquí y por allá, pero también zarandeada por fuerzas internas que confunden símbolos con realidad, y trascendencia con evocación de tiempos pasados. Nos toca vivir en este mundo con su maraña de eventos, en esta atmósfera del enredo y del conflicto de tendencias y orientaciones con el esfuerzo razonable de entender, de entendernos, pero sobre todo de comprendernos y de participar, cada quien desde su parcela y según sus posibilidades, en la edificación de la civilización del vivir juntos, con un tejido paciente, con el diálogo, con el alma, mediante la veracidad diciembre 2011 5
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