La carta - Esquila Misional

More documents

Recommendations

Info

Hace tiempo «encontré» a Jesucristo. Lo encontré al leer las páginas de los evangelios y también al escuchar y ver el testimonio de muchos misioneros. Este Jesús me cautivó, me convenció, y decidí dejar mi casa, mi familia, mi país… para seguirlo. Ahora estoy en una tierra que nunca imaginé, con personas 42 Esquila Misional Tienes vocación que nunca pensé y con hermanos que no escogí… Por: hno. Joel CRUZ, mccj Lo encontré, me gustó y aquí estoy Cuando alguien me pregunta, por qué dejé todo y por qué estoy entre personas que no escogí, les digo simplemente que Jesús me cautivó, su manera de ser, de pensar, su visión del ser humano, su visión del mundo... y que no pude resistirme a su invitación. Te comparto algunas cosas que me gustaron de él. Jesús hizo que las personas entraran en la dimensión de la confianza y la confidencia con Dios Su sencillez y modo de ver a Dios... Me gustó su sencillez juvenil que le permitía sentirse parte de su pueblo, pero al mismo tiempo tenía una conciencia clara de ser el Hijo de Dios (Jn 10,22- 42) que lo hacía diferente a todos. Me fascinó su modo de ser y de pensar; Jesús, con sus palabras, gestos y acciones cambió el rostro de Dios en las mentes y josmajos.wordpress.com
corazones de la gente. La humanidad se asombró y se sorprendió por su nuevo modo de ver, de sentir y de relacionarse con Dios, porque iba más allá de los esquemas cultuales, legales y formales. Con su modo de estar entre los seres humanos, Jesús hizo que la relación con Dios dejara de ser «religión» y las personas se sintieran familia de Dios. Hizo que muchos vieran a Dios como Padre que ama a sus hijos a pesar de todo, porque lo mueve el amor y no la Ley. Me emocionó este Jesús que convirtió la cotidianidad en culto a Dios-Papá e hizo que las personas entraran en la dimensión de la confianza y de la confidencia con Dios, dejando a un lado el miedo disfrazado de respeto y veneración. En pocas palabras, me entusiasmó este hombre que se unió a su pueblo (Lc 3,21) como uno más entre la gente y se sumergió sin reservas en la realidad, consciente de que el Espíritu de Dios estaba sobre él (Lc 3,22). Por eso se distinguió por ser justo y realizar la justicia. Con él, Dios deja de ser deidad y se convierte en Abbá, en «Papá» (Mt 6,5-15; 23,9). Y esto me gustó más que cualquier otra idea sobre Dios. Su dedicación a los últimos... En las páginas de los evangelios, encontré a un Jesús que consagra toda su persona a la causa del Reino y de su justicia en favor de los más desprotegidos. He visto en él a un ser humano que dedica su vida a animar, sanar, liberar, concienciar y restituir la dignidad a los pobres, los quebrantados de corazón, los cautivos, los ciegos, los oprimidos, los despojados de lo suyo (Lc 4,18-19). Me convenció este Jesucristo que hace entender, de diferente manera, que construir una tierra donde reine la justicia y la paz no se realiza solamente mediante el desarrollo técnico y socio-económico, sino, sobre todo, adqui- « Con su modo de estar entre los seres humanos, Jesús hizo que la relación con Dios dejara de ser “religión” y las personas se sintieran familia de Dios» riendo y creciendo en una conciencia de hijos de Dios, que toma a Dios como Padre y la fraternidad como consecuencia en las relaciones en todos los ámbitos de la vida humana. Me desafió este Jesús que en su contexto se convirtió en un «sanador del corazón» de individuos, de estructuras y sistemas (políticos, religiosos, culturales, sociales). Ese hombre –y Dios– que sana y saca a las personas de una condición de «descomposición humana», de rechazo, marginación y exclusión, como en el caso del leproso (Mt 8,1-4); ese Jesús que cuestiona a muchos que se creían buenos y santos, pero que tenían una actitud inhumana y alejada del sufrimiento de la gente (sacerdotes, escribas, fariseos...); ese Jesús que no es extraño al poder político y militar y a todos aquellos que sirven a estos poderes, como en el caso del centurión y su siervo (Mt 8,5- 13); ese Cristo que entra en una condición familiar enferma, incapaz de servir, como cuando encuentra a la suegra de Pedro (Mt 8,14-15); que no le gusta mirar a nadie en el plano de la dependencia (paralítico, hombre de la mano seca, epiléptico) ni de la inconciencia (ciegos); A ese Jesús que no le gusta mirar a las personas hundidas en el miedo, el desánimo y la desesperanza (padres de hijos resucitados) o en la incapacidad de comunicar y escuchar a los demás (mudos y sordos). Ese Cristo que «toca» estas realidades y las sana, es quien me desafió, y por eso decidí ser Hermano misionero. Fernando de Lucio diciembre 2011 43
Page 1 and 2: «Corazones fraternos y manos solid
Page 3 and 4: Escribo para felicitarlos y seguirl
Page 5 and 6: eventaizer.blogspot.com Por: P. Era
Page 7 and 8: MUNDO NEGRO marcapersonal.blogspot.
Page 9 and 10: Gesto de unión entre religiones Re
Page 11 and 12: aquellos pasillos de la casa para i
Page 13 and 14: niel Comboni quiso expresar en form
Page 15 and 16: Víctor Hugo García U. en Sudán.
Page 17 and 18: de ser Hermano, todos me miraron co
Page 19 and 20: Para acompañar a los afrodescendie
Page 21 and 22: El Hermano Juan Carlos acompañado
Page 23 and 24: Durante una convivencia con niños
Page 25 and 26: Hermano misionero comboniano Una de
Page 27 and 28: El hermano José Díaz enseñando m
Page 29 and 30: La buena voluntad y el entusiasmo n
Page 31 and 32: lantropía cristiana de la que Comb
Page 33 and 34: El Hermano comboniano Jesús Pérez
Page 35 and 36: El Hermano José Nieto bautizando e
Page 37 and 38: Al celebrar este aniversario de mi
Page 39 and 40: uscando a Dios (Juan Diego, el ind
Page 41: cambio, los quiero fastidiar. No so
Page 45 and 46: El mejor regalo de Navidad para sus
Page 47 and 48: El productor de la obra, el sacerdo

La carta - Esquila Misional

Create successful ePaper yourself

Delete template?

Save as template?