Revista Completa (1769 Kb.) - Injuve
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crédito masculino, la aprobación de los<br />
compañeros y la afirmación del prestigio del<br />
propio grupo. En este cuadro encuentra un<br />
significado y un lugar la práctica de la violencia,<br />
tanto en su forma simbólica como en su forma<br />
real. La historia del movimiento ultra en España<br />
registra pocos incidentes con víctimas, si lo<br />
comparamos con lo acaecido en otros países de<br />
nuestro entorno, fundamentalmente en Inglaterra<br />
e Italia. A lo largo de la década de los Noventa,<br />
pese al aumento del número de ultras, los<br />
incidentes relativos alteración del orden público,<br />
las agresiones entre aficionados, y la incautación<br />
de armas y otros objetos contundentes<br />
descienden cuantitativamente. Sin embargo, se<br />
nota un significativo aumento de las agresiones,<br />
amenazas e insultos a la Policía y, en menor<br />
medida, del lanzamiento de objetos y la incitación<br />
a la violencia por medio de pancartas y otros<br />
símbolos.<br />
El 58% de los ultras atléticos encuestados<br />
manifiesta haber participado alguna vez en<br />
incidentes, aunque la mayoría sólo lo ha hecho en<br />
alguna ocasión (38%). Un porcentaje no<br />
despreciable (33%) nunca se ha visto envuelto en<br />
incidentes. Pero, ¿qué se entiende por incidente?.<br />
Es un término muy vago que comprende desde un<br />
simple intercambio de insultos acompañados de<br />
gestos provocativos o canciones de menosprecio,<br />
hasta actos de violencia gratuita en los que el rival<br />
no está presente, pasando por episodios de<br />
microdelincuencia. Los incidentes en los que los<br />
ultras se ven implicados adoptan, en ocasiones,<br />
una forma “afectiva”: es una violencia que se toma<br />
como un “fin en sí misma”, emocionalmente<br />
satisfactoria y agradable. Otras veces, se trata de<br />
una violencia “racional”, es decir, racionalmente<br />
preferida como medio para asegurar el logro de un<br />
fin determinado (Dunning, 1992), como mostrar la<br />
superioridad sobre el grupo rival, arrebatarle<br />
distintos “trofeos de guerra” (pancartas, bufandas),<br />
y demostrar a la Policía y a los adversarios “quién<br />
manda” en su propio estadio. Es un tipo de<br />
violencia “legítima”, es decir, un tipo de violencia<br />
que concuerda con las “reglas del desorden”<br />
(Marsh et al., 1978). En este particular código<br />
normativo, las fuerzas del orden y (salvo relaciones<br />
de amistad) el ultra rival representan el enemigo.<br />
Pero en los derbys o los enfrentamientos de<br />
Estudios de Juventud n.º 64/04<br />
Ultras. Culturas del fútbol<br />
“campanile”, cualquier seguidor contrario también<br />
puede ser atacado; en estos casos, no existe<br />
provocación, porque basta el hecho de que haya<br />
intentado invadir territorio enemigo para que se<br />
cometa una agresión.<br />
Últimamente, además, las discrepancias, además,<br />
pueden surgir en el propio estadio, motivadas por<br />
la conducta del resto de la hinchada local (los<br />
“viejos” o “tribuneros”), las diferencias políticas, o<br />
los problemas internos del grupo (por ejemplo, la<br />
lucha por el liderazgo), entre otras razones. Por lo<br />
tanto, esté o no presente el grupo rival, en el<br />
fondo siempre es posible terminar implicado en<br />
algún incidente. En la evolución histórica del<br />
movimiento ultra, los enfrentamientos entre grupos<br />
ultras son una constante. Los miembros del Frente<br />
Atlético más activos en la participación “alguna<br />
vez” en actos violentos, son los más veteranos<br />
(27-30 años), debido a la diferente concepción que<br />
se tenía en los fondos de la violencia con<br />
anterioridad a 1990. Ultras veteranos recuerdan la<br />
violencia en el fútbol antes y ahora:<br />
«Ahora se ha tranquilizado mucho el fútbol,<br />
pero hace cinco o seis años, o siete años,<br />
cuando yo empecé a venir, era jugártela.<br />
Yo recuerdo un partido Madrid-Valencia,<br />
no sé que temporada era, que se corrió la<br />
voz que los Ultras Sur no habían ido al<br />
partido ese año y que estaban en […] una<br />
boca de Metro cercana, esperando a la<br />
gente que saliera del Atleti para currarles y<br />
robarles la bufanda. Se montó una subida<br />
por la calle paralela […] se hizo un rodeo,<br />
se les pilló […], y los tíos no serían más de<br />
30 ó 40 de ellos, y nosotros seríamos 300<br />
ó 400, y allí hubo verdaderas palizas.<br />
Bueno, es que hace años era una cosa …»<br />
(Frente Atlético, 26 años).<br />
No menos importancia tienen los incidentes que<br />
enfrentan a los ultras con ciertos agentes<br />
6 En un estudio piloto realizado entre los directivos y<br />
colaboradores del grupo, ninguno de los encuestados se<br />
decantó por dejar la seguridad de la Grada Joven en manos de<br />
miembros del Frente Atlético, y cerca del 80% consideró que lo<br />
más acertado era contar con la Policía para esta misión. Esta<br />
aparente paradoja tiene fácil explicación: los directivos y<br />
colaboradores del grupo son capaces de prever qué tipo de<br />
desórdenes pueden surgir en el Fondo, y conocen su<br />
incapacidad para controlar algunos de ellos con medios propios.<br />
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