Mi lugar favorito - La Semana de Frente
Mi lugar favorito - La Semana de Frente
Mi lugar favorito - La Semana de Frente
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
mara a una ventana y se forzara a ver un paisaje extraterrestre.<br />
Creía (o le gustaba creer que creía) que cuando uno<br />
está en Barcelona aquellos que están y que son en Buenos<br />
Aires o el DF no existen. <strong>La</strong> diferencia horaria era sólo una<br />
máscara <strong>de</strong> la <strong>de</strong>saparición. Así, si uno viajaba <strong>de</strong> improviso<br />
a ciuda<strong>de</strong>s que en teoría no <strong>de</strong>berían existir o aún no<br />
poseían el tiempo apropiado para ponerse en pie y ensamblarse<br />
correctamente, se producía el fenómeno conocido<br />
como jet-lag. No por tu cansancio, sino por el cansancio <strong>de</strong><br />
aquellos que en aquel momento, si tú no hubieras viajado,<br />
<strong>de</strong>berían <strong>de</strong> estar dormidos. Algo parecido a esto, probablemente,<br />
lo había leído en alguna novela o en algún cuento<br />
<strong>de</strong> ciencia ficción y lo había olvidado.<br />
Esto lo había leído yo en esa novela y lo había olvidado,<br />
pero no tanto como para no volverlo a encontrar ahora que lo<br />
necesitaba. ¿Qué tanto había olvidado las várices <strong>de</strong> la ciudad,<br />
las <strong>de</strong> mi abuela? ¿Qué tanto habían existido o <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> existir<br />
todo este tiempo? ¿Y yo cómo voy a saber?<br />
www.frente.com.mx | crónica | 9 | FRENTE <strong>de</strong>l 24 al 30 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 2013<br />
Hola, ciudad, he vuelto.<br />
Nadie contesta.<br />
Después <strong>de</strong> un tiempo se oye:<br />
Pase.<br />
¿Su formato?<br />
Motivo <strong>de</strong>l viaje:<br />
Regresé para escribir esta crónica. Esta crónica es imposible.<br />
En verdad no he regresado a la ciudad. Estoy <strong>de</strong> paso<br />
(voy al norte <strong>de</strong>l país, soy una rebaba <strong>de</strong> metal atraída por<br />
ese polo) y no sé cómo la veo. A<strong>de</strong>más, hablar <strong>de</strong> cómo veo<br />
la ciudad a mi regreso significaría que hablo más <strong>de</strong> mí que<br />
<strong>de</strong> la ciudad, más sobre el <strong>lugar</strong> <strong>de</strong>l que vengo que sobre el<br />
<strong>lugar</strong> en don<strong>de</strong> estoy, más <strong>de</strong>l pasado, en todo caso, como le<br />
pasa a quien vuelve.<br />
¿De verdad regresé a la ciudad? ¿Se podría llegar sin<br />
regresar?<br />
Subo a un taxi en Revolución. No quiero <strong>de</strong>sconfiar y por<br />
eso, con <strong>de</strong>sconfianza, confío en subirme a un taxi libre. Pero<br />
me equivoco. El conductor es un hombre torvo que, tan pronto<br />
pue<strong>de</strong>, sugiere que yo soy rica. Tengo miedo. Se me había<br />
olvidado este miedo. Sabía que, al volver <strong>de</strong> don<strong>de</strong> he vuelto,<br />
súbitamente sería güera, quizá incluso un poco alta, pero se<br />
me olvidaba que también sería rica. Como si el oxígeno en el<br />
avión me hubiera teñido la piel y el muy reducido espacio para<br />
sentarse me hubiera estirado, y ya sólo por esto mis finanzas se<br />
hubieran visto beneficiadas. En el camino, el hombre me cuenta<br />
cómo estuvo trabajando para un restaurantero con el que luego<br />
tuvo problemas. (Los han hecho rencorosos, necios, amargos).<br />
<strong>Mi</strong> miedo sube y baja según las irregularida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l terreno.<br />
<strong>Mi</strong>s ganas <strong>de</strong> volver también. ¿Volver a dón<strong>de</strong>? Por el espejo<br />
retrovisor alcanzo a ver el rostro hinchado <strong>de</strong>l conductor, los<br />
ojos entrecerrados, ninguna i<strong>de</strong>ntificación oficial por ninguna<br />
parte. Estamos a punto <strong>de</strong> llegar y dudo dón<strong>de</strong> <strong>de</strong>bería bajarme.<br />
Decido que me bajaré, como tenía previsto, frente al portón <strong>de</strong><br />
la casa <strong>de</strong> mi abuela.<br />
“¿Ya ves?”, me dice al llegar, “Tú eres rica”.<br />
Pero “tú” no es “yo”.<br />
“Tú” es una abuela <strong>de</strong>mente.<br />
toni François