Alianza Editorial - Barcanova

El libro de bolsillo
Alianza Editorial
LOS CUENTOS DE CLARÍN
Aunque Clarín dio entrada en sus primeros relatos a "fantasías" convencionales en las
que cobran vida humana los diablos, los animales o los personajes difuntos, a diferencia de
Pérez Galdós y de otros autores que siguieron identificando el cuento con las pautas establecidas
por Hoffmann y Poe, prefirió las técnicas realistas. En “Solos” precisará: "El arte de
nuestros días no es ya, o no debe ser, aquel fantasear espontáneo, exuberante, sin freno,
medida ni propósito, que fue en no lejanos días". También prefirió la tercera persona -aunque
a veces se sirvió de la primera-, pero atenuó el uso de la perspectiva, habitual en sus
novelas largas.
En estas narraciones contrapone Clarín lo intelectual y lo vital, proyecta su alma
inquieta, insegura y hasta atormentada y muestra una cervantina compasión por el ser humano.
Esto último se pone de manifiesto en su atracción, pareja a la de Dickens y a la de los
más modernos narradores rusos, por seres indefensos y fracasados (mendigos, empleados
humildes, enfermos, artistas mediocres, niños, animales), que se hallan a merced de la implacable
maquinaria social. Abundan también los personajes desengañados y solitarios, incapacitados
para comunicar sus sentimientos, y que conciben el amor como un ideal imposible
(algunos acaban suicidándose). El adulterio, tan habitual en la novela europea del momento,
se filtra en algunas tramas argumentales. También Clarín denuncia a veces la corrupción de
los políticos y de las clases dirigentes, los egoísmos de la burguesía, la farsa del sistema electoral,
el caciquismo, la intransigencia, la intolerancia, la deshumanización que provocan las
sociedades industriales y la religiosidad que no trasciende lo humano. Sin embargo, los
aspectos críticos fueron mucho más intensos en los artículos periodísticos que publica en esta
época.
Algunos de estos cuentos, como "El diablo en Semana Santa" y "Pipá", anticipan
ambientes y personajes de La Regenta. También, lo mismo que en esta novela, la música, a
la que Clarín fue muy aficionado (Haendel, Mozart, Beethoven, Rossini y Wagner son los
nombres más citados), aparece como referente de un universo metafórico.
Una fuerte crisis espiritual, que se va agudizando con el tiempo, aleja a Clarín del
positivismo y hace reverdecer en él, aunque sin llevarlo a un catolicismo ortodoxo, antiguas
inquietudes religiosas y metafísicas. También ahora aboga por una literatura espiritual y poética,
más en consonancia con las inquietudes espirituales que se plasman en algunos novelistas
franceses y rusos y con las corrientes antirracionalistas que impone el Modernismo.