1. Fernando el Católico, titán y bienaventurado, por Ángel Ferrari
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FERNANDO EL CATÓLICO TITÁN Y BIENAVENTURADO<br />
literario con que abre esta otra parte d<strong>el</strong> poema le hace<br />
repetir adjetivos de muchedumbre y santidad para justifi<br />
car la trasposición no terrena d<strong>el</strong> mismo y la propia<br />
intervención de Atlante, presentado éste cual émulo de<br />
<strong>Fernando</strong> <strong>el</strong> <strong>Católico</strong>. Ello representa una innovación para<br />
su época, pues en sentido contrario, que era <strong>el</strong> tradicional<br />
y, como de Atlante mismo, pudo tener Gracián las espal<br />
das de <strong>Fernando</strong> <strong>el</strong> <strong>Católico</strong>, a través de cuyas determi<br />
nantes estéticas trazara la variedad de facultades de po<br />
tencia, específicas de su política organizada y ejemplar:<br />
"¿Quis tot sustineat, quis tanta negotia solus?"<br />
46<br />
"Después que diste cima a triunfos tantos,<br />
tantas hazañas y victorias tantas<br />
y dejó <strong>el</strong> alma la corpórea roca<br />
y al ci<strong>el</strong>o encaminó sus pasos santos,<br />
al santo trono de las gentes santas,<br />
que al tiempo ultraja y al olvido apoca,<br />
apenas tu alma <strong>el</strong> claro ci<strong>el</strong>o toca,<br />
cuando ya titubea;<br />
y oprimido d<strong>el</strong> grave peso, Atlante<br />
al pecho humilla la cerviz pujante,<br />
y gime en vano, y descansar desea,<br />
<strong>por</strong>que la grave carga<br />
de las victorias con que entraste al ci<strong>el</strong>o<br />
tanto lo oprime, lo sujeta y carga,