La demolición del lenguaje - Adepa
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chas escuelas dejaron de ser un centro<br />
educativo para convertirse en el único<br />
lugar donde miles de chicos tienen<br />
asegurada una comida.<br />
Para conocer mejor esta problemática<br />
la revista de ADEPA consultó<br />
a Pedro Luis Barcia (presidente de<br />
la Academia Argentina de Letras y<br />
director de la carrera de Ciencias de<br />
la Comunicación de la Universidad<br />
Austral); a Jaime Marín (editor de<br />
la revista Idiomas y Comunicación);<br />
al diplomático y periodista Albino<br />
Gómez (ex director de la carrera<br />
de periodismo de la Universidad de<br />
Belgrano); al periodista Ulises Muschietti<br />
(profesor de Ciencias de la Comunicación<br />
de la UBA y <strong>del</strong> instituto<br />
privado TEA) y a José Luis Moure<br />
(profesor de Historia de la Lengua de<br />
la UBA, investigador <strong>del</strong> CONICET<br />
y miembro de número de la Academia<br />
Argentina de Letras).<br />
“Sin <strong>lenguaje</strong><br />
no hay pensamiento”<br />
Además de su función como<br />
director de Ceremonial de la Corte<br />
Suprema de Justicia de la Nación,<br />
Albino Gómez es habitual columnista<br />
<strong>del</strong> diario <strong>La</strong> Nación y conduce los<br />
domingos, por Radio Nacional, el<br />
programa “El taller de las palabras”,<br />
cuyo título exime de explicaciones<br />
sobre cuál es la temática que aborda.<br />
Ante la primera pregunta sobre<br />
las causas <strong>del</strong> empobrecimiento de<br />
nuestro idioma, respondió que “existe<br />
una realimentación <strong>del</strong> peor y más<br />
degradado <strong>lenguaje</strong> entre la televisión,<br />
la radio y la calle”, aunque valoró a la<br />
prensa escrita como “el único lugar”<br />
donde se lo preserva.<br />
<strong>La</strong>mentó luego que “haya una incapacidad<br />
generalizada” en la mayoría<br />
de los niños, adolescentes y jóvenes<br />
para expresarse “en forma cabal”<br />
tanto por escrito como oralmente, pero<br />
aclaró que no aludía a errores gramaticales,<br />
ortográficos o de sintaxis, sino<br />
“al hecho alarmante de que no pueden<br />
transmitir sus emociones o pensamientos<br />
de manera fluida, coherente<br />
y clara”. Al respecto, consideró que<br />
una de las “tantas causas” de las deficiencias<br />
idiomáticas de las nuevas generaciones<br />
es “la cultura fragmentaria<br />
<strong>del</strong> video-clip y <strong>del</strong> zapping”, porque<br />
Albino Gómez preguntó “si se habla cada vez<br />
peor ¿se puede llegar a creer por ventura que se puede<br />
pensar mejor?, ¿cómo podremos armonizar tan baja<br />
calidad de <strong>lenguaje</strong> con calidad de pensamiento?”<br />
“no sólo no leen, sino que, gracias a<br />
la comodidad <strong>del</strong> control remoto, ni<br />
siquiera ven un filme completo, ven<br />
varios incompletos”. Es que -agregó-<br />
se trata de una “cultura audiovisual<br />
de gran impacto, connotada además<br />
por la desconcentración que produce<br />
el zapping y por un producto como<br />
el video-clip que, aunque válido si<br />
tiene calidad, genera una temporalidad<br />
fragmentada y no contribuye a<br />
la conceptualización sino al caos”,<br />
lo cual da como resultado que “los<br />
chicos y los jóvenes hablan desde esa<br />
fragmentación y desde esa falta de<br />
capacidad para conceptuar”.<br />
Tras advertir que “sin <strong>lenguaje</strong> no<br />
hay pensamiento”, Gómez preguntó<br />
“si se habla cada vez peor ¿se puede<br />
llegar creer por ventura que se puede<br />
pensar mejor?, ¿cómo podremos armonizar<br />
tan baja calidad de <strong>lenguaje</strong><br />
con calidad de pensamiento?”<br />
Ante la pregunta ¿se puede revertir<br />
ese fenómeno?, dijo que “no podría<br />
hacerse de manera aislada, es decir,<br />
desde el <strong>lenguaje</strong> mismo”, pues “habría<br />
que revertir muchos contenidos<br />
de conducta ética y de valores sociales<br />
e individuales”, tras lo cual sostuvo<br />
que esa problemática “no podemos<br />
desvincularla de un todo, <strong>del</strong> todo lo<br />
que nos ha venido pasando en nuestro<br />
país desde las últimas décadas”. Por<br />
último, luego de poner como ejemplo<br />
el nada académico “boludo” que los<br />
jóvenes utilizan para llamarse entre sí,<br />
40<br />
como sinónimo de un nombre, indicó<br />
que “si se tomara conciencia total <strong>del</strong><br />
estado <strong>del</strong> <strong>lenguaje</strong> que se está usando<br />
en la calle y en los medios televisivos<br />
y radiofónicos, y ello se considerara<br />
críticamente como la manifestación de<br />
una grave crisis que hay que superar,<br />
revertir este estado de cosas podría<br />
llevarnos un par de generaciones”.<br />
<strong>La</strong> responsabilidad<br />
<strong>del</strong> periodismo<br />
Ulises Muschietti prefirió, como<br />
periodista y profesor de periodismo,<br />
referirse a la responsabilidad de los<br />
medios de comunicación en el mal<br />
uso <strong>del</strong> <strong>lenguaje</strong>, ya que –dijo- suele<br />
enojarse cuando, por ejemplo, lee o<br />
escucha a cronistas deportivos que<br />
“escriben o dicen que tal o cual futbolista<br />
estuvo errático porque erró<br />
varios remates al arco”, pero advirtió<br />
que “eso no es degradar el idioma, es<br />
directamente emplearlo mal por ignorancia”<br />
Si bien consideró que “muchos<br />
profesionales de los medios de<br />
comunicación escriben y hablan mal”,<br />
aclaró que “hay también muchos otros<br />
que lo hacen bien, y muy bien”.<br />
También criticó el <strong>lenguaje</strong> “chabacano<br />
y guarango” de programas de<br />
televisión con altos niveles de audiencia<br />
y que tienen “gran penetración”<br />
en la familia, especialmente, en los<br />
jóvenes. “Los adolescentes manejan<br />
un léxico de unas 100 palabras, leen<br />
poco y nada, escuchan hablar a (Mar-