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mensajes para los jóvenes - Iglesia Adventista del Séptimo Día ...

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la de Cristo, es accesible <strong>para</strong> todo hijo de Dios arrepentido y creyente (El Deseado de todas las gentes, pág.<br />

267). 135<br />

36. UNA EXPERIENCIA VIVIENTE<br />

EL SEÑOR de la vida y la gloria vistió su divinidad de humanidad <strong>para</strong> mostrar al hombre que Dios, mediante<br />

el don de Cristo, quiere unirnos con él. Sin estar en comunión con Dios, a nadie le es posible ser feliz. El<br />

hombre caído ha de aprender que nuestro Padre celestial no puede estar satisfecho hasta que su amor circunde<br />

al pecador arrepentido, transformado por <strong>los</strong> méritos <strong>del</strong> inmaculado Cordero de Dios.<br />

A este fin tiende la obra de todos <strong>los</strong> seres celestiales. Tienen que trabajar, bajo las órdenes de su General,<br />

<strong>para</strong> la restauración de aquel<strong>los</strong> que por la transgresión se han se<strong>para</strong>do de su Padre celestial. Se ha ideado un<br />

plan por el cual se revelarán al mundo la maravil<strong>los</strong>a gracia y el amor de Cristo. El amor de Dios se revela en el<br />

precio infinito pagado por el Hijo de Dios <strong>para</strong> el rescate <strong>del</strong> hombre. Este glorioso plan de redención es<br />

amplio en sus provisiones <strong>para</strong> salvar al mundo entero. El hombre pecador y caído puede ser hecho completo<br />

en Jesús mediante el perdón <strong>del</strong> pecado y la justicia imputada de Cristo.<br />

EL PODER DE LA CRUZ<br />

Jesucristo tomó la forma humana <strong>para</strong> poder abarcar con su brazo humano la raza, mientras se asía con su<br />

brazo divino al trono <strong>del</strong> infinito. Plantó su cruz a mitad de camino entre la tierra y el cielo, y dijo: "Y yo, si<br />

fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo".* La cruz había de ser el centro de atracción. 136<br />

Había de hablar a todos <strong>los</strong> hombres y atraer<strong>los</strong> a través <strong>del</strong> abismo que el pecado había hecho, <strong>para</strong> unir al<br />

hombre finito con el Dios infinito. Sólo el poder de la cruz puede se<strong>para</strong>r al hombre de la fuerte confederación<br />

<strong>del</strong> pecado. Cristo se dio a sí mismo <strong>para</strong> la salvación <strong>del</strong> pecador. Aquel<strong>los</strong> cuyos pecados son perdonados,<br />

que aman a Jesús, se unirán con él. Llevarán el yugo de Cristo. Este yugo no ha de estorbar<strong>los</strong> ni hará de su<br />

vida religiosa una vida de afán que no satisface. No; el yugo de Cristo ha de ser el medio preciso por el cual la<br />

vida cristiana ha de llegar a ser una vida de placer y de gozo. El cristiano se sentirá gozoso al contemplar lo<br />

que el Señor ha hecho al dar a su Hijo unigénito <strong>para</strong> que muriese por el mundo, "<strong>para</strong> que todo aquel que en<br />

él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna".*<br />

LA LEALTAD A CRISTO<br />

Aquel<strong>los</strong> que se hallan bajo la ensangrentada bandera <strong>del</strong> príncipe Emanuel deberían ser fieles soldados <strong>del</strong><br />

ejército de Cristo. Nunca deberían ser desleales, nunca infieles. Muchos de <strong>los</strong> <strong>jóvenes</strong> se ofrecerán<br />

voluntariamente <strong>para</strong> ponerse de parte de Jesús, Príncipe de la vida. Pero si quieren continuar de parte de él,<br />

deben contemplar constantemente a Jesús, su Capitán, a la espera de sus órdenes. No pueden ser soldados de<br />

Cristo, y no obstante comprometerse en la confederación de Satanás ayudándolo, pues entonces serían<br />

enemigos de Cristo. Traicionarían cometidos sagrados. Formarían un eslabón entre Satanás y <strong>los</strong> verdaderos<br />

soldados, de modo que mediante estos agentes vivientes, el enemigo trabajaría constantemente <strong>para</strong> hurtar <strong>los</strong><br />

corazones de <strong>los</strong> soldados de Cristo.<br />

Os pregunto, queridos <strong>jóvenes</strong> que profesáis ser soldados de Jesucristo: ¿Qué batallas habéis peleado? ¿Cuáles<br />

han sido vuestros combates? Cuando la Palabra 137 de Dios os ha revelado claramente vuestra obra ¿habéis<br />

rehusado hacerla porque no convenía a vuestras inclinaciones? ¿Os ha seducido la atracción <strong>del</strong> mundo<br />

apartándoos <strong>del</strong> servicio de Cristo? Satanás se ocupa en idear atractivos engañosos, y por la transgresión en lo<br />

que parece ser de poca importancia os aparta de Jesús. Luego presenta seducciones mayor <strong>para</strong> alejaros<br />

completamente de Dios.<br />

Podéis tener vuestros nombres escritos en <strong>los</strong> libros de la iglesia y llamaros hijos de Dios, y no obstan vuestro<br />

ejemplo, vuestra influencia, representan falsamente el carácter de Cristo, y hacéis que otros se aparten de él.<br />

No hay felicidad, paz ni gozo <strong>para</strong> un creyente profeso que no esté alistado con toda el alma en la obra que el<br />

Señor le ha dado <strong>para</strong> hacer. Lleva constantemente el mundo a la iglesia, porque no se arrepiente, ni confiesa<br />

sus pecados, ni se entrega Dios, sino que se entrega más y más al mundo, poniéndose en la batalla más bien <strong>del</strong><br />

lado de Satán que <strong>del</strong> de Cristo.<br />

SE NECESITA UN CONOCIMIENTO EXPERIMENTAL<br />

Quisiera rogar a <strong>los</strong> <strong>jóvenes</strong> que corten hasta el más <strong>del</strong>gado hilo que <strong>los</strong> liga en práctica y espíritu al mundo.<br />

"Salid de en medio de el<strong>los</strong>, y apartaos, dice el Señor y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré y seré a<br />

vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso".*<br />

¿Quiere prestar atención nuestra juventud a es invitación? Cuán poco se percatan nuestros <strong>jóvenes</strong> de la<br />

necesidad de dar con su vida y carácter un ejemplo cristiano ante sus <strong>jóvenes</strong> compañeros. Muchos de nuestros<br />

<strong>jóvenes</strong> comprenden la teoría de la verdad, pero cuando pocos comprenden, por conocimiento experimental, la

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