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mensajes para los jóvenes - Iglesia Adventista del Séptimo Día ...

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La sabiduría infinita expone ante nosotros las grandes lecciones de la vida: las lecciones <strong>del</strong> deber y la<br />

felicidad. Son con frecuencia difíciles de aprender; 170 pero sin ellas no podemos realizar verdaderos<br />

progresos. Pueden costarnos esfuerzo, lágrimas y hasta agonía, pero no hemos de vacilar ni desfallecer. Es en<br />

este mundo, en medio de sus pruebas y tentaciones, donde tenemos que obtener la idoneidad <strong>para</strong> estar en<br />

compañía de <strong>los</strong> ángeles puros y santos. Los que llegan a preocuparse tanto con estudios de menor importancia<br />

que acaban por dejar de aprender en la escuela de Cristo, están sufriendo una pérdida infinita.<br />

Toda facultad, todo atributo con que el Creador ha dotado a <strong>los</strong> hijos de <strong>los</strong> hombres, ha de ser empleado <strong>para</strong><br />

su gloria, y es en dicho empleo donde se halla su ejercicio más puro, noble y dichoso. Los principios <strong>del</strong> cielo<br />

debieran hacerse <strong>los</strong> principios supremos de la vida, y todo paso que se dé en la adquisición de saber o en la<br />

cultura de la inteligencia debiera ser un paso hacia la asimilación de lo humano a lo divino (La educación<br />

cristiana, págs. 83, 84).<br />

LO ESENCIAL EN LA EDUCACIÓN<br />

La educación más esencial <strong>para</strong> nuestros <strong>jóvenes</strong> hoy día, la que <strong>los</strong> pre<strong>para</strong>rá <strong>para</strong> <strong>los</strong> grados más elevados de<br />

la escuela celestial, es una educación que les enseñe cómo revelar la voluntad de Dios al mundo (Review and<br />

Herald, octubre 24, 1907).<br />

LA EDUCACIÓN SUPERIOR<br />

Los que se dedican a aprender el camino de la voluntad de Dios, están recibiendo la más alta educación que <strong>los</strong><br />

mortales pueden recibir. Edifican su experiencia, no sobre <strong>los</strong> sofismas <strong>del</strong> mundo, sino sobre <strong>los</strong> principios<br />

eternos (Consejos <strong>para</strong> <strong>los</strong> maestros, pág. 32). 171<br />

49. LA NECESIDAD DE UNA EDUCACIÓN CRISTIANA<br />

DIOS requiere el adiestramiento de las facultades mentales. El se propone que sus siervos posean más<br />

inteligencia y más claro discernimiento que el mundano, y le desagradan aquel<strong>los</strong> que son demasiado<br />

descuidados o insolentes <strong>para</strong> llegar a ser obreros eficientes, bien informados. El Señor nos manda que lo<br />

amemos con todo el corazón, y con toda el alma, y con toda la fuerza, y con toda la mente. Esto nos impone la<br />

obligación de desarrollar el intelecto hasta su máxima capacidad, <strong>para</strong> que podamos conocer y amar a nuestro<br />

Creador con todo el entendimiento.<br />

Si el intelecto es colocado bajo el dominio <strong>del</strong> Espíritu de Dios, cuanto más se lo cultiva, más eficazmente<br />

puede ser usado en el servicio de Dios. El hombre sin instrucción, que es consagrado a Dios y anhela<br />

beneficiar a otros, puede ser usado por el Señor en su servicio, y lo es. Pero <strong>los</strong> que, con el mismo espíritu de<br />

consagración, han tenido el beneficio de una educación cabal, pueden realizar una obra mucho más extensa<br />

<strong>para</strong> Cristo. Se hallan colocados en una posición ventajosa.<br />

LA PREPARACIÓN PARA UN SERVICIO SUPERIOR<br />

El Señor desea que obtengamos toda la educación posible, con el objeto de impartir nuestro conocimiento a<br />

otros. Nadie puede saber dónde o cómo ha de ser llamado a trabajar o hablar en favor de Dios. 172<br />

Sólo nuestro Padre celestial ve lo que puede hacer de <strong>los</strong> hombres. Hay ante nosotros posibilidades que<br />

nuestra débil fe no discierne. Nuestra mente debiera ser enseñada en forma tal que, si fuere necesario, podamos<br />

presentar las verdades de la Palabra de Dios ante las más altas autoridades terrenales y de un modo que<br />

glorifique su nombre. No deberíamos descuidar ni una sola oportunidad de pre<strong>para</strong>rnos intelectualmente <strong>para</strong><br />

trabajar por Dios.<br />

UNA EDUCACIÓN COMPLETA<br />

Pónganse a trabajar <strong>los</strong> <strong>jóvenes</strong> que necesitan una educación, con la determinación de lograrla. No esperéis<br />

una oportunidad; hacedla. Aprovechad cualquier pequeña ocasión que se presente. Practicad la economía. No<br />

gastéis vuestros medios en la satisfacción de vuestro apetito o en buscar placeres. Decidíos a ser útiles y<br />

eficientes como Dios os pide que seáis. Sed cabales y fieles en todo lo que emprendáis. Aprovechad todas las<br />

ventajas que haya a vuestro alcance <strong>para</strong> fortalecer el intelecto. Combinad el estudio de <strong>los</strong> libros con el<br />

trabajo manual útil, y mediante el esfuerzo fiel, la vigilancia y la oración, obtened la sabiduría de origen<br />

celestial. Esto os dará una educación equilibrada. Así se elevará vuestro carácter, y tendréis influencia sobre<br />

otras mentes, haciéndoos capaces de dirigirlas por el sendero de la justicia y la santidad.<br />

Si comprendiésemos plenamente nuestras oportunidades y privilegios se podría llevar a cabo mucho más en la<br />

obra de la autoeducación. La verdadera educación significa más de lo que <strong>los</strong> colegios pueden dar. Aunque no<br />

se debe descuidar el estudio de las ciencias, existe una pre<strong>para</strong>ción más elevada que ha de obtenerse mediante<br />

la comunión vital con Dios. Tome cada estudiante su Biblia y póngase en comunión 173 con el gran Maestro.<br />

Edúquese y disciplínese la mente <strong>para</strong> luchar con problemas arduos en la búsqueda de la verdad divina.

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