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mensajes para los jóvenes - Iglesia Adventista del Séptimo Día ...

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El verdadero éxito es impartido a <strong>los</strong> hombres y mujeres por el Dios que dio éxito a Daniel. Aquel que leía en<br />

el corazón de Daniel, contemplaba con placer la pureza de <strong>los</strong> motivos de su siervo y su determinación de<br />

honrar al Señor. Los que en su vida cumplen el propósito de Dios, deben hacer esfuerzos esmerados,<br />

aplicándose estrecha y fervientemente a la realización de cualquier cosa que él les dé <strong>para</strong> hacer (Youth's<br />

Instructor, agosto 20, 1903) .<br />

GOZO PERMANENTE<br />

Y a lo largo <strong>del</strong> áspero camino que conduce a la vida eterna hay manantiales de gozo <strong>para</strong> refrescar a <strong>los</strong><br />

fatigados. Los que andan en las sendas de la sabiduría, se sienten alegres en gran manera, aun en la tribulación;<br />

porque Aquel a quien ama su alma, marcha invisible junto a el<strong>los</strong>. A cada paso ascendente disciernen con más<br />

claridad el toque de su mano; a cada paso, fulgores más vívidos de la gloria <strong>del</strong> Invisible alumbran su senda; y<br />

sus himnos de loor, que alcanzan cada vez una nota más elevada, ascienden <strong>para</strong> unirse a <strong>los</strong> cánticos de <strong>los</strong><br />

ángeles que están <strong>del</strong>ante <strong>del</strong> trono (El discurso maestro de Jesucristo, págs. 116,117). 149<br />

40. EL EJERCICIO DE LA VOLUNTAD<br />

LA RELIGIÓN pura tiene que ver con la voluntad. La voluntad es el poder que gobierna en la naturaleza <strong>del</strong><br />

hombre, poniendo a las demás facultades bajo su dominio. La voluntad no es el gusto ni la inclinación, sino el<br />

poder de decidir, que obra en <strong>los</strong> hijos de <strong>los</strong> hombres <strong>para</strong> obediencia o desobediencia a Dios.<br />

LA INESTABILIDAD Y LA DUDA<br />

Eres un joven inteligente; deseas hacer de tu vida algo que al fin te haga apto <strong>para</strong> el cielo. Con frecuencia te<br />

desanimas al encontrarte débil en poder moral, esclavo de la duda y gobernado por <strong>los</strong> hábitos y las<br />

costumbres de tu vieja vida de pecado. Encuentras que tus emociones te son infieles a ti, a tus mejores<br />

resoluciones, y a tus más solemnes promesas. Nada parece real. Tu propia inestabilidad te induce a dudar de la<br />

sinceridad de <strong>los</strong> que te quisieran hacer bien. Cuanto más luchas en la duda, más irreal te parece todo, hasta el<br />

punto de creer que en ninguna parte hallarás terreno sólido. Tus promesas son como telas de araña, y<br />

consideras a la misma luz irreal las palabras y las obras de aquel<strong>los</strong> en quienes deberías confiar.<br />

LA FUERZA OBTENIDA POR LA SUMISIÓN DE LA VOLUNTAD<br />

Estarás en constante peligro hasta que comprendas la verdadera fuerza de la voluntad. Podrás creer y prometer<br />

todas las cosas, pero tus promesas o tu fe no tendrán valor hasta que hayas puesto la voluntad <strong>del</strong> 150 lado de<br />

la fe y la acción. Si peleas la batalla de la fe con toda la fuerza de la voluntad, vencerás. No puedes confiar en<br />

tus sentimientos, tus impresiones, tus emociones, pues no son dignos de confianza, especialmente con tus<br />

ideas pervertidas; y el conocimiento de tus promesas quebrantadas y tus votos no cumplidos debilita tu<br />

confianza en ti mismo y la fe de otros en ti.<br />

Pero no tienes por qué desesperar. Debes estar resuelto a creer aunque nada te parezca real ni verdadero. No<br />

necesito decirte que eres tú quien se ha puesto en esta posición no envidiable. Debes reconquistar tu confianza<br />

en Dios y en tus hermanos. A ti te toca someter tu voluntad a la voluntad de Jesucristo, y al hacerlo, Dios<br />

tomará inmediatamente posesión de ella y obrará en ti el querer y el hacer según su beneplácito. Tu naturaleza<br />

entera será puesta entonces bajo el gobierno <strong>del</strong> Espíritu de Cristo, y hasta tus pensamientos le estarán sujetos.<br />

No puedes dominar como deseas tus impulsos, tus emociones, pero puedes dominar la voluntad y hacer un<br />

cambio completo en tu vida. Sometiendo tu voluntad a Cristo, tu vida se ocultará con Cristo en Dios, y se<br />

unirá al poder que está por encima de todos <strong>los</strong> principados y las potestades. Tendrás fuerza procedente de<br />

Dios que te mantendrá unido a su fuerza y te será posible alcanzar una nueva luz, la luz misma de la fe<br />

viviente. Pero tu voluntad debe cooperar con la voluntad de Dios, no con la voluntad de camaradas por medio<br />

de quienes Satanás trabaja constantemente <strong>para</strong> entramparte y destruirte.<br />

¿No quieres relacionarte, sin demora, debidamente con Dios? ¿No quieres decir: "Quiero entregar mi voluntad<br />

a Jesús y hacerlo ahora", y desde este momento estar completamente de parte <strong>del</strong> Señor? Desatiende las<br />

costumbres y <strong>los</strong> fuertes llamamientos <strong>del</strong> 151 apetito y la pasión. No des a Satanás la oportunidad de decir:<br />

"Eres un desgraciado hipócrita". Cierra la puerta de modo que Satanás no te acuse ni te desanime. Di: "Creeré,<br />

creo que Dios es mi ayudador", y hallarás que puedes triunfar en Dios. Si mantienes persistentemente la<br />

voluntad de parte <strong>del</strong> Señor, toda emoción quedará cautiva de la voluntad de Jesús. Hallarás entonces tu pie<br />

afirmado sobre roca sólida. A veces se requerirá toda partícula de voluntad que poseas, pero es Dios el que está<br />

obrando por ti, y saldrás <strong>del</strong> proceso mo<strong>del</strong>ador convertido en un vaso <strong>para</strong> honra.<br />

LA UNIÓN DE LA VOLUNTAD DE DIOS Y LA DEL HOMBRE<br />

Habla de la fe. Manténte de parte de Dios. No pises en terreno <strong>del</strong> enemigo, y el Señor será tu Ayudador. El<br />

hará por ti lo que no puedes hacer por ti mismo. El resultado será que llegarás a ser como un "cedro <strong>del</strong>

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